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Cultură

Las estrellas de Hollywood y sus 'amistades peligrosas' ¿quién utiliza a quién?

A los malos les gusta ser como los grandes actores: ser famosos, populares y salir en las noticias.

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"Los malos siempre quieren hablar, siempre están dispuestos a contar cosas. Nunca tienen problemas". Hace tiempo, un colega periodista, de los que están acostumbrados a rondar entre comisarias, juzgados y los barrios más chungos de las ciudades, me soltó esta frase. Era para quitarle importancia a su trabajo de sabueso y también a los riesgos con los que se enfrenta día a día cuando trata con "los malos", como los llama él. Mi colega sigue destapando cosas turbias de políticos, banqueros, mafias rumanas y dueños de discotecas. Y, de momento, no le ha pasado nada.

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En su libro CeroCeroCero, Roberto Saviano (más conocido por ser el autor de Gomorra) ya contaba el ansia de algunos capos de la droga por salir en las revistas y en la tele. Lo que les gustaba figurar y verse retratados como si fueran estrellas. Trafican, hacen mucha pasta, pero si nadie les conoce, ¿de qué sirve todo esto? Que hablen de uno, y mucho, aunque sea mal, como dice el viejo proverbio. Y que lo hagan hasta en las canciones, como en los corridos de Los Tigres del Norte, que narran las hazañas de los narcos como si fueran Robin Hood, héroes que hacen lo que hacen en beneficio el pueblo. Y es que muchas veces, además de sus actividades ilegales, estos "malos", como los llama este periodista, son al fin y al cabo líderes locales o regionales, suplantan en su poder a los políticos y se convierten en los dueños y señores de los territorios, como bien explica también explica Saviano en su tratado sobre el poder de la coca alrededor del mundo.

Por eso también recurren a la compañía de famosos con el único fin para ganar notoriedad. Son campañas de márketing bien pensadas, que les permiten ganar publicidad y sumar puntos en las encuestas de popularidad, como si fueran un político más. Éste seguramente haya sido el caso de El Chapo y su entrevista en ''Rolling Stone'' con Sean Penn ¿que mejor forma de reivindicarse en un escenario tan combulso como el del México actual que entrevistando con un famoso actor en un medio de repercusión mundial? Otras veces recurren a métodos más extremos (y violentos) y dejan algún recadito en forma de cadáver con una nota, amenazando al Gobierno, la Policía y al Ejército. Bueno, a la parte de todos ellos que no pueden controlar.

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Durante el encuentro que mantuvieron, el actor le confesó al narcotraficante, para asombro de este, que cuando ejerce de periodista no cobra, que lo hace por amor al arte. Suponemos que para matar el tiempo o entretenerse. Igual que antes protestaba contra el Gobierno de Bush. Vamos, que lo suyo es vocacional, y esta vez, además, la ha liado bien gorda. Bueno, al menos para su nuevo amigo El Chapo no fue la mejor idea montar esa recepción en Sinaloa, que nos imaginamos entre burritos, micheladas, tequilas y armas de fuego de todo tipo de calibre. Pura escenografía narco con más de 100 tipos con bigotón y chaleco anti-balas custodiando a la pareja de muy mejores-nuevos-amigos. O quizá lo de Penn solo hayan sido ganas de figurar, de salir en la foto, de presumir de nuevo colega. Es decir, de ser aun más estrella. A partir de ahora lo tendrá que ir a visitar entre rejas, si es que esta vez los americanos consiguen ponerle bien los grilletes.

En medio de todo este follón descubrimos que una actriz, esta vez mexicana, Kate del Castillo, fue la que hizo de mediadora entre Guzmán y el ex marido de Robin Wright. Es curioso, porque además de fan confesa (y pública) de Guzmán, la actriz fue la Reina del Sur; sí fue narco en la televisión a partir de la novela de Arturo Pérez-Reverte. El libro estaba bien, la serie (telenovela) era más que olvidable, pero parece que Kate se enganchó al mundo del tráfico de drogas y le declaró públicamente su confianza al jefazo del cártel de Sinaloa. Dos actores y un narco… pero, ¿es que las estrellas se aburren en sus mansiones? ¿no tienen suficiente fama y quieren más? ¿no tienen dos dedos de frente? (esto, a veces, no hace falta ni preguntarlo) ¿necesitan nuevos amigos?

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Kim Jong Un junto con Dennis Rodman. Imagen vía VICE.

Otros amigos de los 'malos'

A uno de los que más se le ha ido la olla en cuanto a eso de hacer nuevas amistades es a Oliver Stone. Su agenda de contactos incluye a todos los líderes (elegidos democráticamente o no) de América Latina. Todo empezó cuando el gran azote del capitalismo americano -o eso es lo que él se considera- visitó La Habana e hizo un documental sobre Fidel. De Comandante, que, por cierto, era una gran película, surgió una amistad y el convencimiento por parte del director de Platoon que tenía que ayudar a la nueva revolución roja en el continente. Por eso se interesó por Chávez, y Castro, muy amablemente, les puso en contacto.

Se debieron de hacer bastante buenos colegas, porque aunque ya ha pasado tiempo del fallecimiento del presidente venezolano, Oliver no lo olvida. "Extraño a Hugo Chávez, extraño su espíritu y su presencia. Cuando entraba a una habitación se sabía que el jefe estaba ahí, pero en el buen sentido y no en un sentido dictatorial". Bueno, sobre esto hay opiniones para todos los gustos. El caso es que fue uno de los protagonistas del documental Al Sur de la Frontera, donde también salia, por ejemplo, Evo Morales.

Pero si de amistades con líderes mundiales sabe alguien en este mundo, ése es Denis Rodman. El ex jugador de los Bulls, de los míticos Bulls de Jordan, está haciendo carrera en la diplomacia internacional, y se comporta igual que lo hacía en las canchas de básquet: a su puta bola. Si le apetece ir a Corea del Norte para asistir a un partido entre viejas glorias de la NBA junto al líder supremo, lo hace. Que quiere ir a tirar de las orejas a su amigo para celebrar su cumple, pues pilla un avión y se presenta en su palacete. Que quiere pasar una temporadita disfrutando de la belleza de Pyongyang, lo hace. Lo que decíamos, hace lo que le sale de los cojones. Y bien.

En todo este tema de las amistades peligrosas, las causas justas o la política siempre hay algo que me huele mal. No deja de ser algo que va en dos direcciones y uno solo puede pensar en cual es el porcentaje de compromiso real y cual es porcentaje de buscar publicidad gratuita a nivel mundial hay en todo este asunto. ¿Son los narcos, los líderes bolivarianos o los dictadores los que se aprovechan de la fama de ingenuos e inocentes famosos? ¿O es al revés y todo se trata de crear un personaje del que la gente hable?

Sinceramente, yo prefiero a los famosos que se ponen en el otro lado, las estrellas que utilizan su fama para hacer famosos a otros - o al menos para hacer que se hable de ellos -, a los que nadie suele hacer ni caso, o a los que las están pasando especialmente canutas. Por ejemplo, ahí esta Ellen Page, quien desde hace unos años se dedica a defender a los homosexuales de todo el mundo y por extensión, la libertad sexual y que cada uno haga con su cuerpo lo que quiera. O a George Clooney vestido como un señor mayor protestando en Washington ante la embajada de Sudán hasta que le detienen. Te pueden caer mejor o peor, pero para mí no hay color.

Mientras tanto, esperamos a ver en qué acaba la amistad de Penn y El Chapo. Quién de los dos saca más tajada. Sean Penn convertido en reportero estrella o El Chapo, mucho más famoso y legendario en tierras de Sinaloa. La gran duda que nos queda ahora es: ¿le irá a visitar el actor en en su primer vis a vis?