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Música

Cuándo las bobas niñas nice escuchaban buena música: 20 años del soundtrack de Clueless

Hubo un momento en que las bobas niñas nice escuchaban mejores propuestas musicales que Belinda, como las rolas más hardcoreras de los Beastie Boys o el ska brutal los Mighty Mighty Bostones

Hubo un momento en que las bobas niñas nice escuchaban mejores propuestas musicales que Belinda, como las rolas más hardcoreras de los Beastie Boys o el ska brutal los Mighty Mighty Bostones.

Justo a la mitad de la última década del siglo XX, Beverly Hills 90210 no sólo arrancó el final de su quinta temporada; también fue el inicio del desplome, un rating que no volvería a batir récords. De los 21.1 millones de televidentes registrados tan solo una temporada anterior, para 1995 apenas llegaron a los 14.6 millones de audiencia. La serie de Aaron Spelling que supuestamente nos ofrecía la intromisión a la cotidianeidad de un grupo de jóvenes habitantes del barrio más opulento y famoso de Los Ángeles, mediante las aventuras de los gemelos Brandon y Brendan, además de sus amigos Kelly y Dylan y el resto de la pandilla bastante olvidable, no pudieron darle continuidad al espíritu adolescente y terminaron por escribir el más común e ingenuo de los melodramas, no muy lejos de la premisa de “Los ricos también lloran”.

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En cualquier caso, el morbo y la intriga marrana se mudaron a Melrose Place, donde también escuchaban mejores mixtapes que los riquillos del este angelino. Basta recordar ese glorioso one hit wonder de Letters to Cleo, “Here and Now”, sencillo clave en el soundtrack de Melrose Place.

Pero entonces llegó a la pantallas cinematográficas de 1995 Clueless, cinta de Amy Heckerling que con un humor camp, de algún modo retorcía, para bien, el deslumbramiento acartonado de Berverly Hills, pues el objetivo era el mismo: mostrarnos la vida de esos jóvenes que llegan a la high school en autos convertibles. En México la exhibieron bajo el título de Ni idea.

La historia se basaba en la novela Emma de Jane Austen y el protagónico caía en manos de la rubia Alicia Silverstone interpretando a Cherilyn "Cher" Horowitz, a la que ya reconocíamos gracias a los videos que dieron vida a los sencillos del Get A Grip de Aerosmith, pero sin duda fue Clueless su lanzamiento oficial al estrellato hollywoodense. Por ahí también debutaba una hasta entonces desconocida Britany Murphy en el papel de Tai, la clásica chica ingenua y desaliñada que gracias a la buena voluntad de Cher y su mejor amiga Dionne Davenport —las adolescentes líderes populares de la Beverly Hills Highschool— termina siendo una de las más buenotas y fashionistas de su generación.

A diferencia de la serie 90210, en Clueless la historia se sostenía en la burla, quizás un poco autocontenida, pero burla al fin y al cabo, mostrando los berrinches de las niñas millonarias, su obsesión vital por permanecer en el círculo de la popularidad, la peculiar (por no decir ridícula) forma de entender el altruismo que les calma la conciencia después de sus dosis de consumismo ilimitado, o los afroamericanos burgueses invirtiendo miles de dólares para conseguir un look de rapero marginal.

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Y el soundtrack capturó el espíritu mordaz del guión, así como el furor alternativo del momento.

La banda sonora tuvo el puntual acierto de recorrer todos los géneros que harían del rock alternativo ese referente nostálgico al que habría que voltear cuando los indies quisieran se reconocidos como tales. Había happy punk californiano, cortesía de los Muffs, cuya vocalista Kim Shattuck sentaba el referente para una acartonada Avril Lavigne, y punk tirándole a lo emo que en ese entonces ni sus luces, hecho por los Smoking Popes de Chicago; shoegaze y dreampop de manufactura intachable desde Washington DC, por los injustamente efímeros Velocity Girl; gangsta rap de Coolio; la psicodelia auténticamente influenciada por el country de Cracker, cuyo vocalista tenía en su currículo nada más y nada menos el puesto líder de los legendarios Camper Van Bethoven; el revival disco underground propuesto por las Lucious Jackson (a veces conocidas por ser las protegidas de los Beastie Boys —de ahí que muchos se referían a ellas como las Beastie Girls). Los Counting Crows participaban con un melancólico y potente cover de “Ghost In You” de los Psychedelic Furs.

Pero no todo era orgullo gringo. La alternativa británica se hacía presente con los Lightning Seeds, Supergrass y ese sencillo que se volvió un clásico instantáneo, “Alright” y Radiohead, la banda consentida del hermanastro de Cher y que esta odiaba: “¿Por qué los universitarios creen que escuchando música triste se verán más interesantes? Ninguna chica que valga la pena quiere de marido a un hombre que escuche música triste” decía ella cuando veía a su hermanastro escuchando “Fake Plastic Trees”. Mientras tanto, los Beastie Boys zarandeaban la armonía de Beverly Hills con su track “Mullet Head” que es puro hardcore veloz y ponzoñoso.

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Cher soltaba ocurrencias como “Las chicas de Beverly Hills no necesitamos saber estacionar el auto. porque a dónde vayamos siempre habrá un valet parking que lo haga por nosotras”. Auténtica boba niña nice. Una pendeja. Pero los diálogos descarados y el vestuario fashionista llevado a la farsa propia del cómic convirtió a Clueless una película de culto casi de inmediato. La comunidad gay la adoptó a modo de referente de la cultura pop y actualmente muchas dragas continúan robándose los modelitos de Cher y sus amigas.

Dado el éxito de Clueless se intentó hacer una serie de televisión con todo el cast original del film excepto Silverstone, pero por supuesto, no tuvo el mismo éxito.

Por estos días, lo más rudo que escuchan las morras nice es una que otra balada de Muse o de Breaking Benjamin. Quizás esas que le hacen a la mota se sientan muy alternativas cerrando los ojos con Lana del Rey o Lorde, pero hasta ahí; después viene la debacle sinvergüenza e impune, se ponen hasta la madre con los sencillos de Old Dominion o los remedos de trap de Justin Bieber o Enrique Iglesias feat. Nicky Jam o Belinda.

Y ni se diga los gays que juran sentirse novísimos por contonearse con los remixes de Sam Smith en colaboración con Disclosure o Adele o Selena Gomez —ni si quiera son tan valientes como para entrarle a la mancuerna que esta última hizo con A$AP Rocky.

Belinda se asume como bromista Billboard del humor negro pop al “desafiar” a las bobas niñas nice mediante un video de look skate de ofertas de Forever 21 y ahí están: las pistas de baile de los Cabaretitos estallando de furia deslactosada, coreando el grito de guerra escolar de Belinda asumiendo una oposición a lo nice desde estribillos diabéticos. Generando más pena ajena que auténtica ironía.

Wences a veces extraña los noventa. Síguelo en Twitter — @wencesbgay