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Música

La legendaria, hipnótica e ignorada presentación de Nas en México

Mientras los festivales persiguen sonidos cada vez más innovadores, los tranquilos y poderosos ritmos de Nas crearon una atmósfera hipnotizante que nos transportó al mundo clásico del hip hop.

Foto por Daniel Patlán. Mira todas las fotos del Ceremonia aquí.

Faltan unos minutos para la media noche pero algunas personas ya chiflan para que empiece. Otros aprovechan para ir al baño y comprar cerveza, pero todos se ven impacientes. A la hora indicada se apagan las luces y las miradas se dirigen a un escenario oscuro con una tornamesa en la que se leen tres letras iluminadas: Nas.

Aunque no hay tantas personas como esperaría, las playeras de Run DMC, Biggie, Wu-Tang y Nas me hacen pensar que, como yo, varios más vinieron a ver la primera presentación del rapero neoyorquino en México. Sin embargo, alrededor de 25,000 personas viajamos al kilómetro 52 de la carretera Toluca Naucalpan para ver 13 horas de música con Z-Trip, Flume, Gessaffelstein, Titán, Bob Moses, Anderson.Paak, y varios artistas más que conforman un festival que año con año tiene mayor concurrencia.

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Son pocos los festivales en el país que promueven el rap, y menos los que apuestan por un gran talento internacional para ser headliner; algo que por mucho tiempo han monopolizado las leyendas del rock y que ahora conquistan los más prestigiosos DJs. Sin embargo, en sus pasadas dos ediciones, Ceremonia optó por traer a grandes raperos, como Snoop Dogg en 2015 y Tyler the Creator un año antes.

Ahora suena "Get Down" y Nas aparece sobre el escenario. El público se aprieta, algunos levantan las manos y otros prenden sus pipas mientras los ritmos de Nueva York suenan en Toluca. En la pantalla aparecen las calles neoyorquinas y los pesados beats de "NY State of Mind" nos transportan a 1994, cuando se publicó su primer disco, Illmatic, a menudo referido como el mejor disco de rap de la historia.

El primer álbum de Nas se convirtió en poco tiempo en una piedra angular del hip hop y desde entonces, la carrera del rapero lo ha convertido en uno de los más grandes de la escena. A sus 42 años, Nas Jones ha publicado diez discos como solista, es actor, fundó una disquera, es dueño de una marca de ropa, y ha hecho colaboraciones con los talentos más reconocidos del hip rap estadunidense.

Pero esta noche el rapero está solo en el escenario. A diferencia de muchas presentaciones de hip hop, no hay otras personas que lo ayuden a terminar los versos, no presta el micrófono al público y no arma un fiesta entre canciones. Se trata de rap de la vieja escuela, de beats hipnóticos y versos que rebotan para contar la historia de las calles de Nueva York.

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Los clásicos del Illmatic siguen sonando. "The World is Yours", "It Ain't Hard to Tell", "One Love" se alternan con tributos a Michael Jackson y Bob Marley. Mientras avanza la noche el escenario se vacía poco a poco y se siente cada vez menos como un festival y más como un concierto que hubiera ocurrido hace mucho tiempo. Mientras algunos caminan para escuchar al headliner, los fanáticos de Nas se acercan al escenario y levantan las manos al beat de "Halftime".


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Las rimas no paran. Aunque la mayoría ya dejó de cantar y pocos tienen las manos en el aire, Nas no suelta el micrófono. La música sigue y los versos con ella. No hay pausas ni invitados. Canción tras canción, el público parece adentrarse en el mundo mágico del villano de Nueva York. Lo que eran imágenes de la ciudad ahora son un fuego intenso y mientras los bajos hacen temblar el piso los versos elásticos de Nas nos llevan por un recorrido de su trayectoria: "Street Dreams", "If I ruled the World", "Hate me now", "I can", "Nastradamus", "Memory Lane" hacen que por más de una hora estemos atrapados en la mente del rapero de Queensbridge.

De vuelta en el festival parece otra época, miles de personas bailan con Disclosure mientras otras caminan de escenario en escenario y unas más están tiradas en el piso. Mientras los festivales persiguen sonidos cada vez más innovadores, los tranquilos y poderosos ritmos de Nas ofrecen una salida de la vorágine que se apodera después del anochecer, una atmósfera hipnotizante que nos transporta al mundo clásico del hip hop de la mano de uno de sus mejores exponentes.

Mientras regreso a la Ciudad de México solamente puedo pensar en el show que acaba de dar Nas y en la gente que vino a Toluca nada más por verlo. La apuesta de Ceremonia por el hip hop ha hecho que grandes raperos toquen en el kilómetro 52 de la carretera, y que sus fanáticos vengan a escucharlos. Y aunque al otro día escucharía quejas sobre el sonido en el escenario principal, algunos solo recordemos que a unos metros, a media noche, Nas dio un concierto legendario para algunos cientos de clavados que viajaron hasta ese lugar para verlo presentarse por primera vez en México.

@limonsaurio