Instituto Mexicano del Sonido: Que los barrios bailen y las vecindades hablen

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Música

Instituto Mexicano del Sonido: Que los barrios bailen y las vecindades hablen

Hoy se estrena el nuevo disco de Camilo Lara, 'Disco Popular' y charlamos con él sobre ese y otros temas.

La última vez que los contó, Camilo Lara descubrió que poseía alrededor 45 000 vinilos; muchos de ellos provenientes de una bodega ubicada en Tepito de donde, el mismo Camilo explica, salieron los surcos que éste samplearía para darle forma a los primeros discos del Instituto Mexicano del Sonido, el proyecto sonoro que Lara encarna y que hoy presenta su más reciente plato: Disco popular; un álbum que, su autor asegura, pretende encontrar “la línea invisible que une a los barrios del continente americano, los ritmos de Jamaica, Panamá, Estados Unidos, Brasil y México”.

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Cargando un disco duro en la maleta, a lo largo de un año Lara visitó diversos estudios de grabación con tal de concretar su labor: encontrar el baile del barrio continental. “Por ejemplo, en Jamaica estuve donde grabó Gainsbourg y Lee “Scratch” Perry produjo muchos clásicos del reggae –suelta el músico-, en ese sitio estuve con Sly & Robbie y Toots & The Maytals; pero también grabé voces en el estudio de Shaggy, el dancehallero, y en Tucson fui a WaveLab, con los de Calexico, a hacer guitarras, percusiones y bajos”. En la ruta, Camilo se encontró en Panamá con Lorna (¿recuerdan a la de “Papi chulo”?) para finalmente entregarle el material a Mario Caldato Jr., quien se encargó de mezclar los trece temas que Disco popular –con todo y su arte paletero, obra de Don Melquiades. Aloja.

Con la edición de Disco popular, lejos queda el año 1999, cuando Camilo le compró a Jonás (Plastilina Mosh) su computadora para grabar así, intuitiva y primitivamente, las ideas que amasaba bajo el coco. Distante se halla la era en que trabajaba como mesero en un restorán, el sitio donde conocería al equipo de la estación de radio Radioactivo (que hizo historia en la CDMX) para, al día siguiente, entrar a trabajar a dicha frecuencia como programador y después ocupar un escritorio en el sello EMI y más tarde fundar la disquera Suave. Porque, efectivamente, Lara siempre contó con una doble vida; una dinámica que a la fecha persiste, pues además de su labor en el Instituto Mexicano del Sonido y en proyectos alternos como Mexrrissey y Compass, dirige Casete, “una compañía de servicios musicales para quienes se auto gestionan, como yo, donde pueden publicar su música y hacerse promoción”.

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Relajado, en la estancia de su casa en la colonia Roma –un barrio que agradece se haya hipsterizado, pues antes los atracos estaban a la orden del día-, Camilo habla de su futuro: “con Mexrrissey vamos a hacer fechas en Inglaterra, tocando el The queen is dead completito. Por otro lado, planeo unos shows con orquesta en Londres y París, tocando música de Esquivel, Consuelo Velázquez y otros. Además, estoy haciendo música para películas y acabo de grabar a Band of Horses”. Consciente de que sus movimientos generan polémica y bien seguro de que poco le importa lo que los demás digan, siempre y cuando él se siga divirtiendo, el de “Mirando a las muchachas” define su objetivo de vida sin aflojar la sonrisa: “hago lo que quiero y me emociona sin dejar de pasármela bien”.

Noisey: De modo que tienes un trabajo de oficina, pero te las arreglas para seguir haciendo música. A muchos les molesta que juegues en ambos equipos al mismo tiempo, en el de los encorbatados de la industria disquera así como en el de los creadores.
Camilo Lara: Mi trabajo de oficina es cansado. Es algo que hago por amor al arte, por involucrarme con proyectos que me gustan; no por creer que voy a cambiar la historia de la música. Creo que si quienes trabajan en la industria musical fueran músicos, las cosas serían distintas. En la industria del cine te encuentras con directivos cineastas, pero en el negocio musical está mal visto que seas músico y al mismo tiempo firmes negocios. Qué te digo. Sé hacer las cosas por los dos lados. Que esto le cause furia a otros, pues qué bueno. ¿Qué he hecho mal? Ayudé a un montón de grupos a salir. Firmé a Zoé, a Plastilina Mosh, trabajé con El Gran Silencio. Ahora mismo estoy con The Chamanas, Little Jesus o Centavrvs. Me he involucrado en un montón de discos súper valiosos para la historia musical de este país. Pero nunca aproveché mi condición para lanzar mi música. Jamás hice un disco del IMS en EMI.

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Además, hay hartos fans de The Smiths que no toleran que hayas manoseado El Cancionero de sus vidas bajo el nombre de Mexrrissey.
Eso es porque son unos acomplejados. ¿Qué tiene meterse con la mexicanidad, qué tiene meterse con Morrissey? Cualquiera puede hacer versiones de él si así lo quiere. Pero, a ver, como yo vivo en la Roma y toda la gente me ve caminando, me tiran, súper fácil; pero si Mexrrissey lo hubiera hecho Beck, ¡uta no! dirían que él sí encontró La Idea y le aplaudirían que usara mariachis. Mucho del trash, del hate que me llega, es por un tuit de León Larregui. Pero yo no voy a dejar de hacer cosas por lo que diga la vecindad, ¿sabes? Me ha ido muy bien con Mexrrissey, hemos girado por todo el mundo y a Irvine Welsh le pareció brutal la idea, se tomó su tiempo para hacer un ensayo al respecto. ¿Por qué preocuparme por la gente que debate sí es pinche o no es pinche Mexrrissey? Es fuerte, pero cierto: el peor enemigo de un mexicano es otro mexicano.

Supongo que te has ido haciendo de estómago fuerte gracias a ese tipo de comentarios.
No, no tengo estómago fuerte, simplemente hago lo que quiero. Pueden decir mil cosas, pero yo ya hice una carrera. Vendo más tickets en Inglaterra que la gran mayoría de artistas mexicanos de mi género. Si Welsh hubiera escrito que el proyecto es una mierda y que deberían apedrearnos, tal vez sí consideraría que no está tan bien el concepto.

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Cierta vez declaraste que los artífices de Nortec eran probablemente los músicos vivos más influyentes. ¿Qué opinas de la música que actualmente se está haciendo en México?
Los de Nortec inventaron algo tomando el DNA del mexicano, su denominación de origen. Sobre la música que se hace en México, las curvas creativas no siempre son crestas, cuando esas curvas apuntan hacia abajo es porque se está gestando algo que eventualmente va a subir. Ahora todo va muy rápido, en México y en todo el mundo, y esa rapidez a veces impide que les pongamos suficiente atención a ciertas ideas creativas que, hay que decir, se glorifican muy pronto. Hay que re imaginar y re definir –tal como lo hizo Astrid y Gastón con la cocina peruana- el lugar que la sociedad a la cual pertenecemos ocupa en el mundo. Me gustan los DJs que hacen trap, como Rosa Pistola, y me gusta mucho el reggaetón. El odio hacia él es el mismo que le tenían muchos a la cumbia hace tiempo. Algo así les pasó a Los Ángeles Azules, a quienes les produje sus últimos cuatro, cinco discos; la gente se preguntaba: ¿cómo esos nacos van a tocar en el Vive Latino? Pero ese grupo es el epítome de la chilanguez, ellos inventaron la cumbia romántica. O sea, son artistas gloriosos, un legado para el país.

Camilo, ¿dónde compras tus camisetas?
Yo mismo las hago. Una de cada cual. Aunque de pronto hago varias y las vendo.

¿Quién usó primero esos sombreros de copa arrugada, Pharrell Williams o tú?
Pharrell lo hizo después que yo. Y tengo pruebas.

Hablando de popularidad, de tu repertorio, ¿cuál es tu “Satisfaction”, tu “We will rock you”?
“Yo digo baila”, o “El micrófono”. Pero bueno, todavía no he hecho mi “Despacito”.

¿Algo que quieras agregar?
No. Esa es la pregunta más difícil de todas.

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