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Música

Así estuvo nuestro primer aniversario

Gracias a todos los que lo hicieron, a todos los que vinieron y a todos los que tocaron. #1añoNoisey

Fotos por Bruno Muñoz Tittel

Nada más la llegada a un lugar como el Cabaret Barba Azul es un espectáculo en sí mismo. Hacer una fiesta en la Colonia Obrera ya es un primer filtro para que no lleguen los que no tienen por qué estar ahí. La Obrera es un pequeño rectángulo situado debajo de la zona más bonita del Centro de la Ciudad de México y colinda con la Colonia Doctores, famosa por ser una de las más peligrosas. Sobre todo por el robo de autopartes. Llegar ahí es muy fácil, lo que no es tan fácil es quedarse.

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Muy cerquita del Barba Azul está el Ebro, una cantina bastante concurrida, pero de todas maneras la misma Colonia no es muy transitable, un poco por su reputación y otro poco por lo que se siente estar ahí de noche. Cuando llegamos, íbamos a entrar a otro cuchitril en la contra esquina del lugar. Cuando estábamos huyendo pensando que nos equivocamos de cuento fue cuando vimos el Barba Azul. Entramos rápido hasta donde nos detuvo una cortina pesada de terciopelo rojo. Respiré profundo y la atravesé.

El lugar tiene paredes azules con ficheras carnosas en tercera dimensión. Hay una pista delimitada por cuatro columnas y en cada una de las esquinas que se juntan en el techo para formar el cuadrado de la pista, hay una cabeza de mujer a la que le sale luz roja por los ojos. Los barandales rojos tienen caras de hombres barbados en los extremos, y no es fácil estar ahí adentro sin manosear a alguna de las ficheras atrapadas en la pared.

Los Blenders empezaron a tocar temprano. Mientras sonaba “Chavos Bien” tuve que acercarme a donde estaban los que brincan en las fiestas. Siempre existe un porcentaje muy bajo de gente que se concentra hasta adelante y brincan sin parar. No importa lo que estén escuchando. Todos ya tenían sus Coronas en la mano y no tardaron en empaparme por completo a la hora de los empujones ahí cerquita de Los Blenders. No es la primera vez que hacemos una fiesta con ellos. Y cada vez que los vemos tocar nos vuelven a llevarse nuestros mejores alaridos de felicidad. Gracias Blenders.

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Después de un rato de dispersión (era muy fácil distraerse porque, además de los detalles en las paredes, habían niñas repartiendo tubitos de Jäggermester frío todo el tiempo) vi bajar a Dan Deacon por las escaleras. “Ahí está Dan Deacon” le dije a nadie porque nadie me estaba escuchando. De repente empezó a sonar un chillido agudo desde la bocina y nos pegamos como moscas de regreso al frente. Deacon orquestaba con sus manos los efectos que su ruidero felizote causaba en nosotros. Fue una verdadera fiesta llena de felicidad. Un ravesito dosificado. En algún punto pidió que hiciéramos un círculo en el centro de la pista y pasó a una pareja. Les dijo que bailaran y que escogieran un reemplazo cuando quisieran. Poco a poco se fue llenando de parejas eufóricas hasta que se convirtió de nuevo en una masa brincadora.

Luego de un rato de destruirnos la sinapsis cerebral dividió a la raza en dos bloques y al frente de cada uno puso a un líder para que todos copien sus movimientos. Como en la dinámica anterior, ellos mismos tenían que buscar su remplazo en cuanto quisieran. Nunca creí que se podía hacer eso con gente adulta. Eso solo significa que subestimo demasiado la capacidad humana. Toda la gente estaba eufórica y llena de cerveza.

La última dinámica de Deacon fue hacer un túnel de personas que se conectaba con las escaleras para formar un circuito de personas corriendo por los dos pisos. Las carcajadas eran inevitables. Después de eso seguimos brincando. Bailando solos pero todos juntos. Hasta que algo o alguien tuvo que parar esa carrera.

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Luego entró Chico Sonido al quite con su computadora y sus chicas twerkeadoras. Hubo handstand twerking, flying twerking, floor twerking, twerking acuático, slap twerking, multi twerking, anti twerking, back twerking, slam twerking, twerking de pueblo, twerking de mercado, bad twerking, fine twerking y todo tipo de twerking dentro de unas medias de red y unos hot pants. Se rifó con una versión reggaetoneada de “Hot N*gga” de Bobby Shmourda y nos tuvo a todos perreando hasta que se terminó la fiesta.

La fiesta no hubiera sido nada sin los que nos acompañaron a festejar.