Con el retiro de Marshawn Lynch, la NFL perdió a uno de sus personajes más empáticos, más entretenidos. Pocas veces un jugador incorpora talento y genuino enloquecimiento tan impecablemente como el ex corredor de los Seahawks de Seattle.Sus silencios en las funciones obligatorias de prensa; sus celebraciones después de anotar; hasta su grill. Daba gusto verlo correr y daba gusto verlo hacer payasadas fuera del campo. Y ahora que está fuera de la liga, no se ha privado de nada.Ha estado muy cerca de su universidad, la Universidad de California: viajó con ellos en una gira por Australia y hasta probó suerte con el futbol de reglas australianas. Y ayer volvió al estadio que lo vio triunfar. En esta ocasión revivió una escena sucedida hace diez años, cuando California derrotó a su rival regional Washington, el candidato al Heisman se montó en un carrito para lesionados y se lanzó a dar un paseo.Ahora, diez años después, con su madre como pasajero, repitió la hazaña antes de que el equipo saliera al campo. Lo malo es que casi se lleva a un par de miembros de la banda.
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¡Regresa, Marshawn!Marshawn goin dumb. — Nick Yoko (@nickyokoyama)6 de noviembre de 2016