Imagen vía Gernot Hensel/EPA
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Ya el año pasado la deforestación aumentó un 29 por ciento; y la baja humedad causada por la pérdida del bosque tropical ya ha provocado las peores sequías en el noreste del país. Además, los científicos y ambientalistas están preocupados de que los nuevos proyectos puedan tener un impacto mayor en la zona restante de la Amazonía."Se ha abierto la puerta para cualquier tipo de proyecto", dijo Philip Fearnside, miembro del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático y profesor en el Instituto Nacional de Investigación del Amazonas.Fearnside ha estudiado el área por más de 40 años y según su impresión "los políticos parecen ansiosos por recuperar la economía; pero retirar las restricciones ambientales y aprobar todo tipo de proyectos sólo aumenta el riesgo de crear un impacto negativo social y ambientalmente".¿Debe la sociedad contactar a las tribus aisladas del Amazonas? Leer más aquí.
Temer y su gobierno ya han comenzado a dar permisos de construcción para represas, acueductos artificiales y minas en las cuencas de los ríos Tapajós y Xingu, lo que pone en riesgo una quinta parte de la Amazonía.'Se ha abierto la puerta para cualquier tipo de proyecto'.
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A la cabeza de estos desarrollos está un poderoso bloque agroindustrial conocido como 'ruralistas', quienes manejan la segunda industria de soya más grande a nivel mundial en Mato Grosso, al sur de Pará.Los 'ruralistas' han presionado al gobierno durante años para tener un mejor acceso al Amazonas y así poder transportar sus productos, para lo cual es necesario desarrollar vías artificiales que harían los ríos más navegables.El gobierno planea construir más de 40 presas hidroeléctricas en el área para el año 2022; y los científicos creen que el resultado sería una inundación de decenas de miles de hectáreas en la zona de Tapakós, incluyendo el hogar de los riberinhos y las comunidades indígenas.En enero, el gobierno de Brasil asignó al Ministerio de Justicia la tarea de demarcar las tierras indígenas, un movimiento percibido como favorable para las empresas y dañino para los pobladores.Pobladores del amazonas que sueñan con una modernización. Leer más aquí.
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Uno de los proyectos que ya se está desarrollando: la presa hidroeléctrica de Belo Monte en el río Xingu ya ha sido catalogado como un "desastre".Además, en febrero, gobierno de Pará aprobó la construcción de la mina de oro más grande de Brasil, sólo después de Serra Pelada, donde al menos 100.000 personas trabajaron en condiciones terribles durante los años ochenta. El ingeniero a cargo de firmar la evaluación de impacto ambiental fue acusado de asesinato después de uno de los peores derrames de desechos tóxicos en Brasil, el cual dejó 19 muertos cerca de la mina estatal de Minas Gerais.'Estamos resistiendo, estamos peleando por nuestro hogar'.
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José Pereira, un líder local de la cooperativa minera en Ressaca, se muestra preocupado por lo que pueda sucederle a su país. "Van a quedarse con todo", dijo sobre las empresas. "Nos están dando dos opciones: 20.000 reales (unos 6.400 dólares) para dejar el área y defendernos, o cambiarnos a un pueblo prefabricado. Estamos resistiendo, estamos peleando por nuestro hogar".Con muy poco apoyo de los reguladores, los lugareños están recurriendo a distintas ONGs y ambientalistas para pelear contra las iniciativas, pero la perspectiva es sombría."Estamos hablando de un ecosistema", dijo Luis de Camões, fiscal estatal en Pará. "La zona es parte fundamental para regular el clima y el sistema hidrológico del país, de América y de la humanidad".Sigue a VICE News en español en Twitter: @VICENewsEsAsí es como las empacadoras de carne en Brasil lograron vender carne descompuesta. Leer más aquí.