Platicamos con Elisa Miller sobre 'El placer es mío', su nueva película

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Platicamos con Elisa Miller sobre 'El placer es mío', su nueva película

A unos días del estreno nacional, este próximo 9 de diciembre, conversamos con la directora sobre su trabajo.

Muchos conocimos a Elisa Miller en 2007 cuando llevó su cortometraje Ver Llover al Festival de Cine de Cannes y se llevó la Palma de Oro. Este fue sin duda un logro importantísimo que la ayudó a comenzar su carrera profesional. A partir de entonces nos ha ofrecido muchos otros trabajos que han gozado también de gran reconocimiento y que la han llevando a dónde está ahora. Su trabajo ha ido evolucionando con cada proyecto y más allá de los premios que ha ganado lo más importante es que realmente la hemos visto crecer como realizadora a través de los años y que con cada título nos ofrece algo nuevo. Está por estrenar en México su película El Placer es Mío. Este es un trabajo mucho más maduro y vemos cómo Elisa comienza a consolidarse como una de las realizadoras más destacadas de entre los contemporáneos.

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Póster cortesía de Piano.

El cine de Miller se ha distinguido por tocar temas muy personales e introspectivos, que nos llevan a reflexionar sobre nuestra propia condición humana. El trabajo que está haciendo como directora nos muestra un cine desde una perspectiva diferente que está transformando los discursos de cómo se percibe a la mujer dentro de la narrativa cinematográfica.

Platicamos con ella a unos días del estreno nacional, el próximo 9 de diciembre.

VICE: Cuéntanos un poco sobre esta nueva película, El Placer es Mío, y cómo se relaciona con tus trabajos anteriores.
Elisa Miller: El Placer es Mío es un relato muy intimista de una pareja que se va a vivir al campo, como este plan utópico de salirse del DF que a veces todos tenemos. La película lo que retrata es el tiempo dentro del amor o la pasión; es el amor más el tiempo. No sólo cuenta la historia de Rita y Mateo, sino que es una historia tan universal y tan sobre la condición humana que la vuelve de todos. Las mujeres que la han visto sienten que todas son Rita, la protagonista. Hay una cierta empatía triste de verte reflejada en un personaje que ama como ama y se equivoca como se equivoca. Es hablar del amor desde lo universal.

Todos me preguntan por qué hacerle una película más al amor, y creo que es una decisión difícil y quizá algo arriesgada ya que es una temática muy usada. Sin embargo, la idea de la película era hacer algo mucho más universal y profundo. No sólo habla del amor en sí o de cómo el amor se desintegra. Hablamos de cómo de alguna manera la violencia vive dentro de todos y se desata en situaciones que provocan ciertas heridas. Es un relato de cómo la violencia se mete hasta la cocina. Son las ideas que tengo hoy sobre la película.

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Sí, es lo que veo. Nos muestra cómo la violencia se cuela en tu pareja cuando menos te lo esperas. Crees que nunca te va a pasar y de repente ya está ahí.
Así es cómo sucede la violencia en todas sus esferas y niveles. La idea era contar un retrato intimista de una pareja, tratar de aterrizar la narración en personajes que yo conozco. Pienso que todo lo que he filmado son cosas que puedo llegar a ver con claridad, desde mi subjetividad. Sólo hablo de lo que logro atrapar profundamente. En esta película los dos personajes componen a la pareja como protagonista, sin embargo, puedes ver claramente cómo las mujeres amamos, nos equivocamos y nos paralizamos cuando nos sentimos agredidas. Es un reconocimiento muy femenino. Y lo interesante es que al ver la película sientes que tú eres Rita. Hay mucha honestidad el retrato de cómo nos podemos paralizar ante el dolor.

La película narra el ciclo de vida de una pareja. Y es un ejemplo universal de las diferente formas en las que experimentamos el tiempo dentro del amor. Cuando todo está bien el tiempo corre dichoso y libre, y cuando está mal el aburrimiento hace que todo se paralice, y es ahí cuando se enfrenta el yugo de lo cotidiano. La película es una crónica de la destrucción de una pareja, de cómo llega la ansiedad y la angustia, de la falta de valor para retirarse a tiempo y lo que pasa por no retirarse a tiempo.

¡Ya me identifiqué!
¡Sí! Yo ya no experimento cómo la vería un espectador por primer vez por la cantidad de veces que uno ve su propia película, pero es muy loco que te genere una sensación de que tienes que reflexionar sobre lo que estás haciendo en tu vida cotidiana con tu pareja.

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Este guión lo escribiste junto con Gabriela Vidal. Cuéntanos un poco de cómo fue el proceso de combinar dos cabezas en la creación de esta historia.
Con Gabriela fue súper bonito el proceso porque primero fue mi asesora con este proyecto en una versión muy verde y primaria. Fue mi asesora en el FONCA y nos llevamos muy bien. Luego la invité a otro taller donde yo seguía trabajando este guión, y terminando tenía ya una versión que me gustaba pero sentía que todavía le faltaba un apretón de tuercas. Así que le propuse a Gabriela que fuera mi co-guionista, a lo que me contestó que era la fiesta a la que siempre había querido ser invitada, y así empezamos a colaborar. Ella se regresó a vivir a Argentina así que nuestra colaboración fue básicamente cibernética. Era una ida y vuelta de correos y en poco tiempo sacamos una versión con la que aplicamos a los fondos. Luego Gaby pudo venir a México en la etapa de pre-producción de la película, cuando yo ya estaba con el casting armado, y a partir de las sesiones de improvisación con los actores el guión creció mucho. Fue un proceso muy bonito porque nunca fue un guión cerrado; siempre siguió creciendo. Gaby estuvo conmigo en la pre y al empezar el rodaje me dejó sola con mi guión y mi crew y ahí empezó una nueva etapa con los actores donde seguimos abriendo el guión en rodaje; eso estuvo muy bonito.

Y hablando de los actores, cuéntanos cómo fue el proceso con Fausto y Flor Edwarda para generar esa intimidad tan honesta que vemos en pantalla?
Fue un trabajo súper bonito que empezó desde el casting. Se buscaba cierta química entre los personajes y las etapas de casting fueron siempre en parejas. Cuando escogimos a Flor Edwarda entonces empecé a castear a los hombres para ella. Ellos tenían mucha química y se llevaban muy bien. Creo que nacieron el mismo día y tenían el mismo tatuaje en el mismo lugar; eso me emocionó como una señal y decidí que ellos serían la pareja. Y fue increíble. Se hicieron súper amigos. Bueno los tres, Fausto, Flor Edwarda y yo, hicimos una gran amistad porque el trabajo previo a rodar fue de mucho compartir nuestras visiones y experiencias. Teníamos una relación muy abierta. Los tres hablábamos de todo. El guión era fuerte y te daba para hablar de muchos temas de los que no necesariamente hablarías con alguien en una conversación cotidiana, pero a partir del guión las conversaciones eran muy profundas y se hizo un vínculo súper cercano entre los tres, y eso ayudó mucho a la película.

Durante tu carrera has tenido la oportunidad de llevar tu trabajo a muchas partes del mundo, ¿cómo ha sido la experiencia de compartir tu cine con culturas tan diferentes?
Ha sido muy interesante porque parte de lo que ha sido mi búsqueda constante en todos mis trabajos, hay siempre unos temas quizá simples a primera vista, siempre hay una cosa muy pequeñita en la idea y eso es lo que he entendido que genera mucha universalidad. Esos pequeños conflicos son lo que nos hace a todos humanos. Siento que los temas que parecen los más pequeños o simples son los más universales y eso para mí fue un aprendizaje bien bonito con mis otros trabajos, presentándolos en Festivales de otras latitudes. Hay algo de lo humano, de lo básico que está en esos temas. En ese sentido ha funcionado bien y he aprendido que a todos nos pasa lo mismo.

Y ahora que estrenas tu ópera prima, si miras hacia atrás, ¿qué le recomendarías a los chicos que están ahora estudiando o por estudiar la carrera de cine?
¡Que lo piensen bien! Es muy canijo. Creo que la constancia y el creer en ti, si no crees ti mismo nadie va a creer. Hay que darle continuidad. Es muchísimo trabajo y muchas veces es trabajo no pagado que uno tiene que hacer porque cree en su proyecto. En las etapas de concepción de proyecto o de guión vas solo. Tienes que aguantar y trabajar otras cosas a la par donde sí te paguen pero no soltar la constancia de trabajar tus propias cosas que yo creo que pagan de otra manera. No pagan la renta pero sí pagan en otra moneda y no hay que abandonar esos proyectos. Aunque a veces la cosa se ponga muy difícil no hay que abandonar el sueño. Muchas veces parece que todo va a salir mal o que no va a suceder, y hay que remarle y remarle porque de pronto PUM se acomodan las cosas. Tienes el guión, llegan los productores, todo se cuadra y sucede. Me tardé muchos años en terminar esta película. Obviamente evolucionó y no filme el guión que escribí hace 5 años, pero son procesos muy largos. Hay que ser constantes y aunque todo parezca que está contra corriente, luego agarras la corriente con la cual nadar, pero tardas.

@ivonnegtzz