Artículo publicado por VICE México.El abuso en el consumo de cocaína, heroína, morfina, alcohol, piedra y otras sustancias llevaron a la fundadora de “Mujeres en superación”, un anexo en Iztapalapa, a una fuerte adicción. Se llama Berenice, es conocida como “La madrina” y lleva 5 años sin consumir alguna sustancia. En los anexos, los padrinos y madrinas son personas que han cumplido satisfactoriamente su estancia para rehabilitarse y que ahora auxilian a otros adictos.
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En “Mujeres en superación” buscan rehabilitar a las anexadas con actividades diversas para hacer del encierro un momento más llevadero, ofrecen terapia espiritual, box, talleres de manualidades y un espacio obligado de liberación catártica, que son una serie de juntas donde las mujeres suben a la tribuna para contar su experiencia con la drogas —y una que otra vez a maldecir por el motivo que las llevó al anexo—. Su fundadora asegura que las anexadas son apoyadas dejando de lado “la terapia cavernícola”, que se basa en maltratos y mentadas de madre.Entre aplausos y miradas desencajadas, los espectadores se ven reflejados, disfrutan la puesta en escena que se presenta, son familiares de las adictas que se reúnen para visitarlas y recaudar fondos para “Mujeres en superación” un anexo femenil al que VICE tuvo acceso para platicar con algunas de las mujeres que siguen en la lucha por disolver sus adicciones.Conversamos con ellas sobre su experiencia de vida, sus sueños y cómo ha sido vivir en estos sitios, lee sus historias abajo.
Berenice, 41 años
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Al primer anexo que llegue me metió mi mamá, era un grupo mixto, pero ahí yo veía mucha deshonestidad, cuando ya empiezan a recuperarse no falta quien te echa el ojo. En abril del 2018 decidí fundar mi propio anexo en el lugar donde vivo, mi mayor motivo es que no encontraba un grupo solo para mujeres. Una vez me dijeron: “Si quieres cambiar las cosas hazlas por tu cuenta”, y aquí estoy.
Damaris, 24 años
Monserrat, 41 años
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Para conseguir las drogas empecé a robar y a denigrarme como mujer para obtenerlas. Fui trabajadora sexual, el trabajo aunque se haga con lo de abajo, es trabajo. Pero putear y cobrar con piedra es lo peor, a veces terminas el servicio y no te pagan, y al final ni siquiera era dinero el pago, sino droga.En la calle era conocida como “la Trevi” por violeta, y en algún momento fui parte del Escuadrón de la Muerte —drogadictos en situación de calle que forman comunidades de apoyo—. También rentaba mis puños para sacar dinero. Durante todos mis años como adicta solo he dejado las drogas por 1 año y 8 meses. La droga es bien rica, me fascina, pero me gusta más vivir. Hoy quiero aprender a vivir y dejar de ser despiadada conmigo.
Liliana, 38 años
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Mi hermano, el que más se droga, fue quien me propuso anexarme en “Mujeres en superación”. Fueron por mí los padrinos, me decían que ahí no me iban a tratar mal y aunque no quería quedarme acepte.En este anexo puedes ser libre. Me gusta mucho el deporte, aquí practico box y yoga. La madrina Berenice me consiguió trabajo como seguridad privada y aunque me puedo salir, me gusta estar aquí. Quiero ahorrar e irme a Estados Unidos a ver a mis hijos.
Beatriz, 53 años
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En el grupo me enseñaron a controlar mis emociones, me gusta porque trabajan mucho la espiritualidad, la modalidad es no estar encerrada, puedes entrar y salir cuando lo decidas, lo que es igual son las juntas donde platicamos como ha sido nuestra vida como adictos. Pero deje de ir 13 años. Mi drogadicción va de la mano con mi estado de ánimo y en el 2018 recaí tras la muerte de mi hermano.
Esta ocasión estuve cuatro meses en “Drogadictos anónimos”, siento que es un buen grupo porque he visto a varios que si se recuperan, además, hay visitas de defensores de derechos humanos para verificar que a los internos se les trate dignamente.Pasé por varios anexos, pero el peor fue “Fuera de serie”. Los tratamientos ahí se basan en el maltrato: Cuando estaba viviendo en la calle la gente me tachaba de apestosa, y a veces querían robarme las pocas pertenencias que tenía, entre ellas la droga. En ese entonces tenía una pareja que también se drogaba, el grupo me ayudó a dejar de drogarme, pero yo salí enojada y resentida.En “Fuera de serie” había maltratos, humillaciones, baños con agua fría, el guía se masturbaba con mi ropa interior, cuando me bañaba me observaban, me tenían sentada hasta 72 horas y no me dejaban dormir. Mi comida siempre estaba echada a perder. ¡Imagínate! Estás jodida y te madrean, esos grupos no sirven, lo único que estás dejando es de drogarte, pero acumulas odio y resentimiento hacia la persona que te llevó. En ese lugar agarras mañas, aprendes de más drogas y quieres probarlas.Influye mucho donde te lleven, pero creo que hay que dejar al adicto que toque fondo, sino nunca va a cambiar. Los programas deben de ser de prevención, pero los familiares tienen que investigar a donde van a llevar a su paciente antes de anexarlos y aceptar que la drogadicción es una enfermedad.Sigue a Natalia en Twitter.
Esta ocasión estuve cuatro meses en “Drogadictos anónimos”, siento que es un buen grupo porque he visto a varios que si se recuperan, además, hay visitas de defensores de derechos humanos para verificar que a los internos se les trate dignamente.Pasé por varios anexos, pero el peor fue “Fuera de serie”. Los tratamientos ahí se basan en el maltrato: Cuando estaba viviendo en la calle la gente me tachaba de apestosa, y a veces querían robarme las pocas pertenencias que tenía, entre ellas la droga. En ese entonces tenía una pareja que también se drogaba, el grupo me ayudó a dejar de drogarme, pero yo salí enojada y resentida.En “Fuera de serie” había maltratos, humillaciones, baños con agua fría, el guía se masturbaba con mi ropa interior, cuando me bañaba me observaban, me tenían sentada hasta 72 horas y no me dejaban dormir. Mi comida siempre estaba echada a perder. ¡Imagínate! Estás jodida y te madrean, esos grupos no sirven, lo único que estás dejando es de drogarte, pero acumulas odio y resentimiento hacia la persona que te llevó. En ese lugar agarras mañas, aprendes de más drogas y quieres probarlas.Influye mucho donde te lleven, pero creo que hay que dejar al adicto que toque fondo, sino nunca va a cambiar. Los programas deben de ser de prevención, pero los familiares tienen que investigar a donde van a llevar a su paciente antes de anexarlos y aceptar que la drogadicción es una enfermedad.Sigue a Natalia en Twitter.