Anduve en moto con uno de los clubes de motociclistas gays más viejos de EU

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Anduve en moto con uno de los clubes de motociclistas gays más viejos de EU

El Empire City Motorcycle Club, fundada en 1964 por un grupo de 12 motociclistas, es una de las organizaciones de motos más viejas y de sólo hombres gay de todo el mundo.

Un grupo de hombres musculosos y barbudos con pantalones de cuero, sombrero, chaleco y chamarra apareció en la puerta de Rockbar, un antro en las afueras de West Village en Manhattan. Miraron a su alrededor, confundidos al ver chicos con cabello largo y lentes rotos vistiendo playeras de cómics. Me di cuenta de que este bar debía ser el lugar que frecuentaban esos motociclistas y que el show de comedia nerd que fui a ver allí tal vez no era parte de su lista de diversiones. Se dieron la vuelta y se fueron, pero alcancé a ver la espalda de un chaleco de cuero: un círculo amarillo rodeado por un símbolo masculino azul y rojo y las palabras Empire City MC.

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Unos meses después me encontraba esperando en un café a "Evil" Ed Caraballo y Chaz Antonelli, el actual presidente y secretario, respectivamente, de lo que supe que era el Empire City Motorcycle Club, o ECMC. Este club es una de las organizaciones de motos más viejas conformada exclusivamente por hombres gay en todo el mundo. Fundada en 1964 por un grupo de 12 motociclistas del área metropolitana de Nueva York, el grupo celebró su 50 aniversario en octubre de 2014. Mientras que otros clubs de motos dicen haber estado activos durante más tiempo, Empire City es el único que tiene el requisito de que todos sus miembros anden en moto.

Las organizaciones de motocicletas surgieron en todo Estados Unidos en los cincuenta, sesenta y setenta, cuando regresaron los soldados de la Segunda Guerra Mundial, quienes estaban hambrientos por la misma sensación de peligro y emoción que experimentaban en los combates del otro lado del mundo. La popularidad de los clubs de motos se vio reforzada por la romantización de la imagen de "chico malo en moto" que explotó en EU en los años cincuenta gracias a la icónica película The Wild One. En la película, Marlon Brando hace el papel de Johnny Strabler, un malote con una chamarra de cuero y gorra, jeans ajustados y —por supuesto— una confiable moto. El personaje de Brandon y las ilustraciones burlescas de Tom of Finland de chicos malos con ropa de cuero y en moto se convirtieron en imágenes a las que la gente aspiraba, una representación de libertad y peligro al mismo tiempo. Las motocicletas han tenido esa reputación desde entonces.

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Admito que yo también asocio las motos con ser malote y mis visiones de ellas siempre tienen como soundtrack "Born to Be Wild" de Steppenwolf. Cuando Ed y Chaz entraron al café, confirmaron mis expectativas. Los dos vestían chamarra de cuero y jeans de mezclilla sostenidos por grandes cinturones de cuero con enormes hebillas plateadas. Usaban botas negras y pesadas y caminaban con fuerza y actitud. Eran amigables, graciosos, y definitivamente la clase de persona con las que no deberías meterte.

Chaz, de 48 años, tenía barba de candado y un tatuaje de corazón en el cuello. Encima de su chamarra de cuero usaba un chaleco de mezclilla. En este chaleco tenía muchos parches, desde banderas de diferentes países que ha visitado hasta banderas de orgullo y parches con leyendas como "Sólo es cachondo la primera vez", todas alrededor del logo de ECMC. Ed, de 46, usaba unos pulcros jeans que terminaban perfectamente encima de sus botas y un suéter de cuello de tortuga negro bajo su chaleco de cuero de Empire City. Su barba tenía forma de líneas. Ed ha sido miembro de Empire City desde 2010; Chaz oficialmente desde 2008, aunque ha pasado tiempo con el club desde 1989.

"Cuando estás en un grupo de chicos con interés en las motos, el lazo más común es que a todos les gustan las motos, pero que también les gusta un poco de peligro", dijo Ed. "Al estar en un grupo de motociclistas gay te encuentras con gente que tiene los mismos intereses, el mismo nivel de confort", continuó. "No es sólo hablar de ello, sino experimentarlo juntos".

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Actualmente Empire City tiene un total de 16 miembros, miembros asociados y aspirantes. El rango de edad va desde los treinta hasta los sesenta y todos provienen de varios grupos étnicos. Cerca de un 95 por ciento son profesionales en campos tan diversos como paisajismo, ingeniería química, docencia, derecho, psicología y estilismo. Algunos están retirados. Se requiere que todos sean responsables, especialmente en cuanto al mantenimiento de sus motos. En palabras de Ed, el club está conformado por hombres maduros que comparten un amor por andar en moto y están suficientemente cómodos con sí mismos para sentir que pueden contribuir a la dinámica del grupo sin importar en qué etapa de la vida estén.

Parte de la dinámica del grupo se trata de participar en una variedad de eventos sociales a lo largo del año. Algunos de éstos incluyen el Día del Motociclista, cuando tienen un picnic y una tradicional bendición de motos —eligen un nombre para su moto y el capellán del grupo la bendice— y el Holiday Party and Toy Drive, una fiesta de beneficencia para la organización de niños huérfanos Leake & Watts. El club también tiene varias rodadas de caridad como el Hogs for Hope, el cual beneficia a la Ronald McDonald House; además, son voluntarios en beneficencias como la Night of a Thousand Gowns de Nueva York, y participan en el Festival del Orgullo Gay de Nueva York.

En nuestra era digital, ECMC aún existe porque ofrece a sus miembros algo que no encuentran en internet. "La comunidad del club ha sobrevivido porque hay diferentes necesidades que los clubs pudieron llenar", dijo Chaz. "En un club de motociclistas, los lazos son aún más fuertes que en un club de cuero o un club de hombres porque nosotros tenemos más cosas en común", dijo. Puede que los clubs de hombres, los cuales a menudo tienen un enfoque fetichista como el cuero, tengan algunos miembros motociclistas, pero no son como Empire City. "Rodamos juntos, nos protegemos el uno al otro. Cuando vamos en fila, somos una máquina aceitada. Nos cuidamos de que no haya gente en las vías; cuando nos cambiamos de carril, hacemos que se sepa que estamos ahí".

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El mismo Chaz llegó al club a través de una comunidad de cuero, en la que él y Ed están activos. Muchos miembros de ECMC también lo están –aunque no es obligatorio. Para algunos de Empire City, una moto es el mejor accesorio de cuero, pero a otros simplemente les gusta andar en moto.

A fin de cuentas, Empire City se trata de andar en moto y de la hermandad. Los miembros se unen y se quedan allí durante mucho tiempo —20, 40, incluso 50 años— y los une la libertad, la experiencia y la confianza que se crea cuando ruedan en grupo.

Emil Solis, de 81 años, sólo se ha perdido dos fiestas de Navidad de ECMC en sus 50 años de pertenencia al club. Una de éstas fue la primera de todas, en el '64, antes de volverse miembro. Aunque Emil dejó de andar en moto en 1996, él es actualmente miembro emérito de ECMC, lo que significa que no debe tener moto o licencia, y tampoco debe pagar cuotas.

En los sesenta, cuando Emil se unió, no se hablaba de ser "gay" ni de "salir del clóset". ECMC empezó como una organización secreta porque así debía ser. Ser abiertamente gay te ponía en riesgo de perder tu trabajo, tu departamento, a tu familia y amigos.

"Cuando llegué en junio del '65, aún no tenían nombre para el club", dijo. "Tenían un nombre elegante o algo más tradicional que Empire City. Empire City, eso les gustaba a todos. No quiere decir que seas gay, no significa esto, no significa aquello. Sólo somos New York City, Empire City. Fue así como surgió".

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Emil baja la voz cuando dice la palabra "gay", aun cuando estábamos en la recepción de The Center, como se le conoce al Centro de la Comunidad Lésbica, Gay, Bisexual y Transexual de Nueva York. Incluso en la era de la canción de Lady Gaga "Born This Way", a Emil le es difícil sacudirse toda la opresión que experimentó durante su vida.

Seguir la historia de ECMC es un poco como una experiencia tipo Forrest Gump de la historia gay posterior a los años cincuenta: el mismo Emil era miembro de la Sociedad Mattachine, la cual se estableció en los cincuenta y fue una de las primeras organizaciones del país a favor de los derechos de los gays. ECMC también fue predecesor de los influyentes disturbios de Stonewall de 1969; Emil de hecho participó en 1970 en la marcha del Día de Liberación en la calle Christopher, que es considerado hoy en día el primer desfile del orgullo gay. ECMC sobrevivió la crisis del SIDA de los ochenta y noventa y hoy en día algunos miembros se han casado con sus parejas gracias a la aprobación del matrimonio gay en el estado de Nueva York.

"En los setenta vivías una vida normal y closetera de lunes a viernes", dijo Chaz. "Una vida que realmente no era la tuya. Cuando llegaba el fin de semana, te besabas con tus amigos, salías a bares, consumías drogas y andabas con gente como tú. Era el único momento en el que podías soltarte el pelo y ser tú mismo. Y como era tan importante, la gente se unía a clubes, ya que ésa era nuestra única válvula de escape social. Ése era el Facebook de la época".

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Hoy en día, ECMC es abierto sobre su existencia; los miembros usan aquellas chamarras y chalecos sin miedo a que haya repercusiones; reclutan miembros en festivales como el Folsom Street East, el festival fetichista al aire libre más grande de la Costa Este; y se reúnen el primer miércoles de cada mes en The Center.

Para ser miembro de ECMC debes ser un hombre gay de más de 21 años, debes tener moto, seguro para ésta, así como licencia. Para ser un miembro completo (a diferencia de un miembro asociado, quien no debe asistir a tantos eventos) debes vivir a no más de 80 kilómetros a la redonda del Colombus Circle, una importante glorieta en Nueva York. Si tienes dichas cualidades, puedes solicitar una membresía.

Tras solicitarla, debes asistir a una junta general y a una rodada oficial, así como obtener el patrocinio de dos miembros completos que vean por ti antes de ser aceptado o rechazado. Existe un periodo de prueba obligatorio de tres a seis meses, durante los que te pedirán que conozcas a otros miembros de ECMC, asistas a eventos del club, rodadas y juntas, y que te familiarices con las 22 páginas de la Constitución y Estatutos de ECMC. Después de ese tiempo, los miembros votarán por tu membresía. Y estos caballeros no son flexibles.

La estricta adhesión a esta estructura es sin duda una de las razones por las que el club ha durado tanto tiempo. Los miembros siempre han estado bajo los mismos estándares de responsabilidad y compañerismo. "No somos amigos de compromiso. Eso es lo que nuestro proceso de selección hace: se asegura de que seas una persona de buen carácter", dijo Chaz. "No sólo queremos estar para ellos, queremos asegurarnos de que ellos también estén para nosotros. Es algo mutuo; somos una familia".

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No obstante, la mejor forma de ver a la hermandad en acción es andar en moto con ellos.

Una mañana de domingo, los miembros de ECMC se juntaron en la Lexington Candy Shop, un punto de reunión antes de las rodadas. La mesera los conoce por nombre, los llama "cariño" y "corazón" y se sabe de memoria lo que piden. Ese día yo iba a rodar con Chaz en la parte trasera de su moto, una Yamaha Road Star 2004. Nos dirigimos hacia afuera y en poco tiempo había una sinfonía de carburadores rugiendo. Los cascos se afianzaron a las cabezas, los zípers de las chamarras de cuero se cerraron.

Ese día era una conglomeración más pequeña: Chaz, Eddie, Mark, Joe, Geno y un miembro a prueba, Aaron (quien ahora es miembro completo). Para algunos de los hombres, ésta era su primera rodada de la temporada: las motos fueron sacadas de las cocheras, las manos debían reacostumbrarse al clutch y las caras debían adaptarse al viento. Geno, el Road Captain, estaría liderando el camino, y Chaz sería la seguridad, o la cola. Él defendería a otros motociclistas de ECMC de otros coches y se aseguraría de que hubiera espacio suficiente para que las motos cambiaran de carril, dieran vuelta y entraran al tráfico. La meta principal era siempre quedarse juntos, con o sin moto.

Mientras nos dirigíamos hacia el norte en la autopista West Side, me cayó el veinte. El motociclismo es algo increíblemente peligroso, ya que dejas tu vida en manos de otros, aunque tenerlos tan cerca y como apoyo te hace sentir más apegado a ellos. Yo sentía el viento en la cara y cómo se movían las comisuras de mi boca. La libertad de andar en moto es tan poderosa que hace que el peligro valga la pena. Cuando experimentas todo eso junto con un grupo de personas aunque sea tan sólo por un día, como yo, empiezas a desarrollar una sensación de camaradería y comunidad, por lo que puedo imaginarme cómo se siente rodar con estas personas durante años. Puede que la motocicleta sea el fundamento del Empire City, pero es la gente la que le dio —y le sigue dando— al club el alma que ha hecho de éste un hogar y una familia durante los últimos 50 años.

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