Artículo publicado originalmente por VICE Brasil.Las definiciones de fascismo nunca fueron actualizadas. Desde principios del siglo XX son las siguientes: a) culto a la personalidad; b) uso estatal de la fuerza y la violencia; c) discurso de odio contra minorías; d) simpatía por el conservadurismo y el nacionalismo y e) un poquitito-no-tan-poquito de apoyo de populares frustrados con la política.Esto es lo que se está viendo en Brasil, sobretodo en el debate de los candidatos a la Presidencia de la República. Jair Bolsonaro (PSL), el candidato que lleva la delantera con el 46,03 por ciento de los votos válidos, es conocido en el país por sus declaraciones racistas, homofóbicas y misóginas. En 28 años de vida parlamentaria, aprobó solamente dos proyectos de ley. Su adversario, Fernando Haddad, heredero político de Lula, tuvo el 29,28% de los votos válidos. Ambos siguen rumbo a la segunda vuelta.
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Aún así, como una prensa libre —que es el campo en que trabajamos en VICE— solo funciona de verdad en una democracia plena, recopilamos aquí algunas recomendaciones para que muestres a tu amigo o familiar que lo peor que podemos hacer con nuestra libertad de expresión y con el país es votar a Jair Bolsonaro. A continuación explicamos por qué.Puede que la idea de que el Partido de los Trabajadores (PT) sea el dueño del status quo tenga algún sentido si consideramos que estuvo 13 años en el comando del gobierno nacional y se fue con una bajísima popularidad motivada por la crisis económica y denuncias de corrupción. Bolsonaro busca venderse como la antítesis de todo esto al postularse como el paladín de la honestidad y contrario a las pautas identitarias, que avanzaron no solamente en los gobiernos Lula y Dilma como en el contexto global en ese mismo periodo.Pero no lo es. El candidato está acusado de tener una empleada fantasma en su equipo, reconoció que medió la entrega de una coima de parte de la empresa JBS a su partido en ese entonces (el Partido Progresista), además de haber usado el beneficio parlamentario conocido como auxilio-vivienda a pesar de ser propietario de un inmueble en Brasilia y es una ametralladora de ofensas hacia los más vulnerables. Lo dijo él mismo y públicamente que no gobernará para las minorías, sino para las mayorías. Esto no es democrático, como quieren argumentar algunos de sus defensores. Es excludente.
Apoyar a Bolsonaro no es ser rebelde
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Lo más curioso: en uno de los videos que registran el cuchillazo de Bolsonaro, un chico aparece vestido con una camiseta de Nirvana, banda conocida por su rebeldía, su afinidad con el movimiento feminista y sus cuestionamientos de las normas sociales. Recordamos entonces una celebrada frase de Kurt Cobain, que se conoció tras la publicación de sus diarios: “Si alguno de ustedes, de alguna manera, odia a los homosexuales, a las personas de otras razas o a las mujeres, háganos un favor: ¡déjennos en paz! No vengan a nuestros shows y no compren nuestros discos.”
El Presidente de la República trata de prioridades sociales y presupuestarias. Apoyar a un candidato que, en un momento de crisis, se enorgullece de ser un ignorante en esa área parece una elección poco razonable para superar la crisis. El asesor económico de Bolsonaro, y futuro ministro de Hacienda en el caso de su elección, Paulo Guedes es llamado por el político de “Ipiranga”, en referencia a una publicidad de televisión en la que la respuesta a todo tipo de pregunta que puede hacer un viajero en el medio de la ruta es “vaya a la gasolinera Ipiranga”. Guedes incluso lo convenció a Bolsonaro a cambiar sus pautas varias veces hacia el liberalismo y, por lo que se nota en los medios, se olvida de ponerse de acuerdo con el candidato en algunas pautas más controvertidas. Mientras el candidato del PSL estaba internado, el “Ipiranga” Guedes le comentó a algunos inversores que pretendía crear un nuevo impuesto según el modelo de lo que era la CPMF (una tasa cobrada sobre todos los movimientos bancarios). Innecesario decir que se huele un fuerte amateurismo. Como si fuera poco, baluartes del liberalismo económico global, como la revista inglesa The Economist y la agencia de riesgo S&P, no se dejaron convencer por las propuestas de Guedes y alertaron para el riesgo de una posible victoria de su candidato. Eso significa que, si tu amigo es un fanático del liberalismo económico, no tiene ninguna razón para votar al exmilitar. Debería haber votado a Amoêdo o a Meirelles.Respetar las diferencias es lo correcto desde la perspectiva de las leyes, la ética, la Biblia y muy probablemente fue lo que te enseñaron tus padres. Andar diciendo que los refugiados son la “escoria del mundo”; gritar, durante una entrevista, que la periodista es una “idiota”, que una mujer no merece que la violen por ser muy fea; defender que se fusilen a sus opositores; asegurar que le daría una paliza a un hijo que demostrara ser gay son comentarios que no se esperan de nadie, mucho menos de un legislador. Bolsonaro fue el único candidato a presidente a no hacer una declaración pública sobre el asesinato de la concejala carioca Marielle Franco y su chofer, Anderson Gomes.Las declaraciones son frecuentes y tienen al delito de discurso de odio. La socióloga, profesora de la Unifesp (Universidad Federal de San Pablo) y organizadora de El Odio como Política - la Reinvención de las Derechas en Brasil (Boitempo, 2018), Esther Solano cree que esas groserías y “chistes” de Bolsonaro y sus seguidores son parte de la identidad de la nueva ultraderecha. “Es un lenguaje que se presenta de forma lúdica, folclórica, incluso ridícula. Hay todo un proceso de banalización del discurso de odio, que se presenta como si fuera algo divertido[1] ”, dice. De nuevo: al reproducir una declaración prejuiciosa de Bolsonaro, no estás siendo rebelde. Solo actúas como un imbécil y legitimas la violencia contra las minorías.
ÉlNo sabe nada de economía
Todas las personas merecen respeto
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Difundir mentiras entorpece la democracia
La democracia presupone el acceso a información verdadera para que existan diferentes interpretaciones y análisis. Es sumamente desonesto que se difundan mentiras deliberadamente. ¿Qué se puede esperar del gobierno de alguien que no tienen ningún compromiso con la verdad durante el proceso electoral?Jair Bolsonaro, diputado federal con siete mandatos consecutivos desde 1997, tiene más controversias en su curriculum que proyectos sancionados. Solamente dos se volvieron leyes.La mayor parte de las pautas en trámite atiende a los intereses de los militares, que es su principal base electoral, pero hay iniciativas asustadoras y otras inútiles. La asustadora: el PL (Proyecto de Ley) 6055/2013, del cual es coautor, pretende revocar la ley 12.845/2013, que regulariza la atención médica a mujeres víctimas de violación por el SUS (Sistema Único de Salud, público y gratuito). En la práctica, la medida dificulta el uso de la píldora anticonceptiva de emergencia (“píldora del día después”) y la profilaxis contra enfermedades de transmisión sexual para mujeres violadas, con el argumento de que eso facilitaría la realización de un aborto. La inútil: el PL 443/2015 quiere bautizar la franja oceánica brasileña como “Mar Presidente Médici - Amazonia Azul” (Médici fue uno de los presidentes durante la dictadura militar en Brasil). Merecemos más que eso.
Poca actividad parlamentaria
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Su discurso es vacío
El vice Mourão es un problema
Había otros candidatos en la contienda
Fetiche se aplaca en la cama, no en las urnas
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