¿Deberíamos casarnos a los veintitantos?

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Relaciones

¿Deberíamos casarnos a los veintitantos?

“Una vez que cumples los treinta, ya es demasiado tarde”.

Tengo 28 años y hace tres que empecé la investigación más larga de mi trayectoria como periodista: un estudio sobre el matrimonio. Mi mujer, Jill, es maravillosa, y yo soy muy feliz con ella. Tenemos una casa y un perro llamado Abby. Pese a todo, no puedo dejar de preguntarme cómo habría sido mi vida si no me hubiera casado a los veinte. ¿Estaría viviendo a todo tren como un soltero deseado? ¿Seguiría llevando pantalones con bolsillos exteriores?

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Por ahora, lo que sé del matrimonio es que consiste básicamente en comer y en quejarte de cosas con la persona amada. La mayor parte de la vida en pareja transcurre, curiosamente, separado de ella, en un sitio al que vas a hacer alguna actividad superaburrida para ganar dinero; cuando estáis juntos, el tema es pasar el tiempo hasta que uno encuentra algún motivo para molestar al otro. Quizá ha descubierto un plato nuevo que probar o algo distinto de lo que despotricar. Es agradable.

Con el fin de averiguar si era buena idea casarse a los veintitantos, entrevisté a varios expertos de mi ciudad para que me ofrecieran su opinión respecto a temas como el sexo, la política, la espiritualidad, la economía y los hijos en el contexto del matrimonio. Y es que el matrimonio es como uno de esos exóticos platos indios superpicantes: tiene buena pinta, pero sabes que si lo pruebas puede causarte estragos por dentro y dejarte destrozado, vacío. Además, después de probarlo una vez, pierde ese exotismo inicial. Durante mi investigación, también recogí la opinión de varios desconocidos sobre si vale la pena casarse a los veinte.

El sexo

Según la sabiduría tradicional, conviene practicar mucho sexo antes de casarse joven. Mi experiencia me ha enseñado que, en la práctica, esa opción no existe. En cualquier caso, has de ser consciente de que tus gustos, preferencias y niveles de confort evolucionarán una vez superes la veintena. Cuando te casas, descubres qué prácticas te excitan y cuáles excitan a tu pareja. Pero luego a uno de los dos se le apaga la llama.

Debía averiguar cómo se las apañan los matrimonios jóvenes para mantener viva la llama de la pasión, así que me acerqué a Industrial Luv, un sex shop de mi ciudad. Rodeado de todo tipo de lencería y de la tecnología anal más avanzada, hablé con Lisa Phillipson, gerente del establecimiento. Lisa me dijo que no es mala idea casarse a los veinte si has encontrado a la persona adecuada, aunque añadió que, antes del matrimonio, muchas parejas se conceden un periodo de "independencia" para experimentar y averiguar cuáles son sus "puntos calientes".

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¡Éxito!

"Es importante saber qué cosas te excitan, ya sean fantasías que podrían llegar a realizarse como aquellas que deben seguir siéndolo. No vas a poder montártelo con un unicornio, pero quizá sí puedas introducir unas esposas en tu vida sexual". Preguntada sobre cómo debería un matrimonio joven introducir juguetes sexuales en sus relaciones, Lisa respondió que lo mejor es un cambio gradual: "No es muy aconsejable presentarse en casa, de buenas a primeras, con unas pinzas para los pezones".

A continuación, Lisa me mostró todo un abanico de opciones, desde vibradores "inteligentes" de 300 dólares (280 euros) hasta un muñeco sexual basado en Justin Bieber o un dildo rosa de goma de 38 cm llamado el Gran Desafío Americano. Muchas veces los desafíos son el único camino hacia una solución.

Consejos de desconocidos
Sí, cásate a los veintitantos: 3
No, no te cases a los veintitantos: 2

"Primero vivid juntos un par de años. Que hay gente que se vuelve muy rara".

"Sé fiel".

"Mejor al final de los veinte que al principio… Los jóvenes de veintipocos no son tan conscientes".

Política

Los veinte son una década marcada por la volubilidad. Probablemente has aprendido mucho de lo que sabes y crees de tus padres o tutores. Y tras poner tu sistema de creencias a prueba ahí fuera, en el mundo cruel, seguramente te hayas dado cuenta de que esas que considerabas grandes influencias de tu vida en realidad dejan bastante que desear. Juntos, los dos miembros de una pareja deben formar y asimilar sus propios valores. Con esto no quiero decir que tengas que estar de acuerdo con todo lo que te dice tu pareja, sino simplemente decidir qué temas de conversación es mejor evitar en conversaciones con sus parientes más raritos.

Para tener claro cómo un matrimonio de veinteañeros debería abordar el tema de la política, hablé con el Dr. Jim Farney, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Regina. Lo primero que hizo fue decirme que no veía por qué dos jóvenes de veintitantos no deberían casarse. Él lo hizo y me aseguró que ha sido maravilloso. Respecto a cómo resolver las diferencias políticas en el matrimonio, esta fue su respuesta:

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El Dr. Jim Farney, preguntándose por qué habrá accedido a concederme la entrevista

"Lo primero que hay que entender es que las diferencias políticas no van a resolverse", señaló. Es como la diferencia inglés-francés en Canadá; nunca se va a cambiar a un solo idioma. También es posible acordar formas constructivas de estar en desacuerdo".

El Dr. Farney es educador y está habituado a tratar con mentes jóvenes, así que me tomé la licencia de preguntarle de sopetón si creía que era una estupidez casarse a los veintitantos. "En el caso de los chicos de veinte años, probablemente sí". Respecto a mi pregunta de cómo podría dominar por completo la visión del mundo de mi mujer, me recomendó que lo mejor era que dejara de intentarlo.

Consejos de desconocidos:
Sí, cásate a los veintitantos: 2
No, no te cases a los veintitantos: 1

"Intenta aprender cosas todos los días".

"Encuéntrale el lado divertido a todo lo que ocurra".

"No lo hagas a esa edad".

Espiritualidad

A veces puede resultar complicado conciliar las creencias espirituales básicas de cada cónyuge. La espiritualidad es como los refrescos: algunas personas son Coca-Cola, otra Pepsi, y no se puede hacer nada para cambiarlo. Quizá un día encuentras a alguien especial y con el tiempo descubres que le gusta una de esas marcas blancas extrañas. O quizá seas de los que no prueba las bebidas azucaradas pero los padres de tu pareja es lo único que te ofrecen para beber. Si quieres a la persona con la que estás, quizá tengas que rebajar un poco su refresco con agua para que no sepa tan "católico" o lo que fuera.

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Necesitaba una guía en el camino de la religión dentro del matrimonio, así que recurrí al mayor de los poderes a mi alcance: Peter H. Gilmore, alto sacerdote de la Iglesia de Satán. En su respuesta a mi email, Gilmore me dio muchos consejos para parejas veinteañeras y habló de filosofía, de la importancia de moderar el placer y del compromiso.

"Crear una relación duradera requiere el esfuerzo de todas las partes implicadas y puede no ser fácil a veces. Mi mujer y yo nos casamos con veintipocos y llevamos ya 35 años juntos. Como todo lo que vale la pena, no es fácil, pero la recompensa bien vale el esfuerzo".

Consejos de desconocidos
Sí, cásate a los veintitantos: 2
No, no te cases a los veintitantos: 2

"Asegúrate de que quieres a esa persona y de que no estás cediendo a las presiones de tus padres".

"Es mejor formar una pareja de hecho".

"Una vez cumples los treinta, ya es demasiado tarde".

La economía

Uno de los temas que una pareja debe tener bien claro antes de plantarse frente al altar es el del dinero. ¿Tenéis suficiente como para desperdiciarlo en un bodorrio? ¿Es tu pareja responsable con su economía? ¿Cómo podrías convencerle de que tú también lo eres? ¿Juntaréis vuestros ahorros? O, en términos más millennial: ¿fusionaréis vuestras deudas para crear un Frankenstein de sueños rotos?

Son muchos los que, para despejar estas incógnitas, acuden a los consejos de un experto en banca o bien siguen el ejemplo de sus padres, pero debéis saber que eso es un error crítico. A fin de cuentas, lo más probable es que sean esas mismas personas las que te llevaron a la ruina. Por eso decidí buscar ayuda consultando a la persona más apropiada: el dueño de una tienda de empeños. Las instituciones financieras posiblemente sean las causantes de tus desgracias económicas, pero las casas de empeño son una solución rápida para obtener liquidez inmediata.

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¡Cuántos anillos usados! ¡Cuántos divorcios!

Bart Johnson es el propietario de Cathedral Pawn y cree que es buena idea casarse a los veinte, aunque añade que es preciso que las parejas se paren un momento a reflexionar sobre lo que van a hacer. Respecto a los consejos de economía doméstica, el suyo es: "Que cada uno lleve su economía de forma separada". A continuación, Bart señaló que en su tienda tenía miles de anillos de compromiso y de boda a la venta.

Le pregunté si cabía la posibilidad de que alguno de ellos estuviera maldito, a lo que respondió: "Lo que tienes que preguntarte es si tú mismo podrías estar maldito".

Consejos de desconocidos
Sí, cásate a los veintitantos: 4
No, no te cases a los veintitantos: 3

"Contrata un servicio de asesoría matrimonial".

"Es muy importante que fluya la comunicación".

"Espérate. No seas tonto".

Hijos

Una vez jurados los votos, familiares, amigos y gente que no conoces de nada iniciarán una campaña de acoso para convencerte de que tengas descendencia. Es decir, su bienestar será directamente proporcional a tu voluntad de intercambiar fluidos con tu cónyuge y de crear vida. Ya sea en un brunch, una reunión familiar o en un encuentro fortuito en el súper, a partir de ese momento te perseguirá la misma pregunta: "Bueno, ¿y los niños para cuándo?". Tanto será así que hasta te entrarán ganas de cortarlos, y no hablo de los conductos reproductores, sino de los cables de frenado de tu coche, para conducir hacia una muerte segura en la autopista.

A lo que voy es que, antes de casarte, es importante que hables con tu pareja el tema de los hijos.

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Hace poco, mi amigo Dane y su mujer tuvieron un hijo. Dane comparó la paternidad con "tener una mascota, pero con más riesgos". Además, mi madre suele decir que manejar niños es como intentar "pastorear gatos". Con esas palabras muy presentes, decidí catar la paternidad pasando un rato en una sala llena de gatos. Estuve con cuatro felinos, tres de los cuales eran hermanos que habían nacido unos pocos meses antes bajo un porche. Se llaman Belfour, Juniper, Osler y Jasper. Sus padres humanos no dejaban de hablarme de lo gratificante que es cuidar de sus bebés peludos.

Esto, amigos, es la imagen misma de la paternidad

"Una noche vi que Jasper se estaba lamiendo la entrepierna y luego me di cuenta de que había tenido su primera erección", me dijo el padre, sonriente. Por un momento imaginé cómo sería mi vida con niños correteando de una lado a otro de la habitación, como aquellos mininos, con sus ojitos curiosos. En un arrebato de instinto paternal, quise hacerme una foto con todos los gatos en mis brazos. Mientras nos acomodábamos para la foto, me di cuenta de que ser padre consiste en amar a alguien más que a ti mismo.

De repente, Jasper empezó a sacar las uñas, arañándome el cuello y alborotando a los otros cachorros, que salieron corriendo en todas direcciones en una tormenta de maullidos. Soy alérgico a los gatos, así que la piel alrededor de las heridas se me inflamó rápidamente. Los niños son peligrosos; al final se me quedó el cuello como si una lijadora me hubiera dado un chupetón.

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Consejos de desconocidos
Sí, cásate a los veintitantos: 3
No, no te cases a los veintitantos: 3

"Trabaja duro".

"Nunca discutáis en la cama".

"Si teníais 14 años cuando empezasteis a salir, no veo mal que os caséis a los veinte".

El amor

Después de hablar del matrimonio con tanta gente, empecé a preguntarme si quizá no me estaba desviando del tema. En mi cabeza se arremolinaban todos los consejos que había ido recabando. Veía anillos de boda usados, a Satán, enormes dildos de goma y ojos de gato enfurecido donde antes solo había certeza. Busqué consuelo en la única persona que podía ofrecérmelo: mi mujer, Jill.

Mi mujer, Jill, todo un partidazo

Jill me dijo que fue buena idea casarnos a los veinte. Le pregunté qué hacía falta para mantener "viva la llama" a lo largo de nuestra vida. "Intentemos hacer cosas nuevas juntos, viajar, experimentar cosas diferentes", fue su respuesta. Le pregunté si había oído hablar de las pinzas para los pezones y me dijo que sí. En ese momento, pude ver más allá de su mirada confusa y preocupada y supe que todo iría bien.

Nos casamos porque estábamos enamorados y ambos decidimos hacer de aquella unión la parte más importante de nuestras vidas. Y ese, en mi opinión, es el verdadero Gran Desafío Americano.

Consejos de desconocidos
Sí, cásate a los veintitantos: 3
No, no te cases a los veintitantos: 3

"Sigue siendo feliz".

"No hay buenos consejos para esto".

"No lo fastidies".

Conclusión: Cásate, claro que sí. Pero no tengas hijos.

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Traducción por Mario Abad.