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Así son los chicos del muelle

El 20 por ciento de los jóvenes sin techo en Nueva York son homosexuales o transexuales, es decir aproximadamente entre 320 mil y 400 mil.

Si eres gay y has estado en Nueva York, seguramente te has pasado en algún momento por Christopher Street en el West Village para ponerte una peda o visitar el emblemático Stonewall Inn, ahora convertido en una atracción para turistas gays. Probablemente también hayas visto a los que el director Elegance Bratton llama los “chicos del muelle”, jóvenes gays sin techo que se concentran en el muelle de Christopher Street, buscando cualquier cosa; desde comida y drogas hasta un posible cliente. Según las estadísticas de la Asociación Nacional para las Personas sin Hogar, el 20 por ciento de los jóvenes sin techo son homosexuales o transexuales (aproximadamente entre 320 mil y 400 mil jóvenes de acuerdo con una estimación a la baja).

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El director de cine Elegance Bratton fue uno de estos jóvenes durante diez años. Con el propósito de enseñar a su familia acerca de su experiencia, ha pasado tres años filmando las vidas de tres jóvenes sin techo: Krystal, DeSean y Casper, para un documental titulado Pier Kids: The Life [Los chicos del muelle: la vida]. Hace poco, me acerqué al muelle para sentarme y charlar con Krystal, una de las estrellas de la película, sobre el film, el muelle de Christopher Street y sobre ser vagabundo en Nueva York.

VICE: ¿Cómo acabaste siendo una sin techo en Nueva York?
Krystal: Tenía que escoger entre volver a Las Vegas o quedarme en Filadelfia. Fui a casa de mi hermano en Filadelfia después de que mi madre me echara de casa a los 16 años. Después de quedarme allí durante seis meses (él tenía una familia y yo no quería imponer mi estilo de vida sobre sus hijos), decidí irme sola. Después de dos o tres años, vine a Nueva york y encontré el muelle.

Una vez llegaste a Nueva York, ¿cómo descubriste el muelle y Christopher Street?
Había escuchado algunas historias sobre los disturbios, pero nunca llegué a saber lo que era esa calle en realidad. Cuando llegué allí, fui a la oficina de cupones para alimentos y me dieron un folleto donde decía que había un centro comunitario para gays que tenía programas de ayuda. Unos morros me dijeron que iban a ir al muelle después de los grupos de apoyo, así que fui con ellos. Me sentí como si estuviera otra vez en la Costa Oeste, con la gente reunida al lado del agua, jugando a cartas y charlando con los amigos, intentando encontrar algún sentido de normalidad en una situación que no era normal.

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¿Cómo es una noche típica en el muelle para ti?
Ya no bajo aquí tanto como solía, ahora normalmente solo vengo para actuaciones. Bajo y saludo a toda mi familia del muelle, y veo cómo están. Algunos de ellos ahora tienen casa, lo cual es una bendición, y ayudan a los demás durante la época de invierno dejando que se queden en sus sofás. Pero todavía, por la noche, si no pueden ir a la casa de esos amigos, vienen aquí. Puedes dejar el muelle, pero nunca lo dejas del todo. Siento que ahora necesito venir para ver cómo les va a mis viejos amigos, para asegurarme de que no están muertos.

¿Cómo de peligrosa es la vida en el muelle para los jóvenes homosexuales?
Es muy peligrosa gracias a la policía de Nueva York. No importa si eres discreto o lo que sea, si no eres blanco y no vas a una de esas tiendas o restaurantes de la calle, estás aquí porque sabes que los bares gay están aquí. Así que la policía está tomando medidas drásticas y metiendo miedo para mantenernos alejados, pero no puedes asustar a la gente para que se vaya de un lugar cómodo para quedarse sin hogar.

¿Cuál ha sido tu experiencia con la policía?
A mí me paró [un policía] por caminar por la calle por aquí. Se me acercó y trató de ofrecerme dinero por sexo. Pensé que sólo era un tipo borracho y le dije que no, y acabó llevándome a la cárcel diciendo que yo andaba buscando clientes para prostituirme. A veces, simplemente por la fama que tiene [Christopher Street], utilizan eso como excusa para detener a las personas, sobre todo cuando no tienen la formación necesaria para conocer la ley. Es sólo otra forma de discriminación. Les dije que no iba a aceptar los cargos por prostitución y que se trataba de una inducción al delito, y al final me dejaron ir.

¿Has visto mucho consumo y adicción a las drogas en el muelle?
Sí, así es como te insensibilizas. No he visto morirse a nadie, pero he visto situaciones donde la gente siente que cada día necesita llegar a un cierto grado de borrachera o puestez o tomar éxtasis, cosas así. También acabas descubriendo ciertas cosas cuando te dedicas a ciertas profesiones. El cristal está muy presente para mucha gente [que trabaja] en la prostitución, sobre todo en el caso de los hombres. Normalmente cuando vemos a alguien demasiado ausente, por su bien le decimos que está tocando fondo, y eso le ayuda a darse cuenta.

¿Cómo ha sido tu experiencia con el sistema de acogida como mujer transexual de raza negra?
Ahora mismo, en el SRO [un edificio con habitaciones individuales que normalmente no tienen ni baño ni cocina] donde estoy, hay de hecho cuatro mujeres transexuales, pero es un centro de acogida para hombres y parejas, así que tienen que estar ahí con hombres. Si no has cambiado tu sexo de forma legal en tu identificación, tienes que enfrentarte a estar rodeado de drogadictos y exconvictos a los que no les importa tener que tratar con mujeres transexuales, o intentar violarlas, como lo harían en la cárcel, para que hagan ciertas cosas. Esa es la clase de mierda a la que te tienes que enfrentar. Y tienen que dirigirse a ti según tu sexo [legal], porque eso es lo que pone en tu DNI, así que ahora todos los miembros del personal y los clientes saben de qué vas, y no puedes evitar que cuando salgan a la calle se lo digan a todo el mundo. Es una situación peligrosa, conozco a gente que no acude a los albergues del gobierno por miedo a que descubran su transexualidad.

¿Cómo empezaste a participar en Pier Kids: The Life?
Conocí a Elegance dos meses después de llegar a Nueva York. Estaba en el muelle, le vi con una cámara e intenté preguntarle por qué estaba grabando a los chicos del muelle. Entonces me dijo que estaba haciendo un documental sobre la gente que viene al muelle, los diferentes grupos demográficos y las razones por las que vienen aquí. Desde entonces, fue una de las primeras personas que consideré mi amigo aquí en Nueva York.