The xx están aquí para cuando el Clonazepam no funciona

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Música

The xx están aquí para cuando el Clonazepam no funciona

La noche del viernes en Coachella, el trío británico susurró fuertemente. Una pareja se masturbó mutuamente bajo su cobija y 50,000 personas se volvieron locas.

"Algunas personas responderían que no les gusta el té en sí, que lo beben para sentirse calientes y estimulados, y que necesitan azúcar para quitarle el sabor. A esas personas equivocadas les diría: trate de beber té sin azúcar, más o menos por una quincena, y es muy poco probable que alguna vez quieras arruinar tu té endulzándolo otra vez".  —George Orwell sobre el té.

Bienvenidos al festival de Instagram preferido por los EE.UU., llevado a cabo en la distópica dimensión alterna de 1967. Puedes conseguir auténtica paella española mientras usas una banda para la cabeza marca Urban Outfitters Coachella* en un sofocante campo de polo frente a florecientes estatuas fálicas (*litigación pendiente). Te devuelvo tu dinero si no consigues 200 likes siempre y cuando PayPal se caiga antes de que la guerra comience con a) Corea del Norte, b) Siria o c) Chicago.

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De acuerdo con los materiales de comunicación distribuidos por la multinacional sueca de moda H&M, debes amar a Coachella por el "espíritu democrático" y la "experiencia de unión que crea". Conoces el viejo comercial de MasterCard: Boleto: $400 usd; alquiler del Rancho Mirage Golf Mansion: $4000 usd; Un octavo de molly: $120 usd. La experiencia = no tiene precio.

Si trabajáramos lo suficiente, podríamos crear el futuro comunitario que Thomas Jefferson alguna vez soñó: 51 fines de semana al año en Coachella. Después del fin de semana, los residentes de tiempo completo del Campamento y Spa de Reeducación del Desierto de Donald Trump limpiarían el campo de polo. Los costos estarían cubiertos por las becas FitTea Instagram, y subvenciones de fundación de la Casa Heineken. Todo el mundo podría usar libremente el kimono multicolor de sus sueños. En la rara oportunidad de que existiera un ataque de "disidentes", se le asignaría una Lady Gaga autografiada a cada quien y un scooter eléctrico edición limitada color rosa para escapar, rugiendo fervorosamente hacia el gran Mojave.

Es exactamente como un episodio de Black Mirror (nunca he visto Black Mirror). En un momento de gran agitación donde muchos de nuestros mejores artistas son apoyados por el patrocinio altruista de Ford, Apple o Drake, The xx escribe algunas de las mejores canciones de la playlist de canciones sexuales utilizadas en comerciales de coches. Son como los Fleetwood Mac que se conocieron en Tinder. O como si Ian Curtis aún viviera y creara una app para capitalizar económicamente los conciertos.

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La noche del viernes, The xx susurró fuertemente y 50.000 personas se volvieron locas suavemente. Esto fue tres horas antes de la Nylon Midnight Garden hosteada por el holograma teñido en Clarendon de Nicole Richie y con el consultor de moda no.1 de Kanye como dj aunque en ese momento no se estaba pensando en futuras fiestas. Nadie necesitaba hacerlo. Sólo había palidez gótica y tristeza. Sólo había The xx.

Si la oscuridad fue alguna vez una condición, un pánico por tener la boca de algodón a las 4 de la mañana, The xx lo ha llevado brillantemente a una estética moderna, una capa negra para cubrirse los hombros después de tirar vino en la chamarra. Durante estos tumultuosos tiempos, pocas bandas están tan dotadas para transmitir los temores que todos enfrentamos. Escucha las letras de "Dangerous" cantadas por Oliver Sims y Romy Madley Croft: "You are dangerous, but I don't care / I'm going to pretend that I'm not scared (Eres peligroso, pero no me importa / Voy a fingir que no tengo miedo)".

Puede hablar sobre cualquier cosa. Un discurso que te darías a ti mismo antes de aventarte en paracaídas, o sobre los nervios antes de invitar a alguien al baile. Podría ser un sutil homenaje al subestimado clásico de Michael Jackson "Dangerous", o podría ser sobre el holocausto nuclear. The xx te recuerda que no es momento para bromas. Para eso está Hall and Oates.

Desde que lanzaron su álbum debut xx en 2009, The xx se han convertido en una de las bandas más populares de una generación que carece de bandas populares pero ama las letras minúsculas. Esta fue su tercera aparición en Coachella y desearon a la multitud un "festival mágico… que te haga subir y bajar de amor". Como Oliver Sims dijo eso, una pareja se la jaló mutuamente bajo una cobija. Era el tipo de romance que rara vez se ve; tenían el potencial de escribirse correos por 12 meses, tal vez 18.

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The xx son la clase de gente joven que esperarías como modelo a ser por tu embrión fertilizado. Tan no comprometido como un tatuaje de henna. Tocan música como si conocieran todas las cosas correctas por escoger en Pottery Barn sin pasarse del presupuesto; pueden recitar por lo menos dos poemas de Emily Dickinson y riffs de Interpol ingeniosamente apropiados sin las desagradables implicaciones. A veces, aluden al Chris Isaak atrapado en una isla con una supermodelo en el video de "Wicked Game". En otras ocasiones, suenan como un Inxs remezclado en chopped and screwed. O a Tim Burton haciendo un remake The Breakfast Club.

Todos ellos usaban camisas de flores bordadas que los hacían parecer meseros de una taqueria de langosta en Manchester. Era música dance donde sólo tenías que balancearte, una brisa fresca sin necesidad de una chamarra, una bonita puesta de sol con un filtro inkwell, la personalidad musical de una tarta de chocolate. Si las mejores bandas contemporáneas trabajaran para salir en un comercial de Chrysler, a ellos les alcanza hasta para uno de Volvo.

Tocaron todos sus hits: la canción sobre ver películas sin nombre en VCR, la canción sobre las islas sin nombre, la canción sobre los ángeles. No tocaron la canción sobre la puesta del sol, pero ya había sido usada por los coachellistas con el caption: "Y así comienza". Tocaron "Basic space", con su coro: " basic, open air / Don't look away, when there's nothing there (básico, aire libre / No pierdas de vista, cuando no hay nada ahí)."

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Cuando el mundo es duro y tu apartamento está sucio y no puedes contratar a una empleada doméstica, The xx nos suministra el soundtrack perfecto para limpiar los cuartos que conseguiste por Air BnB. Tienen encantadoras voces desinfectadas y parecen ser el tipo de personas que aún envían cartas de agradecimiento por correo. No podías dejar de sentirte conmovido por la felicidad de la chica en la camisa de los Ramones snapchateando en la pantalla Jumbotron. Tienes que adorar a una banda con un pulso tan saludable y estable; en realidad hicieron ver a Arcade Fire como The Talking Heads.

A veces, el ambien no sirve. A veces, necesitas The xx. Oliver Sims lo dijo mejor cuando se dirigió a la audiencia: "No tengo palabras para decirles lo felices que estamos de encontranos aquí". ¿Quién necesita las palabras correctas cuando se puede usar un tank top neón y shorts cuadriculados mientras destapas unas frías con tus carnales?

Pudiste haber estado triste cuando ese romántico y lujurioso e-mail no funcionó, pero siempre hay Coachella y siempre habrá The xx, asegurándose de que recordemos que la tristeza es uno de nuestros recursos más inagotables y lucrativos. Sólo puedo decir cosas dulces sobre ellos. Parecen personas muy amables. No puedo esperar a escucharlos en un spa en 20 años. Me pregunto, ¿cómo tomarán su té?

Todas las fotos de Christina Craig.