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American Football quiere marcarse otro tanto

American Football se reunieron nuevamente en 2014 y en breve los podrás ver en el Primavera Sound. Charlamos con Mike Kinsella sobre la gira de reunión de la banda.

Posiblemente el resto del mundo no entienda muy bien la pasión con la que en EUA se vive el fútbol americano, pero en el campo musical existe un American Football que, pese a su abrupta trayectoria, es más querido internacionalmente. La banda tocó 12 veces en sótanos, publicó un EP y se disolvió incluso antes de que se publicara su larga duración. Pero en 2014 las cosas cambiaron: American Football se reunieron nuevamente para pronunciarse con su sonido y en breve los podrás ver en Barcelona. Charlamos con Mike Kinsella sobre la gira de reencuentro de la banda.

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Noisey: Tenéis unos cuantos conciertos por delante. [Risas]

Mike Kinsella: Sí, sí. La primera vez que decidimos hacer conciertos nos dimos cuenta de que teníamos que aprender a tocar algunas partes de los temas. Lo último que hicimos fue grabar el álbum. Muchas de las canciones se quedaron sin acabar hasta que tomamos la decisión de romper y volver a estudiar. Fue entonces cuando las grabamos, pasamos los últimos cuatro días metidos en el estudio acabando los temas y escribiendo letras. Por eso en la primera gira nunca llegamos a tocar las canciones tal como la gente las conocía. Era como, joder, pero ¿qué estabais tocando en esa parte?

¿Habéis pensado en enviarlas a Guitar World para que os las transcriban?

[Risas] Eso, o mirarlo en YouTube… No, al principio no teníamos ningún plan fijado, íbamos haciendo a medida que nos llegaban ofertas. Finalmente me senté con Steve Holmes, que toca la guitarra, y le dijimos, vale, tenemos varios conciertos y me he dado cuenta de que tocamos cada tema con una afinación distinta. Las hemos aprendido y suenan bien, pero las hemos aprendido de forma distinta. Primero tenemos que aprenderlas bien y saber cómo tocarlas seguidas. Por primera vez en 15 años nos encontramos todos en una misma habitación. Entre canción y canción decíamos, "Esta es la razón por la que nunca hemos sido un grupo de verdad; tardas diez minutos en afinar las guitarras entre cada canción". Tenemos que pulir ese aspecto ahora que empezamos a tocar con público.

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¿Esperabais vender tantas entradas para vuestra primera gira?

No, no me podía creer a cuánta gente íbamos a decepcionar. No teníamos ni idea. Antes tocábamos, como mucho, para 40 personas en algún sótano. Para mí es casi como volver a componer los temas. Me cuesta cantar en voz más alta. Practicaba en el sótano de casa, mientras los niños estaban en la cama. Ni siquiera en el disco cantaba en un tono específico, simplemente cantaba en un tono alto.

¿Qué podemos esperar en los próximos conciertos?

Tocaremos todo nuestro repertorio, incluida una demo que nunca llegamos a acabar. Son solo unas 12 o 13 canciones. Al principio hablamos medio en broma de tocar "Never Meant" dos veces en cada concierto. ¿Por qué no? La canción es buena y a la gente le gusta. No creo que tuviéramos valor para hacerlo. También comentamos la posibilidad de hacer alguna versión, pero ¿a quién le iba a importar? Si tocamos durante cinco minutos más y acabamos con alguna versión absurda, nadie diría, "Joder, ese tema fue el colofón". Así que no creo que lo hagamos.

¡Pues yo creo que una versión molaría!

Vaya, he estado diciendo a los chicos que a nadie le molaría y la primera persona con quien lo comento me dice que sí.

¿Cómo fue la edición primer aniversario del álbum y quién tenía las demos/grabaciones en directo?

¿Todavía hay gente que compra el disco? Si a la gente le gusta, hagamos algo guay. Creo que Steve Holmes o un amigo nuestro tenía unos cuantos casetes, porque estuvimos preguntando. Yo solo tenía un par de ensayos grabados en una cinta.

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¿Qué fue lo que más te llamó la atención cuando escuchaste las demos por primera vez?

Pues que, musicalmente, no tenía ningún sentido que fuéramos a tocar para un montón de gente. Ahora tenemos el reto de transformar algunas de las canciones lentas o que se repiten durante cinco minutos en algo que sea interesante para el público.

El sitio web de Polyvinyl Records se saturó con las reservas para comprar vuestro álbum. Si hace quince años te hubiera dicho que una banda que solo ha tocado en 12 conciertos provocaría la caída de una página de internet, ¿me habrías creído o me habrías preguntado qué coño es internet?

Sí, te habría preguntado qué es un sitio web. "¿Caído? ¿Alguien se ha hecho daño?". No, nadie se lo imaginaba. Cada vez que toco en algún sitio alguien lo comenta, lo cual significa que la gente aún tiene interés. Pero no creo que Steve Holmes, que es padre de familia y trabaja, haya tocado en un grupo durante los últimos 12 años. Por eso está flipando y nos pregunta quién es esa gente que está interesada en un grupo que formamos hace 15 años. Yo le explico que no es que seamos superpopulares entre la gente de 37 años, sino que son nuevos seguidores. Supongo que es aun más sorprendente, porque cuando éramos un grupo no había tanto revuelo. Solo hacíamos canciones en el salón de casa, las tocábamos de vez en cuando, las grabamos y nos olvidamos de ellas.

¿Cómo tomaron forma las canciones durante el proceso creativo?

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No hubo prisas. No teníamos PA ni nada, y yo no sabía lo que iba a decir hasta el momento de la grabación o justo antes del concierto. Improvisábamos. Los conciertos eran como una forma de ensayar con el PA.

¿Qué escuchabais en aquella época?

Creo que Steve, el batería, escuchaba bastante jazz, porque estaba en un grupo de jazz en el instituto. Creo que el mayor cumplido que hemos recibido fue cuando hicimos un concierto al que fue mi hermano [Tim Kinsella], que no tenía mucha idea de lo que hacíamos, y nos dijo, "Vuestras voces son iguales que las de los Sundays". Y la verdad es que en mis trabajos en solitario se nota esa influencia. También en la universidad dicen que es como Steve Reich en Music for 18 Musicians . Es como una única gran canción de cuarenta minutos en 12 movimientos, con vibráfonos, voces y pequeñas señales que van cambiando.

¿Te consideras responsable de perpetuar la venta de instrumentos de viento entre los chavales del indie rock?

No sé. El batería, Steve Lamos, tocaba en el instituto. No practicamos con letras ni nada, sino que oíamos las melodías, las tocábamos y luego vimos que sonaba genial. No nos pareció rebuscado en ese momento.

¿Cómo reaccionaba la gente en aquella época cuando tocabais en casas?

No encajábamos. Tocábamos en casas en las que todo el mundo estaba borracho y nosotros allí, tocando canciones lentas. No molaba. Nos lo pasábamos mejor ensayando. En la universidad todo el mundo está en algún grupo, y nosotros somos uno más de esos grupos. Por alguna razón, Matt, de Polyvinyl Records, pensó que sería buena idea publicar nuestro EP. Quizá nos viera tocar. No es que estuviéramos destinados a ello; simplemente tuvimos la suerte de que Polyvinyl sacara nuestro EP y luego el larga duración, aunque ya sabíamos que nos íbamos a separar y no saldríamos de gira. No tenían por qué hacerlo. La cosa podría haberse quedado ahí, nunca más se habría oído hablar de nosotros y nuestras vidas habrían sido exactamente iguales.

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Es curioso que, después de 15 años, vuestro disco siga siendo un referente estilístico y musical muy preciado.

Es increíble. Es una muy feliz coincidencia que diéramos con algo que funcionara.

Estoy superemocionado.

Me alegro. Saber que a la gente le gusta lo hace todo menos extraño. Nos sentiríamos muy raros si fuéramos a tocar en conciertos y a nadie le importara.

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