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Cultură

Una antropóloga explica por qué el 40 por ciento de la gente se niega a salir con vírgenes

Hablamos con la investigadora Helen Fisher sobre cómo los humanos están regresando a las actitudes de la era de la caza y la recolección, el miedo que tienen los millennials al divorcio y por qué los hombres se enamoran más rápido que las mujeres.

Este artículo se publicó originalmente en Broadly, nuestra plataforma dedicada a las mujeres.

Encontré a Helen Fisher, una antropóloga enfocada en la biología, en el momento que más la necesitaba: a mis 23 años, poco después de que me cortó mi novio.

Y no era cualquier novio, era "mi primer amor". Solo te pueden romper el corazón de esa forma una vez en la vida, cuando eres joven, te falta experiencia y eres increíblemente terca. Si algo me han enseñado las novelas, el rock y las mejores escenas en High Fidelity es que el primer rompimiento es el más doloroso de todos. En mi lucha por no cortarme la oreja y morirme de una sobredosis con las canciones de Hank Williams, me encontré con la antropóloga Fisher y con su extensa investigación científica acerca de "el cerebro enamorado". Estaba buscando un poco de lógica para desensibilizar mis emociones; estaba harta de beber hasta quedar inconsciente todas las noches y supuse que leer era una mejor idea. Fisher me trajo de vuelta a la realidad.

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Hellen Fisher es una profesora investigadora en el departamento de antropología en la Universidad Rutgers, la jefe de asesora científica de Match.com (desde 2005) y la investigadora principal en el tema del cerebro humano y los patrones interculturales de amor romántico, selección de pareja, matrimonio, divorcio, adulterio y diferencias cerebrales. Además de todo esto, ha publicado cinco libros muy vendidos que hablan sobre su investigación (el sexto sale en febrero de 2016) e insiste en que el amor romántico es un fenómeno universal con mecanismos que se han establecido durante la evolución. A sus sesenta y tantos, esta científica sigue estudiando lo que, según ella, todos deseamos más que nada en este mundo: amor.

Foto por Asa Mathat vía el usuario de Flickr PopTech.

Fisher ganó fama internacional cuando ella y sus colegas sometieron a 49 personas a una resonancia magnética para estudiar los circuitos del cerebro que se relacionan con el amor romántico. Fisher y sus expertos neurobiológicos llegaron a la conclusión de que el amor romántico es un impulso básico, como el hambre o la sed, que opera bajo todo el pensamiento y sentimiento cognitivo; comparó el concepto con la cocaína. Te vuelves adicto a una persona, desafías la lógica y arriesgas lo que sea para tener más de esa persona. Esto la convirtió en un éxito en EU y rebajó la única cosa que todos sentimos a ciencia fáctica. Últimamente está enfocando su investigación en cómo encontramos el amor en el mundo moderno. Gracias a sus estudios anuales de solteros en EU con Match.com —y a su propia investigación— ha hecho experimentos con miles de estadunidenses solteros y casados para tratar de descifrar que papel desempeñan la biología, la evolución y el sistema neurobiológico a la hora de buscar el amor en el contexto de cambio de género y roles económicos que existe hoy en día. Por ahora está trabajando en su última hipótesis a la que llama "sexo rápido/amor lento".

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"Tengo muchas razones para ser tan optimista", me dijo por teléfono desde la casa de su nueva amiga en Nueva York. (Están remodelando su casa.) "Nos estamos deshaciendo de los últimos mil años de nuestro pasado agrario y estamos avanzando a un estilo de vida mucho más parecido a nuestro pasado de caza-recolección".

Lo que quiere decir es que la equidad económica entre hombres y mujeres ha cambiado nuestra forma de ver las relaciones. En la sociedad de caza-recolección, las mujeres aportaban entre el 60 y el 80 por ciento de la comida para la casa y tenían el mismo poder económico y sexual que el hombre. Dejaban relaciones malas cuando querían porque, a diferencia de la cultura agraria y la revolución industrial (donde las mujeres se quedaban en casa sin posibilidad de trabajar y quedaban a merced de sus esposos), nadie estaba obligado a quedarse.

"La creencia de que las mujeres pertenecen al hogar ya se acabó y me encanta", dijo Fisher. "Le da esperanza a la humanidad".

Si no tienes sexo con regularidad, muchos lo ven como una barrera para la intimidad.

"En esta época a la gente le aterra el divorcio", continuó. "Un estudio reciente citó que el 67 por ciento de las personas que viven con su pareja tienen miedo de casarse por la posibilidad del divorcio y de sus repercusiones económicas, sociales, sicológicas y personales. Ahora nos casamos más tarde por esa razón. Creo que lo que se hacemos hoy —con la cultura del ligue, de amigos con beneficios y vivir juntos antes del matrimonio— es porque queremos saber todo de la otra persona antes de comprometernos de lleno". Fisher cree que a pesar de que esta cultura de promiscuidad parezca imprudente, en realidad es muy precavida. "Los primeros años de la adultez son para experimentar, o como yo le llamo, para "hacer compromisos ligeros". Salir con varias personas nos sirve para conocerlas y dormir con ellas antes de comprometernos a pasar una vida juntos. Y así, cuando nos casemos, sabremos que tomamos la decisión correcta".

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Fisher también dice que ya hemos abolido el valor general de la virginidad. "Mas del 30 por ciento de la gente me dijo que no saldría con una persona virgen", comentó. Y coincide con su teoría del sexo rápido y el amor lento. (La estadística real del estudio que realizó en 2013 con Match.com es mucho más alta: alrededor del 42 por ciento. Y las mujeres son mucho menos propensas a tener una pareja virgen que los hombres.) "Si no tienes sexo con regularidad, muchos lo ven como una barrera para la intimidad. Necesitan tiempo y experiencia para conocer a la persona por medio del sexo y perfeccionar su vida sexual juntos antes de comprometerse a largo plazo".

Aunque ha pasado mucho tiempo investigando para desmentir mitos sobre las mujeres y el amor (sobre todo en su libro de 1999 The First Sex: The Natural Talents of Women and How TheyAre Changing The World), insiste en que los hombres necesitan someterse al mismo análisis para saber cómo interactúan en el amor. En los últimos 50 años nos hemos enfocado a entender cómo se comportan las mujeres en las relaciones pero cuando se trata de los hombres, nos aferramos al estereotipo de que le tienen miedo al compromiso, son adúlteros, insensibles y adictos al sexo.

"Tengo información que demuestra lo contrario", dijo Fisher entre risas. "En mis estudios, tras encuestar a más de 25 mil personas, descubrí que los hombres se enamoran con más frecuencia. Se enamoran más fácilmente; cuando conocen a una persona y se enamoran, la quieren presentar con sus amigos y su familia desde el principio; quieren vivir juntos antes que su pareja". También señaló que esto aplica en los hombres enamorados sin importar si son gays o heterosexuales.

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Además, cuando le pregunté cómo la orientación sexual y otras cuestiones de género afectan al cerebro enamorado o los patrones a la hora de relacionarse, su respuesta fue inmediata. "Los científicos hicieron resonancias magnéticas a personas de la comunidad LGBT y descubrieron que los circuitos de su cerebro son idénticos. Yo estudio el amor romántico y esas partes del cerebro no están conectadas con la persona que amas sino con la forma en que amas, y eso no va a cambiar", explicó. También señaló que empezó a estudiar a las personas trans que están en tratamiento de hormonas para entender cómo afectan al cerebro las dosis la testosterona y el estrógeno, y la forma en que estas hormonas influyen en los rasgos de género comunes. Los hombres que toman estrógenos para transformarse en mujeres ven los colores más vívidos y experimentan una mayor sensibilidad emocional. Por otro lado, las mujeres que toman testosterona "ven mejor en la luz, son más escépticos y asertivos" en su vida diaria.

A pesar de su optimismo por las formas en que amamos en la actualidad, hay algo que le preocupa: las drogas. En particular los antidepresivos (ISRS) aprobados por la FDA.

"En EU hay más de 100 millones de personas que toman antidepresivos", señaló. "Si alteras el sistema de serotonina, también cambias el sistema de dopamina, el cual está conectado con el amor romántico. Me han llegado mails de todo el mundo con mensajes como 'Mi hermana lleva 20 años tomando Prozac y nunca ha tenido novio'. No me sorprende. Todos sabemos que estos fármacos afectan el deseo sexual".

Los hombres se enamoran con más frecuencia y más rapidez.

"Pronto, los servicios para encontrar trabajo te van a obligar a que especifiques qué medicamentos tomas", continuó Fisher. 'Hola, me llamo Nancy y tomo medicinas que aumentan mi serotonina y afectan mi dopamina natural'".

Sleepless in New York, un documental nominado al Óscar realizado por el cineasta Christian Frei, estará disponible para el público en general. El documental se basa en las teorías sobre el rechazo y el amor romántico de Fisher y se trata sobre tres personas a las que acaban de dejar.

"Nunca he visto una película que capture tanto dolor y analice cómo mostrar la verdadera sensación de rechazo y pérdida", dijo Fisher. "Eso se me hace mucho más interesante. La felicidad es genial pero no es tan compleja. Cuando te rechazan, puedes llegar a acosar, deprimirte, matar a otra persona, suicidarte o volverte loco".