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Tecnología

Roland recreó tres sintetizadores clásicos a un bajo costo

Sonidos con calidad de estudio, a precios de hobby.
Photo courtesy of Roland.

Cuando Korg lanzó un sintetizador analógico miniatura llamado Monotron en el 2010, probablemente no sabían que estaban a punto de iniciar una revolución en la industria. Ese instrumento de cincuenta dólares con aspecto de juguete—repleto con un sorprendente oscilador analógico real—abrió un mercado completo para instrumentos inspirados en lo retro y económicos, como el Pocket Operator de Teenage Engineering y las reediciones del Stylophone y la línea Volca de Korg, que mantiene su la accesibilidad y simpleza del Monotron mientras agrega características avanzadas como el MIDI. Mientras la locura crece, produce un espacio ambiguo entre el equipo profesional y las cosas para simples aficionados, similar al popular nivel "prosumer" en la industria de las cámaras.

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Con su nueva serie Boutique, lanzada el pasado octubre, Roland empujó esta evolución un poco máslejos. La línea más grande característica de la línea Boutique es su poder de reproducir los tonos que pusieron a Roland en el mapa de los sintetizadores en primer lugar. Los sonidos del JP-08 son como el de Jupiter; los sonidos del JU-06 son como los de Juno, los sonidos del JX-03 son justo como el JX-3P. Los tonos derivan de la misma tecnología de Comportamiento de Circuitos Analogicos que dan poder a la línea AIRA de Roland, la cual incluye representaciones exactas de los TR-808, TB-303 y el sintetizador modular System-100. Abreviando la historia, es una emulación digital de la síntesis analógica, pero a menos que pagues una gigantesca suma de dinero para probar la diferencia entre los verdaderos tonos analógicos y sus replicaciones digitales, ni siquiera lo notarás (y quizá tampoco si los compararás).

Foto cortesía de Roland.

Para los fans de los sintetizadores restringidos por un presupuesto, el hecho de que los módulos Boutique cuesten sólo una fracción de lo que pagarías por los modelos vintage originales ($299 dólares por el JU-06 y el JX-03 y $399 dólares por el JP-08) es más que adecuado para aquel persistente conocedor que insiste en que los ricos y clásicos sonidos que ellos producen no son auténticamente analógicos. Desde la perspectiva de un músico, tener el formidable poder de tono de un sintetizador Roland clásico en un paquete que puedes sostener con facilidad en una mano es literalmente un sueño hecho realidad—especialmente si tienes un desafío de espacio en tu estudio en casa o un montón de equipo con el que entras y sales de clubes de forma regular. Estas máquinas también hacen alarde de solida construcción en metal, entradas y salidas MIDI y una conexión USB para integración directa con las estaciones de trabajo digital como Ableton o Logic.

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Me crucé con algunos inconvenientes cuando estaba configurando los módulos en Ableton (el más molesto de ellos era el cómo volvían a su configuración default de secuenciadores cuando yo no quería). Pero una ves que logré hacer que todo funcionara, fue claro que ninguno de los plug-ins que tengo se acercaba a replicar esta clase de sonidos analógicos cálidos. El JP-08 en particular probo ser suficientemente sorprendente para justificar el hecho de que cuesta cien dólares más que los otros dos.

Foto cortesía de Roland.

De forma interesante, la línea Boutique tiene algunas características que parecen haber sido diseñadas teniendo en mente a usuarios casuales. Cuando los módulos no están conectados por USB, funcionan con baterías AA y tienen bocinas integradas así que ni siquiera necesitas un amp o DAW para tocar con ellos por todas partes. También puedes comprar un teclado de 25 teclas que se conecta al modulo para tocar de forma separada, pero la forma en que conectas el módulo lo hace parecer una pequeña versión de un sintetizador de la década de 1970, lo cual es adorable y difícil de resistir. En general, las características de la línea Boutique y el precio los convierten en el estándar dorado en cuanto a sintetizadores prosumer, tanto para los profesionales como para los aficionados que buscan acercarse a algo como el Monotron.

Pero cualquiera que sea tu razón para adquirirlos, probablemente te enamorarás de ellos por una razón: la multitud de encantadoras perillas, sliders, switches y botones que incluyen. Son tan satisfactorios al tacto, que casi no importa que no manden información MIDI. Sólo sentarse con ellos y girarlos y jugar con sus parámetros es pura satisfacción, combinación de sonido y toque que cualquier geek de sintetizador de cualquier nivel entiende. La gente gasta miles de dólares en un equipo electrónico de décadas buscando esa sensación. Puede ser una blasfemia decirlo, pero ser capaces de tener lo mismo por unos cuantos dólares, con algo que puedes fácilmente meter a tu mochila, parece una mejora.

Cuando Korg lanzó un sintetizador analógico miniatura llamado Monotron en el 2010, probablemente no sabían que estaban a punto de iniciar una revolución en la industria. Ese instrumento de cincuenta dólares con aspecto de juguete—repleto con un sorprendente oscilador analógico real—abrió un mercado completo para instrumentos inspirados en lo retro y económicos, como el Pocket Operator de Teenage Engineering y las reediciones del Stylophone y la línea Volca de Korg, que mantiene su la accesibilidad y simpleza del Monotron mientras agrega características avanzadas como el MIDI. Mientras la locura crece, produce un espacio ambiguo entre el equipo profesional y las cosas para simples aficionados, similar al popular nivel "prosumer" en la industria de las cámaras.

Con su nueva serie Boutique, lanzada el pasado octubre, Roland empujó esta evolución un poco máslejos. La línea más grande característica de la línea Boutique es su poder de reproducir los tonos que pusieron a Roland en el mapa de los sintetizadores en primer lugar. Los sonidos del JP-08 son como el de Jupiter; los sonidos del JU-06 son como los de Juno, los sonidos del JX-03 son justo como el JX-3P. Los tonos derivan de la misma tecnología de Comportamiento de Circuitos Analogicos que dan poder a la línea AIRA de Roland, la cual incluye representaciones exactas de los TR-808, TB-303 y el sintetizador modular System-100. Abreviando la historia, es una emulación digital de la síntesis analógica, pero a menos que pagues una gigantesca suma de dinero para probar la diferencia entre los verdaderos tonos analógicos y sus replicaciones digitales, ni siquiera lo notarás (y quizá tampoco si los compararás).

Foto cortesía de Roland.

Para los fans de los sintetizadores restringidos por un presupuesto, el hecho de que los módulos Boutique cuesten sólo una fracción de lo que pagarías por los modelos vintage originales ($299 dólares por el JU-06 y el JX-03 y $399 dólares por el JP-08) es más que adecuado para aquel persistente conocedor que insiste en que los ricos y clásicos sonidos que ellos producen no son auténticamente analógicos. Desde la perspectiva de un músico, tener el formidable poder de tono de un sintetizador Roland clásico en un paquete que puedes sostener con facilidad en una mano es literalmente un sueño hecho realidad—especialmente si tienes un desafío de espacio en tu estudio en casa o un montón de equipo con el que entras y sales de clubes de forma regular. Estas máquinas también hacen alarde de solida construcción en metal, entradas y salidas MIDI y una conexión USB para integración directa con las estaciones de trabajo digital como Ableton o Logic.

Me crucé con algunos inconvenientes cuando estaba configurando los módulos en Ableton (el más molesto de ellos era el cómo volvían a su configuración default de secuenciadores cuando yo no quería). Pero una ves que logré hacer que todo funcionara, fue claro que ninguno de los plug-ins que tengo se acercaba a replicar esta clase de sonidos analógicos cálidos. El JP-08 en particular probo ser suficientemente sorprendente para justificar el hecho de que cuesta cien dólares más que los otros dos.

Foto cortesía de Roland.

De forma interesante, la línea Boutique tiene algunas características que parecen haber sido diseñadas teniendo en mente a usuarios casuales. Cuando los módulos no están conectados por USB, funcionan con baterías AA y tienen bocinas integradas así que ni siquiera necesitas un amp o DAW para tocar con ellos por todas partes. También puedes comprar un teclado de 25 teclas que se conecta al modulo para tocar de forma separada, pero la forma en que conectas el módulo lo hace parecer una pequeña versión de un sintetizador de la década de 1970, lo cual es adorable y difícil de resistir. En general, las características de la línea Boutique y el precio los convierten en el estándar dorado en cuanto a sintetizadores prosumer, tanto para los profesionales como para los aficionados que buscan acercarse a algo como el Monotron.

Pero cualquiera que sea tu razón para adquirirlos, probablemente te enamorarás de ellos por una razón: la multitud de encantadoras perillas, sliders, switches y botones que incluyen. Son tan satisfactorios al tacto, que casi no importa que no manden información MIDI. Sólo sentarse con ellos y girarlos y jugar con sus parámetros es pura satisfacción, combinación de sonido y toque que cualquier geek de sintetizador de cualquier nivel entiende. La gente gasta miles de dólares en un equipo electrónico de décadas buscando esa sensación. Puede ser una blasfemia decirlo, pero ser capaces de tener lo mismo por unos cuantos dólares, con algo que puedes fácilmente meter a tu mochila, parece una mejora.

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