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Actualmente las clases se imparten en sótanos de hospitales o bloques de oficinas abandonados, o en casa de la profesora, de forma muy silenciosa. Lo más frecuente es que la profesora marque el compás para las bailarinas, en lugar de arriesgarse a poner música y que los vecinos se enteren.Azar*, la anciana profesora de ballet de Ada, reflexiona sobre la constante amenaza de la intervención policial. "En cualquier momento puede aparecer la policía y arrestarnos a todas", afirma. "No paro de decir a mis estudiantes que no puedo garantizar su seguridad, pero intento tener mucho cuidado. Únicamente acepto estudiantes que traigan referencias de otras estudiantes e intento no dedicar demasiado tiempo a anunciarme, a diferencia de lo que hacen otras profesoras, que entregan tarjetas por la calle".Fabrico zapatillas de baile. No pueden prohibir que fabrique zapatos.
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La actitud de Nassrin es un cambio de rumbo bastante reciente en la escena del baile en Teherán. Cuando Ada empezó a asistir a las clases, a la gente le preocupaba mucho más que la arrestaran. Ahora me dice que han establecido una especie de rutina familiar con la policía. "Ellos [el gobierno] siguen afirmando que el baile es pecado, así que no puedes bailar a menos que pagues algún soborno, y entonces sí puedes hacerlo, pero clandestinamente… Porque es pecado…".Las bailarinas todavía deben ocultar las lecciones a sus familiares, las profesoras siguen marcando el compás en silencio y los fabricantes de zapatillas siguen siendo pocos y fabrican los pares con cuentagotas. Pero las oportunidades de bailar en público van en aumento, aunque sigue siendo ilegal que las mujeres bailen delante de los hombres, de modo que el único público permitido está compuesto de otras mujeres.Ellos [el gobierno] siguen afirmando que el baile es pecado, así que no puedes bailar a menos que pagues algún soborno, y entonces sí puedes hacerlo, pero clandestinamente…