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La cerveza artesanal colombiana podría desaparecer por los impuestos de Duque

El drama es que las cervezas artesanales podrían subir tanto de precio que harían quebrar a sus dueños. Nadie las compra, los empresarios dejan de vender, se quiebran.
cerveza artesanal reforma tributaria​
Foto vía Flickr. | Usuario: Quinn Dombrowski.

Artículo publicado por VICE Colombia.


A los colombianos nos encanta tomar cerveza. Más que cualquier vino, wiscacho, guarapo o, incluso, más que el aguardiente. De Leticia a Maicao, lo que nos une como país es el chupe, sobre todo de cerveza. Los datos son certeros: un colombiano toma en promedio 51 litros al año de alcohol de los cuales la cerveza representa el 66 por ciento de ese consumo.

Lo que muchos no sabemos es que en los márgenes de la superindustria, encabezada en Colombia por la empresa Bavaria, se mueven pequeños cerveceros independientes que fabrican su propia bebida. Empresarios pequeños, aún más obsesionados con la cerveza que el resto de nosotros, que están en peligro de desaparecer por la Ley de Financiamiento que por estos días se discute en el Congreso.

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Venga le explico: cuando el presidente Iván Duque llegó a la Presidencia, una de las cosas que él y los que llegaron con él dijeron, es que faltaba plata para todo lo que había que hacer en el país en 2019. Para ser preciso, 14 billones —con b de billón— para que el presupuesto cubriera todo lo que el gobierno tiene que financiar: salud, educación, vivienda, minería, en fin. La solución del gobierno fue hacer una ley que permitiera recoger más plata, con IVA, con impuestos, y reunir lo que falta. Es decir, una ley que obligue a la gente a pagar más por lo que compra, lo que usa, lo que gana.

La ley todavía no es ley, es un proyecto, y con eso quiero decir que es un mamotreto de hojas que todos los días, a medida que se va discutiendo en el Congreso, cambia: le quitan cosas, le ponen otras. En cada debate de siete horas se define la suerte económica de algún sector: los moteros, los que trabajan por prestación de servicios, el cine, los pensionados, la cerveza.

Cada tema es un drama. El drama de la cerveza es que las artesanales podrían subir tanto de precio que los pequeños empresarios estarían en riesgo de quebrarse. Nadie las compra, los empresarios dejan de vender, y por ende se quiebran.

En este momento, la cerveza en Colombia tiene un impuesto monofásico: si se aprueba la ley de financiamiento tendría un impuesto plurifásico. Eso que suena a sancocho lo que significa es que el impuesto que paga la cerveza se le cobra a los que la hacen, no al que la compra. Es decir que usted, señor, señora, que compra cerveza cada viernes, no está pagando impuestos cuando compra sus bebidas. Con la nueva ley sí lo haría, y eso significa que la cerveza le saldría más cara al consumidor. También quiere decir que los pequeños cerveceros venderían aún menos de lo que venden hoy porque no podría competir con los precios de Bavaria. Y, a menos que uno tuviera plata, preferiría la cerveza más barata.

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Por eso la Asociación Colombiana de Cerveceros Artesanales le mandó un derecho de petición al Congreso, pidiéndole que por favor reconsidere: que si hace esto, ellos se van a quebrar, y que de todas maneras no es mucho lo que pueden recaudar poniéndole más impuestos a las cervezas artesanales.

"La participación del mercado de cerveza en Colombia está compuesto por cerca del 98,65% AB Inbev [la empresa dueña de Bavaria], 1% cervezas importadas y 0,35% artesanales. Lo que representa el recaudo de la industria de cerveceros artesanales por concepto de este impuesto es mínimo frente al mercado potencial de las cervecerías industriales, pero la afectación para cada micro cervecería es potencialmente grande", dice el derecho de petición que entregó la asociación el pasado 25 de noviembre.

El Congreso ya respondió el derecho de petición. Su respuesta era que había que analizar más el tema, porque todavía no tenían una decisión al respecto.

En términos de precio, el precio de la cerveza artesanal subiría un 30 por ciento según Pablo Santos, representante de la asociación y dueño de Moonshine, una cervecería artesanal. Su cerveza, por ejemplo, que se vende entre 8.000 y 10.000 pesos al público, terminaría costando entre 10.000 y 13.000 pesos. Y la plata que le llegaría al gobierno por esas ventas, las del 0,35 por ciento que representan la venta de cervezas artesanales, pues no hacen mucha diferencia.

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"Entendemos que el gobierno tenga sus necesidades de impuestos, pero gravar a la cerveza artesanal independiente con este nuevo impuesto lo que haría es básicamente que muchas cervecerías cierren puertas, quiebren, no se formalicen", dice Pablo Santos. Porque es que en Colombia, a pesar de que existen cerca de 320 cervecerías independientes, solo el 20 por ciento de ellas, o sea unas 64, están formalizadas. Es decir, pagan impuestos y hacen todo lo que la ley obliga. Si les cobran más plata, más impuestos —porque además ya pagan un impuesto especial de cerveza que es del 48 por ciento— el resultado es que menos paguen impuestos.

¿Me siguen? Como les cobran más, mayor número de cervecerías optan por no ajustarse totalmente a la ley y entonces pagan menos impuestos y el gobierno recibe menos plata. ¿Estará entendiendo esto tan simple el presidente Duque?

Pero los cerveceros artesanales, me contó Pablo Santos, tienen un plan que, de hecho, echa mano de una herramienta de este gobierno para usarla su favor. La respuestas es el incesante sonsonete de la "economía naranja". La asociación le propuso a la Presidencia que los acojan como proyecto piloto de la economía naranja y que creen un plan de apoyo al pequeño empresario, algo que los ayude a ellos pero que no vaya a beneficiar a las grandes industrias. Santos dice que, por el momento, la Presidencia ha recibido con amabilidad la propuesta y están pendientes de su decisión.

"Realmente lo que nosotros podíamos hacer ya quedó hecho. Queda esperar si pasa en plenaria la ley de financiamiento. Y, si llega a pasar, trabajar con Presidencia y con el Gobierno para ver cómo podríamos apoyar la industria del cervecero artesanal", dice Santos.

Solo nos queda esperar a ellos y a nosotros, los cerveceros empedernidos, qué pasa con el precio de nuestro combustible de vida. Mientras tanto, podríamos pedir la cerveza artesanal que tenemos por ahí cerca. Al menos hoy.