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Drogas

Consejos de fans expertos para entrarle al LSD

Lo que debes y no debes hacer según tres veteranos del ácido.
Foto: VICE

Meterte un ácido puede ser una experiencia maravillosa y reveladora o una realmente traumatizante. El efecto que el LSD provoca en sus consumidores a menudo depende del ambiente, su estado mental y el ánimo que tengan cuando lo toman. Como los resultados pueden ser tan variados de persona en persona, me preguntaba cuáles serían las constantes, ya sea que se traten de particularidades que experimentes cuando apenas comienzas o después de haber experimentado en varios estados mentales, de vez en cuando o durante años sin parar.

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Para resolver estas dudas, contacté a tres pioneros del LSD en Dinamarca, para explotar sus décadas de experiencia y saber como tomar esta droga en diferentes etapas de la vida puede cambiar tu percepción del mundo.

Peter Ingemann, 74

Foto cortesía de Peter.

VICE: Hola, Peter, ¿cómo fue tu primer viaje?
Peter: Yo creo que no muy diferente a la mayoría de la gente que experimenta con el LSD por primera vez. Fue como ponerse lentes nuevos. Los objetos físicos comenzaron a cambiar de tamaño y forma, y empecé a pensar diferente sobre las cosas. Es difícil de explicar a alguien que no lo ha probado.


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¿Cómo afectó el LSD tu vida?
Siempre le digo a la gente que el LSD te permite probar un estado temporal de locura. Puedes compararlo a cómo funciona el sentido del olfato de un perro. Como muchos otros animales, los perros tienen un olfato muy desarrollado, mientras que los humanos no. Si el olfato de un perro es del tamaño de un campo de futbol, el olfato humano es del tamaño de una estampilla. Tomando esto en cuenta, es imposible imaginar exactamente cómo los animales experimentan el mundo a través del olor. El LSD es algo parecido. Te permite ver un destello de un mundo que es mucho más amplio que el nuestro.

Creo que consumir ácido te vuelve humilde y te hace consciente del hecho de que la realidad no siempre es lo que parece. Al mismo tiempo, es importante recordar que la vida común y corriente es dura y tus problemas no se resolverán con el LSD.

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¿Qué le dirías a un joven que esté considerando experimentar con drogas psicodélicas?
Mi consejo es muy simple: no uses las drogas para escapar de tus problemas. Si estás pensando en consumir, hazlo para aumentar las experiencias que ya sean geniales. De hecho, creo que cualquier estimulante —alcohol, drogas, fumar, sexo— pueden hacer la vida más divertida, pero sólo deberías hacerlo si estás contento sin ellas. Si estás en una situación en que no puedes disfrutar tu propia vida sin consumir drogas, necesitas ayuda.

Holger Christensen, 64

Foto de Amanda Hjernø

Holger tuvo su primer viaje a los 17 en Thylejren, más conocido como el Woodstock danés.

VICE: ¿La primera vez que te echaste un ácido, estabas en un festival?
Holger: Sí, tenía 17 años; unos amigos y yo fuimos a Thylejren, en ese entonces era una comuna hippie en la península de Jutland. Sabíamos que teníamos que ser cuidadosos, pero las condiciones parecían perfectas, así que lo probé varias veces.

¿Recuerdas viajes específicos que has tenido a lo largo de tu vida?
Seguro, hay dos experiencias que siempre recordaré. Una vez, estaba caminando por un bosque y mirando los árboles, entonces noté algo que el viento estaba arrastrando; me parecía tan familiar. Pronto me di cuenta de que me recordaba a cómo se veía el mundo desde mi cochecito de bebé. Esa experiencia abrió canales interesantes en mi mente. El otro momento que nunca olvidaré fue cuando el tiempo parecía que dejaba de existir. Todo lo que quedaba, para mí, era una especie de movimiento a través del espacio. Es difícil de describir. Esa experiencia despertó mi interés en la física, la astronomía y la cosmología, ciencias que estudio desde entonces.

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¿Dirías que las drogas psicodélicas jugaron un papel muy importante en tu vida?
Sí. Cuando era más joven, vivía con un amigo en un departamento pequeño de Christianshavn en Copenhague, y nos habíamos convencido a nosotros mismos de que realizábamos estudios científicos bajo los efectos del LSD. Esperábamos que nuestros experimentos nos ayudaran a entendernos mejor y estar mejor preparados para lidiar con lo que la vida nos pusiera enfrente.

Esa experiencia me convirtió en una persona más despreocupada y espontánea. Antes de hacerlo, me veía a mí mismo como un individuo muy inteligente, listo para conquistar el mundo. Pero los viajes te hacen darte cuenta de que tu mente consciente es demasiado limitada en su alcance. Somos unos miopes para ver el mundo cotidiano, nuestros egos se entrometen para percibir la realidad tal como es. Con el LSD, todos esos filtros desaparecen.

Si pudieras compartir tu sabiduría del LSD con tu yo de 17 años, ¿qué le dirías?
Que a los 17 eres demasiado joven para eso. Debes estar seguro de ti mismo antes de darte un viaje. Y sólo deberías hacerlo cuando estés rodeado de gente agradable, en un espacio donde te sientas cómodo, porque las cosas cambiarán dramáticamente cuando comiences el viaje. Mucha gente piensa que tomar LSD se trata de relajarse y ver caricaturas, cuando en realidad es lo opuesto. Puede cambiarte a un nivel esencial, obligándote a percibir la realidad de manera completamente diferente.

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Adam, 54

Adam, quien pidió permanecer anónimo, es una exmiembro del antiguo movimiento Youth House de Copenhague —una comuna decadente de jóvenes que se consideraban la primera ola de punks en Dinamarca—. Ha tomando LSD en intervalos de tiempo desde 1980.

VICE: ¿Qué papel ha jugado el LSD en tu vida?
Adam: Los viajes siempre me han hecho sentir como si estuviera añadiendo una pieza faltante a un enorme rompecabezas dentro de mi cabeza. En mi infancia, nunca podía estarme quieto mucho tiempo; no podía concentrarme en nada durante más de 20 segundos y realmente nunca sabía cómo socializar con los demás. Me sacaban de todas las escuelas. Los doctores dijeron que era hiperactivo, en ese entonces la gente no sabía lo que era el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad). Cuando comencé a experimentar con el LSD, de pronto sentí que todo tenía sentido. Aprendí a concentrar mi atención y comunicarme con las personas.


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¿Cómo fue tu primera vez?
Fue en los 80. Algunos de mis amigos vivían en una vieja granja a las afueras de la ciudad, con varias personas que no conocía. Un día, alguien con quien había ido al colegio me invitó a pasar el rato con ellos allá y entonces fue que conocí el LSD. Al principio, la experiencia no fue genial, porque todo lo que podía pensar era las horribles historias que había escuchado: de cómo la gente saltaba de los techos porque los hacía creer que podían volar y eso. Siempre estaba presente en mi mente, así que me costó trabajo dejarme ir, pero eventualmente lo conseguí.

En lo personal no creo que el LSD tenga un impacto negativo en tu salud mental. Pero en definitiva puede activar problemas personales reprimidos, porque abre las compuertas de tus emociones y no las puedes volver a cerrar, incluso si quieres. La gente siempre te advierte de los malviajes, pero en mi opinión ellos también pueden enseñarte algo de ti mismo.

¿Qué consejos le darías a los jóvenes que buscan experimentar con el LSD?
Nunca deberías consumir ácido de forma regular. Hubo periodos en mi vida en que consumía mucho, pero también largos periodos en que no lo consumía para nada. Y cuando lo pruebas por primera vez, asegúrate de hacerlo al aire libre, en la naturaleza. Tengo muchos amigos que se jodieron con ácido, así que si tienes problemas de salud mental, no lo uses. Si decides hacerlo de todas maneras, prepárate para enfrentarte a todo, no habrá misericordia. Es por eso que el LSD tiene esa reputación, conlleva una honestidad implacable, en un nivel que muy pocas personas han lidiado.