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estadios del recuerdo

El Nacional de Chile, la oscuridad de la era del terror pinochetista | ES | Translation

La historia le asignó al Nacional de Chile un sitio de terror y alegría. Ahí se vivió parte del infierno de la dictadura de Augusto Pinochet.
Foto: Sebastián Rodeiro / La Nación

El 11 de septiembre de 1973, aviones militares bombardearon sin cesar el Palacio de la Moneda. El golpe militar del General Augusto Pinichet estaba a punto de derrocar el gobierno socialista de Salvador Allende. Una etapa oscura, de terror, desaparecidos, torturados y asesinados, de silencio e inclinación hacia uno de los mayores genocidas del mundo estaba por iniciar y Chile sería el escenario.

Fueron 27 años de dictadura. Casi tres décadas en las que el país andino vivió en el terror de Augusto Pinochet donde cifras inexactas constatan cerca de 2500 asesinatos y casi 1500 desaparecidos.

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Un estadio de futbol fue la mayor cárcel del régimen, el histórico Nacional de Santiago. Ahí, prácticamente desde el derrocamiento del Presidente Allende fueron llevadas decenas, centenas y miles de personas que atentaban en contra de las ideas sociales y políticas de Pinochet. Ahí, entre el silencio y la oscuridad, la gente fue interrogada, y en caso de ser culpable, asesinada, ya fuera en los pasillos del inmueble, o bien en el terreno de juego.

Previo al Mundial de Alemania en 1974, a la selección chilena le había alcanzado para poder disputar el repechaje para asistir a dicha Copa del Mundo. El rival no podía ser peor: la Unión Soviética, con quien días antes del encuentro, Augusto Pinochet había roto relaciones políticas por la relación que se tenía con el gobierno socialista de Salvador Allende.

El Estadio Nacional antes de su última remodelación. Foto: Patricio Mecklenburg / Metronick

Con el temor de viajar a Moscú por los interrogatorios que pudieran darse a sus familias, la selección chilena partió para jugar aquel encuentro eliminatorio. El resultado fue un psoitivo 0-0 para la escuadra sudamericana. Lo que no estaba escrito, es que la URSS se negaría a viajar a Santiago para disputar el encuentro de vuelta para dicho Mundial. Culpando a la FIFA por la presión que se puso a los soviéticos, el gobierno decidió que su país no fuera a Chile.

Días antes de aquel partido de vuelta, las personas que se encontraban dentro del Nacional, fueron evidenciadas públicamente. Conforme se acercaba la fecha del juego, el número se iba reduciendo hasta que el día del encuentro, casi no había detenidos. La mayoría habían sido desaparecidos o asesinados.

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La tarde de aquel duelo ante la URSS, las puertas del Nacional se abrieron para que la gente disputara un encuentro donde no habría rival. Cuando el silbante pitó el inicio del partido, Francisco Valdéz Muñoz, mejor conocido como el 'Chamaco', tomó la pelota, se enfiló hacia la porteria rival, y sin arquero anotó el 1-0 del juego. A ese tanto se le conocerá como 'el gol más triste en la historia del futbol chileno'.

Foto: Tomada de Excelsior.com.mx

De acuerdo al Informe Valech, en el instante en el que los perseguidos eran detenidos y llevados al Nacional, se les registraba y se les trasladaba a 'camarines' o pequeños cuartos donde la gente iba pasando la noche. Los puestos de asignación estaban divididas en dos alas, la izquierda y la derecha (sala de interrogatorios y tortura).

Las condiciones de la gente eran terribles. Los hombres dormían en el frío y duro suelo de cemento mientras las mujeres en colchonetas sucias, había muy poca higiene, se encontraban prácticamente sin espacio el uno del otro, sin abrigo y sin ningún tipo de cuidado médico de acuerdo a alguna condición física que pudiera presentar el detenido. Se les maltrataba con golpes en las manos y en los pies, con tortura eléctrica, quemaduras por cigarro y tras prenderles gasolina, o ahogamiento en estanques de agua, además de violaciones a las mujeres que se encontraban en el lugar y violencia emocional y psicológica.

Estando con los ojos vendados, me golpeaban por todos lados, mientras me decían que no volvería a ver a mis hijos y esposa y que les harían daño sobre todo al menor, que tenía tres años. Estando de pie me pegaban al parecer con el dorso de la mano cortándome la respiración y haciéndome vomitar. Me pateaban estrellándome contra la muralla, haciéndome a veces sangrar de la nariz. Sentado me tocaban donde decían que me aplicarían corriente. Con tremendos golpes de mano me aplaudían los oídos

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Se dice que cerca de 40,000 personas estuvieron recluídas en algún instante dentro del Estadio Nacional durante los meses que el inmueble sirvió como cárcel y centro de investigación y portura por parte de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA), algo así como la GESTAPO chilena.

Zona antigua del Nacional. Arriba, las butacas ya remodeladas. Foto: Sebastián Rodeiro / La Nación

Tras la conclusión de la Dictadura de Pinochet, los años han ido aliviando el recuerdo de la era de terror. El Estadio Nacional es un símbolo de Chile, un sitio de alegría donde se gritan y cantan goles, pero también, un lugar de respeto, recuerdo, melancolía y tristeza.Fue declarado un monumento histórico en el año de 2003, con el paso de l tiempo ha ido recibiendo distintas remodelaciones, excepto, el lugar donde se recluía a los prisioneros.

Es detrás de la portería norte donde, atrás del arco, se pueden aún constatar las viejas gradas del Nacional, las cuales contrastan con las butacas rojas que se tienen en el estadio. Debajo de ellas, vive un museo o centro de memoria donde se asoman fotos, del Presidente Allende defendiéndose del ataque militar, hasta imágenes de políticos y detenidos, grabados con nombres de los desaparecidos, algunas fechas y mensajes, el más conocido y llamativo, el siguiente:

Un pueblo sin memoria, es un pueblo sin futuro

Hace unos meses, el mundo vio de cerca el Estadio Nacional gracias a la Copa América, la cual ganó Chile en penales a la selección de Argentina. Previo a los partidos, en las banquetas del lugar, los chilenos se unían en un grito, el tradicional 'Chi-Chi-Chi… Le-Le-Le". Para que se escuchara muy fuerte, previo a él, se gritaba "Chilenos, vení que los necesitamos", posteriormente, se entonaba esa porra que después no pararía ya dentro durante el juego.

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Foto: Tomada de Duna.cl

El día de la gran final de Chile, cerca de 40 mil banderitas del país se ondearon gracias a la donación del empresario Leonardo Farkas. Ese día, el país andino sonrió y lloró con coraje una victoria histórica, junto a su gente, esa que ha sufrido y que se ha levantado como pueblo. El gol final de Alexis Sánchez cayó en la portería contraria a donde se encontraban los detenidos por el régimen pinochetista.

Al final del juego, una declaración, la de Jean Beasejour la cual no quiso dejar olvidado el recuerdo imborrable de una dolorosa etapa del pueblo chileno.

En un lugar donde hubo tanta tristeza y muerte, hoy le dimos una alegría a este pueblo

Hoy, pese a la complicada etapa social y económica que vive Chile, el país respira tranquilo. Caminando por la Casa de la Moneda, la gente local señala con el dedo hacia el cielo, la parte contraria a donde se ubica la casa del Presidente y recuerda que por ahí, volaban los aviones militares que derrocaron a Salvador Allende. Lo recuerdan, recuerdan su historia, la misma que hace n y hace a los pueblos.