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Vigilando a la policía

En barrios negros de EU están usando cámaras para grabar los abusos de policiales
Kim Ortiz, elemento de Copwatch, observa la interacción entre policías y personas sin hogar afuera del Pathmark en East Harlem, Nueva York. Fotos por Tess Owen.

Cuando tres oficiales del Departamento de Policía de Nueva York (NYPD, por sus siglas en inglés) detuvieron a Alvin en la calle, sujetándolo de los brazos, el joven de 16 años recordó lo que su padrastro, Jose LaSalle, siempre decía: "Vigila a la policía". A Alvin le tocó una de las más de 500 mil revisiones que la policía realizó en 2011. Pero a diferencia de las otras personas detenidas en la calle, Alvin grabó lo ocurrido en su celular. Cuando Alvin les pidió que le explicaran por qué lo habían detenido, uno de los oficiales dijo: "Por ser un maldito mestizo". El video se hizo viral, dio origen a una investigación y ayudó a que la opinión pública se opusiera a la política de detenciones arbitrarias.

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En agosto, a unas cuadras de donde habían detenido a Alvin en East Harlem, su padrastro

vigilaba a los policías. Vestido todo de negro y con cámara de video en mano, LaSalle caminó directo hacia una patrulla, como si los oficiales se encontraran perdidos y le hubieran hecho señas para pedirle indicaciones. La Salle les sonrió, dejando ver su diente de oro. Los policías levantaron la mirada y fijaron su atención en la sencilla placa que traía en la playera y que decía: "Unidad de Vigilancia Copwatch. El que calla otorga".

"Buenas tardes", dijo LaSalle. "Se detuvieron muy por delante de la pintura", añadió. LaSalle tenía razón. La patrulla se encontraba invadiendo un paso de cebra que divide el tráfico del transitado cruce de Harlem. Pero los policías sólo lo voltearon a ver, medio confundidos, y se marcharon cuando el semáforo se puso en verde.

"No tienen permitido hacer eso", dijo La Salle. "Y lo saben". Anotó lo sucedido en un pequeño bloc de notas. El bloc estaba lleno de páginas y páginas con infracciones, menores y graves, que los policías han cometido y que el propio LaSalle ha visto, grabado y registrado.

Jose La Salle tomando nota de la mala conducta, menor y grave, de los oficiales.

La Salle es una pequeña parte de un movimiento mucho más grande. Durante el año pasado, debido a los muy sonados titulares de la violencia policial en Ferguson, Nueva York y Baltimore que indignaron a millones en Estados Unidos, ciudadanos en todo el país se han organizado en pequeños grupos. Con uniformes improvisados y a la moda, y armados con cámaras de video, estos grupos comenzaron a patrullar las calles para documentar la mala conducta de los policías. Este movimiento sin un líder en particular se ha iniciado en varias ciudades del país, de Oakland a Baltimore y hasta Ferguson, en respuesta a los últimos 22 años en los que la confianza en el uso de la ley ha sido baja. Eso es Copwatch (que significa algo así como "vigilancia de policías").

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Hace más de 15 años, mucho antes de que YouTube y las cámaras de los celulares permitieran hacer virales los videos sobre la violencia policial, Jacob Crawford comenzó a grabar a los oficiales en California del Norte. Durante los últimos años, Crawford ha visto cómo Copwatch ha pasado de ser un pequeño grupo de activistas a convertirse en un movimiento nacional. En 2012, Crawford ayudó a fundar We Copwatch, una coalición que ha entrenado a los elementos de Copwatch en varias ciudades. "Estamos a punto de lograr que Copwatch esté presente en las comunidades que más lo necesitan", dijo.

Cuando Darren Wilson le disparó a Michael Brown en Ferguson, Missouri, en agosto de este año, Crawford se trasladó al lugar del crimen. En medio de las protestas y la indignación, Crawford organizó una serie de capacitaciones de Copwatch, y ayudó a recaudar miles de dólares para comprar cámaras para la gente del vecindario en el que vivía Brown. "Es una forma de hacer que la gente se tranquilice y se mantengan a salvo unos a otros", explicó Crawford.

El grupo que entrenó a personas en Ferguson ahora se llama Canfield Watchmen, porque así se llama el conjunto departamental donde vivía Brown. David Whitt todavía vive en Canfield Watchmen, cerca de donde el cuerpo de Brown yacía tras ser balaceado en la calle, y ahora ayuda a coordinar a los elementos de Watchmen. "La mayoría en Canfield opina que no se puede confiar en los policías", dijo. "Todos tenemos que vigilarlos. Es una cuestión de supervivencia".

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Desde la muerte de Brown, Whitt y su compañero de Watchmen se consideran un escudo protector de su vencindario. Cuando la policía se aparece, Whitt y su equipo llegan al lugar, armados con cámaras. Whitt piensa que ése sería un lugar mejor si la policía desapareciera por completo. "No necesitamos que la policía ande por las calles hostigando gente", dijo. "Son matones, lo que necesitamos es un equipo de respuesta de emergencia que sólo se presente cuando lo llamemos".

No todos están a favor de desaparecer a la policía como Whitt, algunos incluso trabajan con las autoridades para abogar por reformas. "Todos estos grupos están motivados por la creencia de que las comunidades deben controlar a la policía", dijo Alex Vitale, un profesor de sociología en la Universidad de Brooklyn que estudia la vigilancia policial. "Se considera como un mecanismo para crear algo de responsabilidad social".

Tan solo en Nueva York, hay diferentes grupos de Copwatch con opiniones diferentes. Algunos se suman a la organización no lucrativa llamada la Justicia del Pueblo, que tiene un enfoque más pacífico. Y otros, como el grupo LaSalle, son un poco más radicales y confrontan a los oficiales con preguntas.

En una noche de agosto, LaSalle se reunió con Steve Cruz, capitán de la unidad de patrullaje de Harlem, y otro compañero de Copwatch afuera de una gasolinera entre la Primera Avenida y la 117a oriente, donde cuatro policías vestidos de civiles habían confiscado una sucia bicicleta armada. "Mira", dijo LaSalle. "Van sobre ella como si se tratara de una gacela muerta".

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Un grupo de chicos del vecindario se acercó a la gasolinera. El más valiente de todos, confiado porque estaba LaSalle, se atrevió a subirse a su bicicleta y andar sobre la banqueta: transgresión acreedora a multa. "Oigan, muchachos, ¿por qué no se van a resolver verdaderos crímenes?", dijo uno de los adolescentes en tono de burla. Mientras tanto, La Salle observaba que uno de los oficiales traía su placa de cabeza. "Una infracción", anotó La Salle. Luego fue a decírselo a sus compañeros, y todos se alejaron de las luces neón verde de la gasolinera. Los chicos del vecindario se dispersaron de inmediato.

Cari Thotlife se detiene para grabar a unos oficiales no uniformados.

Además de supervisar a la policía, Copwatch también cambia el equilibrio de poder en la calles de vez en cuando. A pesar de que los gobiernos y el Departamento de Justicia asignan fiscales independientes para la violencia policial e impulsan la política de armar a los policías con cámaras en su uniforme, los que forman parte de Copwatch consideran que las cámaras deberían grabar solamente a los policías.

"Importa quién está viendo a través del lente de la cámara", dijo Nikki Jones, un profesor de estudios afroamericanos en la Universidad de Berkeley, en California. "La policía usará los videos de sus cámaras sólo para sus intereses". La cámara se puede prender y apagar, el video se puede alterar o editar después un incidente. "Nos han enseñado que la violencia policial se debe controlar de manera institucional", añadió. "Pero la popularidad de Copwatch es un fuerte indicador de que la policía no tiene verdadera legitimidad en muchos vecindarios".

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Desde que, Kim Ortiz, miembro de Copwatch, tiene memoria, se le enseñó que la policía estaba de su lado. Los policías iban a las escuelas a las que Ortiz asistía en East Harlem, en el Bronx, a enseñarles a los alumnos que "los policías son buenos y las drogas son malas". Pero a los siete años de edad, cuando iba caminando a la oficina postal con su abuela, se dio cuenta de que esto no era así siempre. "Vi a un joven de piel oscura con una playera verde", recordó Ortiz, "iba corriendo por la calle, luego escuché un ruido muy fuerte y enseguida el joven cayó al suelo". Años después, su abuela le explicó que al joven lo habían matado los policías de un disparo. Al darse cuenta de que la policía podía dispararle a la gente en la calle, y que de hecho lo hacía, Kim quedó en shock.

En una de las últimas rondas de vigilancia, Ortiz repartió volantes para informar a la población sobre sus derechos y explicarles qué es Copwatch. Algunos peatones sugirieron barrios que, consideraban, necesitan más vigilancia. Ortiz anotó sus recomendaciones en su libreta. "Estamos tan acostumbrados a ver cómo detienen gente y la revisan que ya nos seguimos de largo", dijo.

Además de responsabilizar a la policía, Ortiz espera movilizar a otros para confrontar a la policía en sus comunidades. "No necesitas un movimiento como Copwatch, necesitas un celular", dijo. Esto es algo que todos los Copwatch quieren, que los equipos de vigilancia en algún momento sean comunidades enteras que supervisen cualquier acción de los policías como su derecho. Consideran que hasta entonces, y sólo entonces, la violencia policial será algo del pasado.

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Incluso así, la sola presencia de un elemento de Copwatch no garantiza que la policía se responsabilizará de sus actos. Cuando el oficial de policía Daniel Pantaleo estranguló a Eric Garner el año pasado, a pesar de que todo estaba en video, el oficial fue absuelto de toda culpa. Una reciente investigación de VICE News reveló que sólo a 1.5 por ciento de los oficiales involucrados en las muertes de civiles se les ha detenido o acusado por tal delito; esto a pesar de las masivas protestas de Copwatch en las calles.

"No sé cómo sería una policía perfecta, pero puedo decirles que no me voy a quedar esperando a que aparezca", dijo Crawford, de We Copwatch. "Lo más importante es que todos se conviertan en Copwatch, que estos espacios no sean temporales".

Esta visión utópica de un mundo sin policías no impide que los Copwatch estudien y aprendan el protocolo policial. Tanto Cruz como LaSalle tienen un conocimiento enciclopédico del reglamento de la Policía de Nueva York, y disfrutan mucho llamarle la atención a los policías por transgresiones menores. Esta técnica, irónicamente, surge de la estrategia policial conocida como "ventanas rotas", según la cual las autoridades reprimen ofensas menores —como cuando un niño anda en bicicleta sobre la banqueta— con la idea de que si se controlan estas infracciones, se pueden evitar delitos graves.

La Salle usa la misma lógica cuando se trata de vigilar policías. Una pequeña infracción al reglamento de policía —como no portar correctamente su placa o identificación— puede sentar precedentes peligrosos para futuras infracciones cuando nadie está mirando, las cuales podrían ser más graves. "Queremos ser una mosca que les zumba al oído", dijo. "Ellos utilizan sus 'ventanas rotas' con nosotros y nosotros se las regresamos".

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Las autoridades ya han comenzado a percatarse de esto. Una reciente investigación del portal estadunidense The Intercept informó que la unidad de inteligencia antiterrorismo de Nueva York vigila a individuos involucrados en el movimiento Black Life Matters (La vida de las personas negras importa). LaSalle se encuentra entre quienes los agentes encubiertos siguen de cerca. Los agentes vigilan su participación en la protestas y han distribuido su foto dentro del departamento de policía.

En Thee RANT, un foro anónimo en línea para policías, estos se refieren a LaSalle y sus compañeros de Copwatch como "pendejos", "salvajes narcotraficantes ex convictos" y "putos". "Pareciera que no se puede llegar a un consenso sobre cómo lidiar con todos estos 'camarógrafos'", escribió un usuario el año pasado. "Tengo una idea de qué voy a hacer cuando se presente la situación, pero hasta que esto suceda, no voy a decir nada, pues seguro dará mucho de qué hablar".

Russell Williams, un policía retirado que trabajó para el NYPD durante 26 años, dice que la mayoría de los policías están preocupados porque, en muchos de los casos, las personas que son parte de Copwatch sólo llegan a la escena del crimen una vez que éste ya se cometió y "por lo tanto puede que no tengan todo el contexto y piensen que la policía sólo está molestando a alguien sin ninguna razón". Williams también dice que en ocasiones no comprenden que el cumplimiento de la ley conlleva problemas. "Cualquier buen policía debería estar en contra de la brutalidad", dijo Williams, pero "a veces tienen que recurrir a la fuerza, y no es algo lindo". El Departamento de Policía no dio comentario alguno sobre el tema.

En medio de la agitación civil tras la muerte de Brown y Garner, LaSalle asistió a la reunión mensual del Comité de Apelación en Materia de Derechos Civiles, un organismo independiente cuyo propósito es investigar las denuncias contra la policía. LaSalle se puso de pie frente al comité y comenzó a leer una lista de infracciones que habían cometido algunos policías, muchas de estas infracciones eran menores, como el usar el celular durante su guardia o escupir en la calle.

"Cada vez que vemos a un oficial hacer algo que no debería estar haciendo", dijo LaSalle, "hacemos una denuncia". Hasta ahora LaSalle ha hecho más de treinta denuncias ante el comité, a pesar de que no tiene mucha fe en el proceso. "Los policías se dicen a sí mismos: 'Los del comité son una burla. No me voy a preocupar por ellos'".

Así que LaSalle sigue involucrándose en los movimientos, registrando infracciones y denunciando. Al igual que la mayoría de los Copwatch, LaSalle sabe que al confrontar policías, se está enfrentando a un enemigo muy incrustado en el sistema estadunidense que les lleva la delantera a él y a sus compañeros.

"Es cierto que todos en Copwatch se la van a ver difícil al tratar de revolucionar por sí mismos la vigilancia policial", explicó Vitale. "Pero Copwatch está atrayendo a mucha gente y está creando un movimiento mucho más grande… El cual puede ser muy poderoso".