Hay veces en que como productor uno no piensa en conceptos y justificaciones al momento de crear. Que si este ritmo representa una resistencia hacia la hegemonía sociopolítica, que si esta linea de bajo resume los últimos 500 años de música occidental. Hay veces que simplemente lo que quieres es crear un acertijo sonoro que se rige bajo sus propia lógica; un código secreto en donde cada elemento es un complemento del siguiente y la interacción entre uno y otro embona tan bien como un rompecabezas de miles de piezas y solo tú sabes el significado de la suma del total.Proveniente de la mítica ciudad transfronteriza de Tijuana, Benfika es un enigma al igual que su proyección auditiva. Su música da mucho de qué hablar sin fácilmente poder sintetizarla en palabras concisas. En una reciente entrevista nos platicó que comparte lazos estéticos con su contemporáneo y compatriota Siberium. Esto no sorprende a quién esté familiarizado con ambos proyectos, ya que los ambientes oscuros, fríos y digitales prevalecen, sin embargo, mantienen la distancia apropiada para no llegar caer en una mimetización. Con sonido extrañamente similar y proveniente de la misma región, Benfika continúa en el sendero criptonalista que cimentó su camarada Siberium: Ambos sonidos intrigan más al intentar resolver el acertijo sonoro sobre lo que nos quieren comunicar.Benfika es uno de esos artistas que nos presenta este tipo de enigma y las imágenes que vagamente podemos escuchar son los rincones más profundos de su subconsciente: claroscuros que evocan paisajes post-urbanos, catarsis por medio de voces distorsionadas al borde de la psicosis y arpegios melódicos que nos llevan al inevitable bajón que globalmente se está sintiendo al caer en cuenta que el Internet y la digitalidad no nos va a salvar de nosotros mismos.121214 EP es la primera entrega que nos brinda el elusivo Benfika. Date un viaje dentro de esta simbología criptográfica y ve si puedes llegar a resolverla:
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