A mis 25 años puedo decir que he estado en terapia por una década. Eso incluye terapia psicológica infantil, varias experiencias en el Servicio Nacional de Salud (NHS en inglés) por terapias cognitiva-conductuales (CBT en inglés) y psicoterapias, además de psicoterapeutas privados. Si se tratara de un matrimonio estaría en mi aniversario de aluminio, un elemento que supuestamente representa una unión exitosa al ser un metal inquebrantable. De hecho la metáfora aplica, considerando que he atravesado etapas en donde he querido desecharlo todo, convencida de que no está funcionando, para terminar arrastrándome devuelta con el rabo entre las patas.
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He recibido terapia a lo largo de mi vida por diferentes razones: ansiedad, depresión, desorden disfórico premenstrual, manía, desórdenes alimenticios, y otras cosas que sinceramente no sé cómo categorizar. No puedo asegurar que comprenda totalmente el funcionamiento de la terapia para diferentes enfermedades, ya que además cada persona responde de manera distinta al tratamiento. Pero sí he identificado muchas cosas a través del ensayo y error que me hubieran gustado saber antes de iniciar mi historial terapéutico.
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Una advertencia antes de empezar. El Servicio Nacional de Salud (NHS) está infrafinanciado, hasta el punto de ser casi desesperanzador cuando se trata de salud mental. Entenderás cabalmente el significado de una crisis de salud mental cuando te encuentres en una lista de espera por meses para tratar tu depresión, solo para descubrir que tu terapia consiste en una sesión de media hora, una vez a la semana, por diez semanas; y si pierdes o reagendas dos sesiones porque estabas jodidamente deprimido, te las cobrarán igualmente. Si tienes una enfermedad crónica y necesitas un tratamiento de largo aliento, Dios te ampare.Dicho esto, solo porque es difícil de obtener, evita sentirte culpable si lo logras. No pienses que no estás "lo suficientemente enfermo" para recibir tratamiento, porque eso te aterrizará en un ciclo disuasorio donde renunciarás a pedir ayuda cuando la estés necesitando. De la misma manera, no te sientas culpable si estás enfermo y puedes pagar por una terapia.
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"Cuando mi terapeuta me dice que saldrá de vacaciones a un crucero de tres semanas, la semana antes de que se vaya pienso en lo egoísta que es, ¿y ahora que se supone que haga? ¿velar por mí misma?"
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Si vas por lo privado, tienes todo el derecho de despacharlos o serles infieles probando con alguien más sin que se enteren. No cometas la estupidez de quedarte con lo que tienes simplemente porque te has comprometido y te parece un poco violento decir a estas alturas que no funciona. Y si has conseguido que te traten por medio de seguridad social, razón de más para no conformarte.Si la persona que te está tratando es un aprendiz que solo lee de un texto impreso y que se encoge de hombros cada vez que le haces una pregunta personalizada, dile a tu médico general que necesitas a alguien más. Es mejor que te convenzas de que el tratamiento de 10 semanas llegará a su fin así que mereces sacarle el mejor provecho.El deseo de cambio puede llegar en cualquier punto, yo aprendí que el terapeuta que tanto me ayudó a superar un asunto, no necesariamente podría hacerlo con otro. Cuando terminé una relación importante supe que había una materia gris a propósito del sexo y la sexualidad que quería desenredar, y rápidamente me di cuenta de que el terapeuta (hombre heterosexual) que llevaba viendo por un tiempo (de hecho especialista en relaciones) no estaba entendiendo la esencia de lo que yo estaba diciendo al relacionarlo con el hecho de ser una mujer joven y mis interacciones con los hombres. Me le desaparecí no volver a programar una cita, porque no podía darle la cara y decirle adiós. Lo maneje de la manera más inmadura, pero fue la jugada correcta; rápidamente encontré una terapeuta mujer que pudo aportar más en este tema a las sesiones.
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Mi terapeuta insistió en preguntarme formalidades hipotéticas que supones preguntaría cualquier terapeuta. Cosas como: "Imagina que vas a encontrarte con tu mamá y vas a contarle un problema, ¿en qué lugar de la casa la encuentras?" o, "¿Cómo hizo sentir eso a tu Yo joven?" o, "¿Qué hiciste después de sentirte ignorado?".Luego hizo un análisis pasmosamente preciso que requería que me sintiera como una unidad individual para salvaguardar mi salud mental, porque las relaciones son temporales y pueden deprimir y dañarte. Todo eso, cuando lo ves por escrito, resulta obvio, pero cuando se lo oí decir a ella, me marcó por completo.Siempre trato de tomar nota para intentar capturar algo. Pero con frecuencia tienes que aceptar que eso que tanto sentido tenía es algo que está alojado en algún lugar de tu subconsciente. Lo que lo hace tan conmovedor en su momento es que quizá fue la primera vez que lo escuchaste, pero ahora estás un paso más allá. Lo notes o no.Tuve un terapeuta que me dijo insistentemente que tenía que tomar una gran decisión de vida. Terminé haciendo el cambio pero aún soy consciente de que solo lo hice porque me lo dijeron. No había ninguna amenaza a mi vida o salud. Los terapeutas están ahí para asesorar, sugerir y guiar; jamás los dejes llevarte a un lugar al que no quieres ir. Cada movimiento que haces a propósito de cómo la vida afecta a tu salud está (y debe estar) en tu control.Después de diez años en estas, ya no sé si desde el inicio fui generosa con mi información o si me acostumbré a derrocharla de manera automática, como una vaca que entra al establo a ser ordeñada. Soy ridículamente desvergonzada en el vida real. Es realmente difícil avergonzarme. Nada de lo que me pasa en la vida real puede ser peor de lo que pasa en ese cuarto semanalmente, y esto aplica también a mis relaciones. La terapia ha mejorado mis relaciones con la gente más allá de lo que puedo cuantificar. Le hablo a los extraños en la calle de lo que sea. Tengo amistades profundamente honestas en donde ambas partes sabemos que podemos hablar de todo; pero como siempre estoy a pocos días de haber discutido sobre mi salud mental, no siento la necesidad de hacerlo a menos de que esté realmente en problemas. En todo caso es de lo último que quiero hablar. A mis amigos les gusta la idea de que yo pueda ser su psicóloga de sillón cuando no se sienten cómodos hablando con otros amigos. A la gente con la que salgo o cuando estoy en una relación le encanta esto porque puedo llevar a mis sesiones cualquier problema que florezca entre nosotros. Es como una terapia de pareja pero sin que tengan que pagar o aparecer.
Reconoce que tu terapeuta no debería decirte qué hacer, solo debe orientarte
Tus relaciones con otras personas cambiarán
"Siempre sospecho que a los terapeutas les da curiosidad y me buscan en internet. Son tan humanos como el resto de nosotros. Yo lo hago. Yo lo hago sin ningún remordimiento."
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Me he preguntado si la terapia se ha convertido en una costosa y cómoda cobija. Cuando mi terapeuta me dice que saldrá de vacaciones a un crucero de tres semanas, la semana antes de que se vaya pienso en lo egoísta que es, ¿y ahora que se supone que haga? ¿velar por mí misma? La gente me pregunta "¿no agotarás los posibles temas de conversación?" (NO. Tener una enfermedad crónica que compromete la salud mental no tiene fin, tampoco mi capacidad de hablar mierda).Hay momentos en los que pienso que eso de salir de la visita de las ocho de la mañana, visiblemente afectada, e ir corriendo al trabajo sin tomar un pequeño descanso para procesar lo ocurrido no puede ser bueno, que podría prescindir de todo esto.¿Pero por qué habría de abandonar la terapia? Que recuerde conscientemente, es como mejor me he sentido. Algunas personas se quedan medicadas toda su vida; yo me medico intermitentemente. ¿Por qué habría de importarles cómo presupuesto mi plata o manejo mi salud? En la última década, paré por pequeñas temporadas cada vez que tenía una recaída. Para el momento en que trepé de nuevo a ver un terapeuta, o me reconecté con el anterior, había empeorado muchísimo y me tomó más trabajo reintegrarme.Mi más grande miedo es que la locura de verdad esté a la vuelta de la esquina, esa suerte de enfermedad severa que es un punto de no retorno. Sé que puedo perder el contacto con la realidad, y crear cosas que no existen. No hay forma de olvidar eso. Así que así no sea para nada más, le pagaré a un profesional que sepa de qué habla para reafirmarme: "eres un humano normal y no estás 'enferma'" todas las semanas.Existe la posibilidad de que un día haré algo además de la terapia. Pero si no pasa, no me molesta la idea de verme veinte, treinta o cuarenta años hablando sobre mí misma.@hannahrosewens