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Música

The Dictators – The Dictators Go Girl Crazy!

"Cuando grabamos nuestro primer álbum no había Ramones, ni Nirvana, y los Sex Pistols ni siquiera se habían conocido aún", dicen.

Que Miley Cyrus es punk. Miley. Cyrus. Lo que tiene que aguantar (y leer) una, aunque mejor tomarlo con el mismo humor con la que alguien lo dijo hace unas semanas; estaría bien saber qué opinarían The Dictators al respecto. Aunque bien pensado, seguramente les importaría tres narices lo que se estuviera diciendo de la twerkie en cuestión, lo que se dijera de ellos mismos, o de sus madres: dejarían plantado al enrevistador y saldrían a por un six. O a por tres.

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Porque olvidémonos de playeras compradas en tiendas de moda que proclaman que el punk no ha muerto (precisamente demostrando que está más que enterrado si lo podemos comprar en un escaparate), en los anuncios de mantequilla perpetrados por John "Rotten" Lydon o los estoperoles de cortar y pegar: hubo un tiempo en que el punk sabía y olía. Sobre todo, olía. Apestaba. A cerveza derramada y sudor, a cuarto de ensayo sobreocupado por hormonas adolescentes, y a una risa muy poco refinada. Esas fueron las crestas de The Dictators; olvidados tan rápidamente como pasaban sus rolas, a minuto y cuarto cada una.

Surgieron de las alcantarillas del Nueva York de 1973, haciendo válido el uso del proto- ante el -punk como ninguna otra banda. Proto-, pre-, ante-, el sufijo de su elección siempre que signifique que ellos estuvieron allí antes: Andy "Adny" Shernoff, Ross "The Boss" Friedman, Scott "Top Ten" Kempner y J. P. "Thunderbolt" Patterson, a los que se les unió en la formación y en el peculiar sentido del humor al escoger sobrenombres Handsome Dick Manitoba. Ya se pueden ir haciendo a la idea de que precisamente, la música dodecafónica barroca no sería lo suyo.

Lo que sí se les dio de maravilla fue mezclar la cultura basura, los referentes estéticos yankees pasados de vueltas, los ritmos surf y garajeros y el harder better faster característico de la cultura (ejem) punk. Y la diversión, especialmente para ellos, sin complejos y no apta para mentes finolis u oídos delicados. De este pastiche sonoro e ideológico surgiría The Dictators Go Girl Crazy!, que Epic editó en 1975 * bajo la producción del combo Sandy Pearlman / Murray Krugman que pilotó Blue Öyster Cult. Ahí es nada. Una auténtica tomadura de pelo a una major, un bofetón y risotada en la cara de la industria musical Con Mayúsculas que hoy sería imposible conseguir (y como alguien vuelva a mencionar a Cyrus, se la carga).

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Hey, ya' doin'?

Estos dictadores arrancaron su primer álbum de estudio riéndose de todo: con un speech absurdo y unos aplausos que, de ninguna manera, coincidirían con los que (no) recibieron fuera de los escenarios: "Éramos simplemente tan histéricamente horribles", declaró Manitoba en alguna ocasión. "¡Nos odiaban, el mundo nos odiaba, todos nos odiaban!", remarcó Shernoff por si no nos hubiera quedado claro.

Lo que no entendemos es cómo alguien puede odiar a un grupo que se avienta una versión parecida a la "I Got You Babe" como la incluida en su debut; como si unos borrachos en un karaoke se tomaran por encima de los hombros y se balancearan, cada cual con una jarra en una mano y unas cuantas en la abultada panza, coreando a grito pelado el clásico de Sonny & Cher. Rola que, por cierto, en aquel entonces ya tenía 10 años: echando cuentas, hasta podemos entender porqué Cher se ha operado tanto, tanto…

Este no es el único cover del disco; en un rollo mucho más surfero y menos noctámbulo, "California Sun" también se pasa por el filtro de su gamberrismo acelerado. No debería faltar en ninguna playlist postadolescente que se avienten; como a otra de las rolas del álbum, la podrían titular "Teengenerate". A la lista, se entiende.

Los Dictators siguen pasados de vuelta y gritones en "Two Tub Man", a guitarrazo limpio y riff salvaje a lo Stooges; y le meten ligereza californiana a "(I Live For) Cars And Girls", dominada por esos coros tan beachboyianos. Y hay melodías pesadonas como las de "Master Race Rock", como unos Led Zeppelin sin ansia artística (que alguien me perdone); en ella gritan un "let's go" que luego, ironías del destino, quienes popularizaron fueron los Ramones. Siempre hay fama para otros.

La cosa es que, como ellos mismos se encargaron de recordar, "cuando grabamos nuestro primer álbum no había Ramones, ni Nirvana, y los Sex Pistols ni siquiera se habían conocido aún". Quizá llegue algún día que los libros de texto que nunca tuvimos ni nunca tendrán en las escuelas incluyan en la lista de los padres del punk a The Dictators, junto a MC5, Iggy y The Clash. Hasta ese entonces, seguiremos esperando que como mínimo, no incluyan jamás a Miley.

* Por cierto, por si tenían alguna duda, Epic le pegó una patada en sus huesudos traseros a los seis meses. ¿Eso sólo hace que mejorarlo, verdad?