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Música

Marky Ramone nos cuenta un montón de historias de Los Ramones

En su nuevo libro Punk Rock Blitzkrieg el último de los Ramones muestra a los miembros del mítico grupo de punk rock tal y como eran.

Todo fan de los Ramones que se precie sabe que su vocalista, Joey Ramone, padecía un trastorno obsesivo-compulsivo grave. Que el guitarrista Johnny Ramone era un republicano convencido, un oxímoron con patas; al fin y al cabo, era un punk que admiraba a Nixon y a Reagan. También sabrá que Dee Dee Ramone, el bajista y autor de la mayoría de sus canciones, se metía de todo y más. Lo que tal vez no sepa es que Johnny era un racista de manual que le zurraba a su novia, que no paraba de mofarse de Joey y que se enzarzaba en discusiones sobre política en la casa de Phil Spector con el actor Al Lewis, el entrañable abuelito Drácula de La familia Monster. O que Dee Dee mentía cuando decía que había luchado en la guerra de Vietnam. O que los hábitos de higiene personal de Joey eran tan deficientes que en más de una ocasión tuvo que ser hospitalizado por ello. Marky Ramone (alias de Marc Bell) desvela estos y muchos otros interesantes detalles en su muy recomendable autobiografía Punk Rock Blitzkrieg , donde relata su ascenso desde lo más ignoto de Brooklyn al trono de las baquetas con Dust, grupo pionero del hard rock, para luego lanzarse de cabeza al epicentro del punk neoyorquino como miembro de Wayne County & The Backstreet Boys, Richard Hell & The Voidoids y, finalmente, los Ramones. Bell sustituyó al batería original, Tommy Ramone, en 1978 a petición del propio Tommy, justo antes de que la banda entrara a grabar Road to Ruin, disco que incluye el clásico "I Wanna Be Sedated". Pero tampoco Marky sale de rositas del libro: en él explica cómo empotró su coche contra una tienda de muebles mientras conducía borracho como un cuba, cómo metió el chihuahua de un amigo en el congelador y hasta reconoce que su prolongada batalla contra el alcoholismo acabó por costarle su salida del grupo.

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Aunque Joey, Johnny, Dee Dee y Tommy han muerto, la leyenda de su punk rock –y Marky– todavía vive. Lo único que quiere Marky es que se sepa qué ocurrió en realidad. "Todo es verdad", insiste Marky. "Quise escribir este libro para acabar con la rumorología y con todas las exageraciones".

VICE: ¿Cuáles son los principales malentendidos sobre los Ramones que querías refutar en Punk Rock Blitzkrieg ?
Marky Ramone : Que Phil Spector nos apuntó con un arma en su estudio. Cosa que no es verdad. Es cierto que tenía armas, pero nunca nos apuntó con ellas. Y que en realidad no éramos hermanos [ ríe]. Pero también quería que el público conociera nuestra personalidad, la mía y la del resto de miembros del grupo; cómo éramos en realidad. También me interesaba aclarar lo que ocurrió durante el rodaje de Rock N' Roll High School y, más tarde, en el Rock N' Roll Hall of Fame. No es mi intención criticar al resto de libros sobre los Ramones, pero no son tan exhaustivos como el mío.

En el libro hablas en detalle sobre cómo eran los otros Ramones y sobre las relaciones que había entre ellos y tú mismo. Mucho de ese material no resulta precisamente halagador. ¿Quisiste esperarte a que todos hubieran fallecido para publicar el libro?

No. Eso no tuvo nada que ver. Yo solo pretendo contar mi historia. Como te decía, al leer los otros libros que se han escrito sobre los Ramones, me di cuenta de que exageraban mucho. Eso es lo que me empujó a escribir. Quería poner las cosas en su sitio.

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Hay miembros posteriores de los Ramones, como Richie o C.J., que siguen vivos, pero de los integrantes originales de los años 70 y 80 tú eres el único que queda. ¿No te sientes un poco raro?

Soy el último vínculo que existe con los cuatro Ramones originales, puesto que estuve con ellos desde los años 70. No siento una responsabilidad especial por ello, pero me gusta mantener viva la llama de aquella música. Creo que las canciones son demasiado buenas como para dejar de tocarlas. Así que he juntado un grupo de músicos muy bien compenetrado [Marky Ramone's Blitzkrieg] y eso es a lo que nos dedicamos. Andrew W.K., que es un gran showman, se ocupa de las voces. Pero no quería hacer un grupo de clones. Quiero que la música suene como los Ramones, pero visualmente no me interesa que la banda se pareciese a los Ramones.

¿Tienes idea de por qué te decidiste desde chaval por la batería, en lugar de escoger la guitarra o el bajo?

Podríamos decir que nunca me sentí inclinado por la electrónica. Cuando los Beatles salían por la tele, mi madre me llamaba al comedor para que los viera. Allí empezó todo: yo quería ser Ringo. Por eso empecé a tocar la batería.

Y el éxito llegó muy pronto. Cuando firmasteis vuestro primer contrato discográfico con Dust, aún no habías cumplido los dieciocho.

Fuimos una de las primeras bandas de heavy metal de Estados Unidos. Tocábamos muy duro y muy rápido, algo que yo relaciono con el hecho de que veníamos de Brooklyn. Nos conocíamos y compartíamos los mismos gustos, y Dust fue el resultado natural de todo ello. Mi padre quería que me graduara en el instituto, así que en cuanto hube colgado el diploma en la pared, me metí de lleno en la escena punk de Nueva York.

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Richi Wise, compañero tuyo en Dust, y Kenny Kerner, responsable de las letras del grupo, produjeron los dos primeros álbumes de KISS. Tanto tú como Joey erais fans de KISS, lo que llama la atención, pues estéticamente eran una banda que se situaba en las antípodas de la imagen más parca de los Ramones.

Sí, fui a ver a los KISS unas cuantas veces en sus inicios. Pero aún no habían acabado de definir su estética y no iban con aquellas pintas. De todos modos, a mí siempre me gustaron sus canciones. Tenían buenos estribillos; eran cortos y las letras trataban temas que le interesaban a los jóvenes de entonces. Igual que los Ramones. De hecho, KISS hicieron una muy buena versión de "Do You Remember Rock N' Roll Radio?". Al principio, eran muy parecidos a los Ramones y a los New York Dolls.

Tú llegaste a hacer una prueba con los Dolls. ¿Te has preguntado alguna vez que hubiera ocurrido si te hubiesen cogido? ¿Crees que hubieras acabado siendo un Ramone de todos modos?

Bueno, sí y no. Los Dolls se separaron tres años más tarde por culpa de las drogas, así que a lo mejor yo hubiera acabado igual de mal. Cogieron a Jerry Nolan, que se lo merecía como el que más, y yo acabé tocando con otros grupos de Nueva York.

Como Estus, por ejemplo, con quienes grabaste un disco con Andrew Loog Oldham, el manager y productor de los Rolling Stones. Él trató de montarse un trío contigo y una mujer…

Andrew vive ahora en Columbia, y cada vez que voy por allí me paso a visitarle. Pero nunca hablamos de lo que ocurrió aquella noche. No me van los tríos. Yo tenía solo 19 o 20 años, y aquello fue para mí una situación incómoda y un poco extraña. Lo olvidamos y nos centramos en la grabación del disco.

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Luego entraste en los Voidoids, la banda de Richard Hell, con quienes tocaste en el mítico disco Blank Generation. En el libro explicas que el tema que daba el título al álbum fue la primera canción en la que participabas que realmente te hizo pensar. ¿Significa esa canción lo mismo para ti ahora que entonces?

En aquella época, Nueva York estaba hecha una ruina. Había huelgas de basureros, los policías recibían tiros en todas partes y las calles estaban llenas de indigentes. Al gobierno le importábamos una mierda, así que, sí, éramos la blank generation (generación vacía). ¿Si pienso igual ahora? Creo que son los jóvenes de hoy en día que se encuentran en una situación parecida quienes deben sentirse identificados con esa canción. Pero nosotros supimos salir adelante. Perseveramos con la música, tocando y ensayando, y afortunadamente pudimos dejar atrás aquella manera de pensar.

¿Se sorprendió Richard Hell de que decidieras abandonar los Voidoids?
Creo que sí, pero quien se quedó más sorprendido fue Bob Quine, el guitarrista, porque a él le gustaba mucho como tocaba yo la batería. Decía que el grupo ya nunca fue el mismo desde que yo me fui. Pero el problema es que a Richard no le gustaba ir de gira. Cuando volvimos de la gira con The Clash, él quería tomarse las cosas con calma. Yo, en cambio, quería volver a la carretera. Pero Richard tenía un problema con las drogas, y cuando estás de gira es complicado encontrar camellos con los que mantener tu adicción. Yo creo que aquella era su principal motivo para no querer salir de gira. Entonces fue cuando Tommy le dijo a Dee Dee que me preguntara si me apetecía formar parte de los Ramones.

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Entonces te reuniste con Johnny para que él te explicara las normas de la banda antes incluso de hacer la prueba. En cierto modo, fue una manera de prepararte para lo que iba a suponer formar parte de los Ramones, pues Johnny tenía un montón de reglas.

Bueno, ladraba mucho pero mordía más bien poco. ¿Hacíamos caso de sus normas? No. Éramos colegas, pero teníamos opiniones políticas enfrentadas. Johnny era como era, y en el libro lo describo claramente. También explico cómo era yo, y cómo eran Dee Dee o Joey. Así que no es que trate de ensañarme con nadie, pues me describo a mí mismo con toda honestidad.

Joey y Johnny siempre estaban a la greña, hasta el punto de que dejaron de dirigirse la palabra. Da la sensación de que tú estabas más del lado de Joey, porque la mayoría de sus problemas eran asuntos que él era incapaz de controlar, como su trastorno obsesivo-compulsivo, mientras que los problemas de Johnny tenían más que ver con su personalidad.

Sí. Joey era introvertido y muy tímido. Necesitaba hablar con alguien dentro del grupo, dado que no podía hacerlo con John y Dee Dee estaba siempre en otra galaxia. Éramos buenos colegas. Además, Joey siempre tuvo problemas de salud, así que me daba un poco de lástima. Pero cuando subía al escenario, se comía el mundo.

Cuando entraste en los Ramones, ¿te chocó ver que Johnny era racista y que le pagaba a su novia?

Obviamente, no me gustan los fachas ni tampoco los hombres que pegan a las mujeres. Que fuera un antisemita y que estuviera continuamente diciendo "negrata" no me hacía ninguna gracia. Mis padres me habían llevado a la primera gran marcha en favor de los derechos civiles en Washington en el 63, así que había crecido en una familia donde no importaba el color de la piel siempre y cuando fueras buena persona. Así que escuchar cómo Johnny escupía ese odio me ponía de los nervios.

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Joey era judío, así que tampoco le debía hacer mucha gracia.

A Joey le ponía enfermo. Johnny se metía siempre con Joey y con nuestro tour manager porque eran judíos; los llamaba "los rabinos". Si Joey venía hacia la furgoneta y John estaba sentado delante, decía: "Ahí llega el rabino". Yo le decía a John: "Venga, ya basta". Mofarse de los demás puede acabar convirtiéndose en algo más grave. Puede convertirse en realmente peligroso, en una forma de odio.

¿En algún momento alguno de vosotros sintió el impulso de intervenir en las peleas entre John y Roxy, su novia, para evitar que él le pegara?

Una vez presencié una bronca entre Dee Dee y su mujer, Vera, y le dije que no volviera a hacerlo nunca más. Pero Johnny y Roxy se peleaban cuando estaban a solas y nadie los veía.

Durante la grabación de End Of The Century en la casa de Phil Spector, Johnny se enzarzaba en discusiones de política con Al Lewis, el actor amigo de Spector que interpretaba al abuelo de La familia Monster . Aquello debía ser una escena bien surrealista.

Continuamente. Johnny era republicano y detestaba a los inmigrantes, detestaba aquello, detestaba lo otro. Y el abuelo Monster le ponía en su sitio.

Mucha gente creía que Dee Dee había luchado en Vietnam, aunque no es cierto. ¿Fue él mismo quien creó ese rumor?

Sí. Le habían extirpado el apéndice, así que tenía una cicatriz. La enseñaba continuamente y decía: "Me la hicieron en Vietnam" [ríe]. A veces cambiaba la historia y decía que se la habían hecho en una pelea a navajazos. Dee Dee tenía mucha imaginación, era muy infantil. Pero eso es lo que le convertía en un compositor tan bueno.

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En el libro no ocultas tus problemas de alcoholismo. ¿Te resultó difícil escribir sobre ello?

Tenía que hacerlo, porque fue algo que pasó. No tenía la intención de quedar como el angelito de la banda, y si puede servir para ayudar a alguien que se encuentre en la misma situación, me alegro. No me avergüenzo de ello.

En una ocasión, durante tu horas más bajas con la bebida, metiste a un chihuahua en un congelador durante diez minutos. ¿Te arrepientes de aquello?

Aquel chucho era un incordio. No paraba de ladrar y de morderme en los tobillos cada vez que iba a casa de aquel tío. Me harté. Solo pretendía calmarlo un poco, así que lo puse en la nevera. Y no solo en la nevera, sino en el congelador. Cuando lo saqué, tiritaba un poco pero ya no ladraba. Así que en lugar de zurrarle, lo sometí a un cambio de temperatura. Funcionó.

No creo que a los defensores de los animales les haga mucha gracia esta historia.

Bueno, aquello fue antes de los tiempos de lo políticamente correcto.

J. Bennett entrevistó a Johnny Ramone en 2003, aproximadamente un año antes de que muriera. Johnny llevaba una camisa hawaiana.

R.I.P. Joey, Dee Dee, Johnny and Tommy Ramone.