"El sabor de sus pezones es horrible": ¿Qué es lo que no te gusta de tu pareja?

Siempre está esa pequeña cosita por la cual le mentamos la madre a nuestras parejas y que se la contamos a nuestros amigos cada vez que nos pasamos de cervezas con ellos. Esa pequeña costumbre, movimiento, actitud, rasgo, que apenas la vemos manifestada hace que en cuestión de segundos explotemos y nos prendamos en fuego sin mayor razón.

Los detalles diarios son los que fortalecen una relación, y a la vez, son estos mismos eventos cotidianos que —aunque parezcan pequeños— a veces terminan por dañar nuestras relaciones.

Hablamos con varias personas para saber qué es lo que no soportan de sus parejas.

Ella es un poco descuidada con su look, conmigo ha aprendido a arreglarse más y maquillarse un poco. Yo hasta le sugerí las marcas de cremas que tenía que usar para el cuidado de su cara, ya que ella lo máximo que ha hecho por el cuidado de su piel es enjuagársela con agua y ya.

A veces siento que es muy celosa, invade mis cosas de sobremanera y siempre me pregunta cada vez que siente que ''el ambiente está raro'' si me pasa algo o estoy triste, y esto es un poco incómodo. También me he dado cuenta que se me queda mirando mucho, así estemos en una librería, bar, o donde sea, y esto es un poco creepy pero creo que ya es cotidiano para mí.

Pero, sin dudas, lo que más detesto y la razón por la que más peleamos, es debido a que ella ama la comida chatarra y los lugares poco elegantes. Creo que la cita más romántica que hemos tenido ha sido en un Burguer King —y lo de romántico lo digo por el aire acondicionado del lugar—, además de que le gusta comer en su casa o en cualquier lugar de mala muerte que vea en la calle.

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Su madre es otra pesadilla, la controla mucho y no la deja llegar tarde a su casa, creo que lo más tarde que he llegado a estar con ella en la calle es alrededor de la 1:00 AM. Siempre que tenemos citas o hacemos algo es de día, es como si fuese una cenicienta de la nueva era, a veces la molesto con eso.

Mi anterior relación fue con un hombre, por lo que a veces extraño los penes, y no siento que las vaginas sean tan divertidas para mí. Disfruto muchísimo que ella me dé sexo oral, pero yo no disfruto mucho hacérselo a ella. Hace poco decidimos comprar un vibrador de esos strap on, para ver si nos va mejor en el sexo.

Es raro, ya que siento que los penes me excitan un poco más que las vaginas, pero igual me gusta muchísimo cuando ella me coge.

—María, 23 años

Mi novio fuma mariguana apenas se levanta, y lo sé porque siempre me envía por Snapchat un video fumando a las ocho de la mañana con el título "wake and bake". Al comienzo me parecía gracioso, pero llegó un momento en que lo empezó a hacer todos los días y nuestras conversaciones se basaban en lo drogado que estaba.

Su excusa para fumar en las mañanas es que trabaja en una papelería, específicamente en la parte de atención al cliente, y entonces para poder soportar a toda la gente que atiende a diario dice que tiene que fumar.

No tengo mucho problema con eso, pero siempre le digo que cuando esté conmigo no llegue drogado o al menos que me espere para fumar juntos, y así al menos compartir. Me gusta la mariguana, pero pienso que hay momentos para fumar y estar tirados en cama, y otros para ser personas funcionales con responsabilidades.

Es lo que menos soporto de él, y la mayoría de nuestras peleas son por eso. Llevamos ocho meses juntos y sólo ha venido a casa par de veces, ya que mi mamá lo vio llegar con los ojos rojísimos una vez, y me dijo "a ese mariguano no quiero verlo en esta casa".

—Elizabeth, 25 años.

Me casé y tengo una hija, algo poco común para mis 28 años. A los seis meses de estar saliendo con mi esposa, salimos embarazados y bueno, decidimos casarnos.

Ella viene de una familia muy chapada a la antigua, y apenas su padre se enteró de que estaba embarazada, la mandó a casarse conmigo o de lo contrario la amenazó con no entrar más a su casa. Nos casamos un poco presionados y bueno, nos mudamos juntos a un departamento que le regaló su padre para que empezáramos nuestra vida de esposos.

Hay muchas cosas que no te dicen sobre vivir juntos, por ejemplo hay veces que no quieres dirigirle la palabra a nadie y, cuando vives con tus padres o solo, no hay problema ya que puedes encerrarte en tu cuarto y poner Netflix. Ahora, de casados, y con hija, todo el día en el departamento hay ruido o algún llanto de mi hija, entonces la privacidad casi desaparece.

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Hasta el uso del baño se puede volver un problema, así que recomiendo a todas las parejas del mundo usar baños separados, esto puede salvarles su matrimonio. Recuerdo una vez en la que yo tenía diarrea, y el olor quedó impregnado en nuestro cuarto, imagino lo incómodo que habrá sido para ella oler mi mierda por horas hasta que el olor se esfumara.

Ahora, hay algo por lo que me quejo todos los días y ella lo sabe: sus pedos en la cama a la hora de dormir. Ella me dice que es algo que no puede evitar, y que le pasa desde niña, es como si todas las ganas de tirarse un pedo en el día las guardara para la hora de dormir.

Es terrible, y he tenido que usar una pequeña dosis de pastillas para dormir o té de valeriana para dormirme rápido y que el olor de sus pedos no me moleste. Lo más raro de todo es que mientras está durmiendo, también lo hace, es algo que jamás pensé posible.

—Ricardo, 28 años.

No tengo problemas con un poco de vellos en la vagina, como las chicas en las pornos. Sin embargo, siempre me han gustado mis parejas bien depiladas, me parecen muy sexys las chicas que siempre lo están, sobre todo en las piernas, nada me prende más que eso.

Quizás esto me toca por karma, o qué sé yo, pero aún no he encontrado la manera de decirle a mi pareja que me saca de quicio verle las axilas con un poco de vellos o sentir sus piernas filosas debido a que ya lleva días sin depilarse. Me pongo de mal humor, y hasta me baja las ganas de coger.

Recuerdo una vez que mi pareja tenía una playera sin mangas, y apenas levantó los brazos… me di cuenta que no se había depilado por bastante tiempo. Aún repito en mi cerebro esta imagen y juro que desde ese día ella es menos atractiva para mí. Sé que suena estúpido, y de seguro en algunas semanas esto se me olvida, pero no sale de mi cabeza esa imagen. Cuando me habla por whatsapp y veo su foto de perfil, imagino sus axilas velludas y la empiezo a tratar mal. Apenas llevo 1 mes saliendo con ella, quizás es falta de confianza o pena, pero en algún momento se lo diré ya que esto es algo crítico para mí. La verdadera razón es que me recuerda a mi madre, ya que ella siempre dejaba la puerta de su baño abierta y yo la veía a veces depilarse… lo cual me marcó y desde ahí siento un asco profundo a esto.

—Marcos Julio, 22 años.

Estoy enamoradísimo de mi novia, no me tomen a mal; apenas la veo actúo como un tonto y me encanta pasar el mayor tiempo posible con ella. Desde ver Netflix, escuchar su Discovery Weekly de Spotify —que es particularmente increíble— o cocinarle cualquier cosa luego de fumar un poco con ella.

A ver, la única cosa que odio y que no tengo el valor de decírsela —ya que en verdad ella es una chica adorable y estoy seguro que lloraría por horas si se lo digo— es que me caga de sobremanera que me diga "te amo" mientras estamos cogiendo. No sé qué maldita película de amor habrá sido la que impuso esta moda en el mundo, pero para mí en el sexo no deberían de haber estas demostraciones románticas de amor, para mí dentro de la cama todo tiene que ser muy salvaje, como si no hubiesen sentimientos. Ya luego si después de tener sexo quiere estar acostada conmigo, no tengo problemas.

La primera vez que esto pasó, no le di mucha importancia ya que pensé que sencillamente ella la estaba pasando muy bien y bueno, quiso decirlo. La cuestión es que ahora ella me dice "te amo" cada vez que tenemos sexo, y esto hace que se me bajen las ganas y todo se vaya a la mierda. A veces quisiera decirle algo como "me puedes comentar en una foto de Instagram que me amas, un mention al twitter, taggearme en videos cursis de Facebook pero, por favor, no me digas que me amas cuando tienes mi pene en tu boca, mi amor".

—David, 29 años.

Amo su cuerpo. Es perfecto y no cambiaría absolutamente nada de él. Siempre que estoy con ella las manos se me van y terminamos teniendo sexo donde sea: cocina, auto, baño, muebles y hasta encima del piano de su casa.

Ahora, a mí me encantan los senos, soy una persona que ama los senos, me parecen una de las mejores cosas que existen en el mundo. Son perfectos, te caben en tu mano y puedes apretarlos, morderlos, besarlos, y además se ven bien con ropa y sin ropa. Indudablemente es la parte que más me gusta del cuerpo de una mujer y no me importa el tamaño, he estado con chicas que los tienen pequeños, normales, o muy grandes, en realidad esto me da igual, ya que para mí son senos y ya.

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Llevo saliendo seis meses con mi actual pareja, y repito —quiero que quede claro que su cuerpo me gusta mucho—, el sexo es muy bueno con ella. Lo único que odio, con toda mi alma, es el sabor de sus pezones: es como si le pasaras la lengua a una batería Duracell, es exactamente lo mismo, hay algo ácido en sus senos que no me deja disfrutar de ellos al cien por ciento.

Tuve que colocar en el buscador de Google "pezones con sabor raro" y para mi sorpresa, esto no era poco común. Según lo que encontré, la razón por la cual sus senos saben así es debido a sus niveles de prolactina. No soy doctor y sé una mierda de medicina, así que le sugerí que fuese al ginecólogo para que le diera una opinión experta sobre esto, ya que le mentí y le dije que en Google salía una información de que esto podía ser una "infección". Fue un acto desesperado, pues yo de verdad necesitaba que sus pezones tuviesen un sabor "normal".

Ella me hizo caso y asistió al ginecólogo, pero para mi desgracia, ese pinche doctor le dijo que no tenía problema alguno y que "simplemente el PH o concentración de cada cuerpo es distinto, y que el sabor de sus pezones era normal". Aún le sugiero gentilmente que vaya a otro ginecólogo a ver si le da una opinión distinta, ya que de verdad, esto hace que mi experiencia sexual con ella sea menos placentera ya que, de verdad, tengo muchísimas ganas de lamerle los pezones y disfrutarlo al máximo.