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Música

"Toca cambiar el concepto de historia: todo vibra, no hay principio ni final": Una entrevista con Vincent Moon

El videógrafo francés, uno de los más importantes del mundo, ha cambiado la forma de entender el cine.

Foto por Santiago Mesa

Vincent Moon podría ser uno de los videógrafos más importantes de la actualidad, además de realizar un impecable trabajo como fotógrafo y como artista sonoro. Fue el creador de La Blogothèque: un proyecto audiovisual que produjo más de cien videos conocidos como Take-Away Shows o Concerts à Emporter, en el que le dio un giro a la manera de filmar música en vivo. Trabajó con R.E.M., con quienes creó portales web donde el público podía descargar videos que además podía transformar, dando nuevas relaciones artísticas entre los músicos y sus fans. Y luego, con una cámara en su mochila, arrancó a viajar por el mundo, para encontrar música, conocer personas y entender otras realidades. Sus descubrimientos fueron quedando en su sello Petites Planètes. Todo lo entrega, dice que no le pertenece, por lo que está bajo la licencia de Common Creatives. Es un canal que recibe y entrega todo lo que pasa por sus ojos y oídos.

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Actualmente vive en Brasil, auqnue ha viajado por los cinco continentes identificando los puntos de encuentro entre las músicas de ritual que oye en sus recorridos. En el 2011, junto a personajes como Urián Sarmiento y Teto Ocampo, recorrió Colombia, de donde salió el docuental Esperando el Tsunami: un viaje que exalta la magia que se esconde en nuestros caminos. Nos sentamos a hablar con él sobre el ritual, sobre la música sacra, su manera de entender la historia, los viajes, el mundo digital. Nos adentramos en la cabeza de un personaje que no para de dejar su huella profunda en el arte.

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Haz viajado mucho por el mundo, haz oído muchos sonidos y experimentado con lo que llamas música sacra. Para ti, ¿qué significa esta idea de lo sacro dentro de la música?

Cada vez creo más, después de experimentar esta aventura espiritual, que tú eres el que decide a qué le pones lo sacro. Al final es lo que te hace escuchar y esperar lo que esperas de la música. ¿Quién decide qué es sacro y qué es profano? En la cosmología indígena no hay nada profano. Todo es sagrado, todo tiene que ser sagrado. Y es algo que tu puedes aplicar a cuaquier cosa que hagas en la vida. Somos además una generación que está intentando reconstruir ese conocimiento antiguo. Lo que ha pasado en los últimos 15 años es que ha crecido una generación con una red de conexiones gigante, con muchos daños colaterales, pero también con muchas cosas buenas. Una de ellas es que ahora estamos conscientes de muchas otras interpretaciones de la vida que podemos juntarlas y mezclarlas para elevar nuestra percepción. Es muy interesante porque ahora veo, especialmente en Brasil, que es donde he vivido los últimos dos años, una gran evolución de los rituales y de la espiritualidad. Y veo que es algo que va a pasar en todo el mundo eventualmente. Brasil está muy adelantado en el sentido de mezcla de razas. Es un caos y está muy jodido a muchos niveles, pero culturalmente está muy avanzado.

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La otra cosa es que no es algo intelectualizado. Es simplemente un acto de ver diferentes elementos y apropiártelos. En un sentido esto se puede poner en términos de espiritualidad, cuando la gente está apropiándose de diferentes cosas, donde incluso los sacro y lo que muchos ven como profano se junta para celebrar la vida.

Según eso ves lo sacro en toda la música, ¿Qué mundos se desprenden de esta?

En ese sentido toda la música tiene que ser sacra, porque toda la música viene de lo sagrado. Si lo piensas la música estaba antes que las palabras. Mucho antes. Siempre ha estado ahí y lo es todo. Tu eres el que pone el límite de lo que consideras que es música, qué es sonido y qué es ruido. Yo he ido abriendo cada vez más los oídos para entender todo lo que me rodea como música. Brian Enno ha trabajado mucho en esta dirección, preguntándose sobre la manera como podemos cambiar nuestra manera de escuchar. Puede ser irte a un parque y grabar 40 minutos. Luego vas a casa y escuchas lo que grabaste una y otra vez, llega el momento en que todo lo que puedes concluir es que esa pista es música. Vivimos en una sociedad muy jodida y muy estúpida en muchos niveles. Crecimos con educadores que nos enseñaron muchas cosas mal, con una consciencia muy ridícula. Lo que yo he buscado es confrontar mi propia educación, confrontar de donde vengo, con otras educaciones y otras formas de ver la realidad.

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En los últimos 20 años, por los medios masivos y los avances de la tecnología es cada vez más difícil ser alternativo. Pero más necesario. Uno ve casos como el de los indígenas de Brasil, porque pese a los genocidios, siguen vivos, siguen peleando y siguen fuertes. Merecen un enorme respeto. Y ellos tienen una interpretación diferente de lo que se trata la vida: qué es lo importante, qué es la armonía con la naturaleza, qué es la identidad, qué es la espiritualidad, qué es sacro. Y es muy interesante acercarse y trabajar juntos. Mantener esa alternatividad, ese pensamiento, esa diversidad, pero a la vez, no sobreproteger. La gente cree que tengo un acercamiento de etnográfico al mundo, tengo la curiosidad, pero no se trata de poner las cosas en una caja. Es más ver cómo hacer para mantener las cosas en movimiento. Mi trabajo es lidiar con eso. Cómo hacer para dejar que las cosas sigan continuamente fluyendo.

¿Y cuál es el poder de la música?, ¿cómo crea ese movimiento y ese fluir de las cosas?

Creo que todo vibra. Creo que deberíamos reinterpretar el mundo en términos de lo que entendemos como historia, como algo con un principio y un final. Mejor sería remplazar esta idea de línea del tiempo, por la idea de vibración. Y esto es lo que he intentado aplicar en mi forma de hacer películas. No tienen historia, o por lo menos no ese tipo de historia. No hay un personaje principal al que uno sigue, al que le va a pasar una serie de cosas. Creo que es una manera muy cerrada de entender el cine. Es poner a todos en un camino y esperar que nadie se vaya a salir. Es muy limitado. Hay otra manera de hacer las cosas que se tienen que establecer. Hay una frase que dice “yo solo hago la mitad de la película, la otra mitad la hace el espectador”. Cuando yo filmo y edito es un paseo por las vibraciones, por los ritmos. En verdad creo que toda la vida es ritmo. Como vibras en determinado momento te pone en armonía con todo lo que te rodea y te permite estar en esa corriente. Esos ritos vibran a un nivel muy fuerte, con suerte hasta otros niveles de realidad, con o sin psicoactivos. Aunque muchas veces estos caminos de espiritualidad tienen que ver con el uso de psicoactivos. Claro, siempre hay caminos cortos para este mundo loco en el que vivimos en que todo es muy rápido: quieres irte a meditar dos meses y meterte un viaje en una noche. Este último es un camino más fácil.

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¿Lo sientes todo como un ciclo constante?

Claro, toca cambiar ese concepto de historia, todo vibra, no hay principio ni final. La muerte no es un final, es la continuación de la vibración en energía después de la vida. La herramienta que tenemos para trabajar en el cine es una puta línea recta. Y tengo que trabajar con eso y muchas veces simplemente estoy en desacuerdo con esta estructura. Las cosas no funcionan así. Funciona en ciclos, funciona a diferentes niveles de realidad, que ocurren al mismo tiempo, de forma junta o separada. Es muy simple y muy complejo a la vez. Vivimos en una sociedad que no entiende las cosas así. Para algunas personas eso está cambiando y es excelente.

El ser humano de lo que llamamos mundo antiguo entendía el tiempo de tal manera, ciclos: arquetipo y repetición, es curioso que esas ideas vuelvan a resurgir. O más que resurgir que se mantengan…

Es muy interesante, porque esas personas que llamamos primitivos realmente son la vanguardia. Todo el mundo está volteando la mirada al chamán ahora y dándose cuenta de lo que significa.

¿Y cómo se da esa conexión entre la música y tu trabajo fílmico teniendo en cuenta esta lectura de las vibraciones?

Creo que Carlos Reygadas de México lo pone muy bien en palabras. Dice que él no cree que el cine esté cerca de la literatura en la forma de establecer su estructura. Lo que uno ve en el cine es pasado de la literatura a la pantalla y, repito, es muy limitado. Lo que el dice es que el cine está mucho más cerca de la música de lo que la gente cree. Es todo acerca del ritmo. Para mí entonces la conexión sucede sobre todo en la edición. Con la tecnología digital recién estamos empezando a ver sus posibilidades y su verdadera integración para lograr un cambio radical de la realidad. Es un nuevo nivel. En ese nivel de realidad las cosas no son lo que eran en el siglo pasado, especialmente en el campo del arte. Mucho está ligado al dinero y el arte ha sido demasiado categorizado, separado el uno del otro: esto es música, esto es tal y esto es tal. Esto es rock, esto es pop y esto es tal. Y en cada uno un gigante número de subcategorías. Lo mismo en el cine: que el drama, la comedia, y subgéneros y subgéneros. Y creo que eso está jodido, es muy equivocado. Todo está unido y cuando lo integras en un proceso digital, este te deja conectar lo que quieras.

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No hay formas. Las formas, cambian, fluyen, sin principio y sin final. La era digital te permite hacer lo que quieras con la forma. Es espiritual, lo digital en ese sentido equivale a lo espiritual. La integración de estas tecnologías a nuestras vidas puede ayudar la renovación interna. Todo son vibraciones, no hay límites y todo es parte de todo. Es la interconexión de la vida. Es lo que puedes sentir con un psicoactivo. Las experiencias que he tenido con estos me han ayudado a acceder a la integridad de la vida. La realidad completa es la que vives en un rito chamánico.

Lo que explicas muchas veces es algo que se siente, pero es muy difícil expresar en palabras, ¿sientes que lo logras manifestar con tu trabajo?

Creo que uno puede intentar transmitir eso que es invisible. Con estas secciones de video en vivo que estoy haciendo la búsqueda es encontrar que la gente se interese por los rituales alrededor del mundo en un modo muy sensorial y muy accesible. Es un tipo de cine muy orgánico, que no es que necesite una interpretación sino que toca más el cuerpo. Y creo que es más completo porque no ve al cerebro como lo único en la vida.

¿Es el ritual, y la música que se enmarca dentro de este, una manera de resistencia? ¿Una manera de lucha?

Seguro, es la búsqueda alternativa. No se si resistencia. Lo es en cierto sentido, pero en otro es realmente dejarse ir por la corriente, por el fluir de la vida. El ritual corresponde al lugar específico en el que la gente está, pero hay países repletos de millones de personas que además tienen en la punta de la pirámide a gente muy jodida. Simplemente es mucha gente. Todo el mundo yendo en su dirección. Es lo que ha pasado desde el principio de los tiempos: gente buscando sus interpretaciones. Lo que podemos hacer es vivir esa vida que se aproxima a nuestra realidad, seguir tus creencias mientras no jodas al otro.

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Todos tus trabajos están en publicados bajo la categoría de Common Creatives, ¿ves el ritual, y la música dentro de este, como algo que va encontravía de ese concepto que tenemos de los derechos de autor?

Claro. Yo solo estoy siendo coherente. Es lo único que puedo hacer, no lo puedo hacer de otra manera. Y es que es algo que pertenece a todo el mundo. ¿Por qué habría de pivatizar algo?, ¿por qué habría de declararme el creador de algo? No soy el dueño de nada, no es mi filme. Simplemente soy el tipo que tenía una cámara en un momento específico. Hay muchos más elementos en el juego. Vienen de afuera. Todo se trata de hacer un remix de otra cosa. La vida es un remix de la vida. Es por esto que se ha ido volviendo cada vez más compleja, porque seguimos avanzando en esa dirección de reinterpretar lo que ya existe. ¿Por qué ir en contra de la piratería? Es algo más respetuoso con la vida que los derechos de autor. Cada vez que intentamos privatizar y solo buscamos el dinero detrás es que jodemos todo. Creo que se trata de cómo seguir avanzando en las formas artísticas: cine, música, lo que sea. Esa es la idea. Y realmente creo que pronto no veremos las diferencias entre ningún arte. Es volver a algo ancestral que es muy hermoso. Y eso se logra gracias a lo digital.

Pero esta idea requiere de un cambio de paradigmas en muchos sentidos, de la misma forma como vivimos y entendemos conceptos como el éxito…

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Claro. Creo que hay mucha gente trabajando en esa dirección. Cómo hacemos para compartir, para liberar, para no tener jerarquías. Así es que puede funcionar. No creo que vayamos a cambiar el mundo, pero vamos a crear un mundo dentro de este mundo. Y eso es muy excitante. Tenemos es que mantenernos muy unidos y fuertes. Crear otra manera de economía, que sea autosostenible. Para allá vamos.

Haz trabajado tanto con artistas de rock, como con músicos en medio de la selva. Tus proyectos son muy variados pero uno tiene la sensación que algo los une, ¿qué es ese algo? ¿Cómo se relacionan?

Siempre he aplicado el mismo método, que es usar tecnologías muy avanzadas de una manera muy humana. El link entre esas dos cosas es que la mayoría del tiempo estoy solo con mi cámara, sin tripode, total improvisación. Mi estilo ha ido evolucionando, pero desde el principio ese era mi deseo: conectar y usar la tecnología de una manera muy simple. En lugar de una carrera, en verdad voy por donde la vida me va empujando. Realmente sigo mi pasión. Funciona y me encanta.

Dijiste alguna vez en una entrevista que la cultura francesa murió, ¿Cuándo una cultura muere?

Nada desaparece. Un chamán alguna vez me lo dijo, cuando me mostré preocupado porque mi cultura estuviera muriendo, “¿De qué hablas? Los espíritus simplemente se fueron a dormir y un día despertarán otra vez, y serán muy fuertes". Hay una historia que cuenta que los indígenas de Suramérica escondían su conocimiento en el fuego, para conectarse con sus ancestros. Ideas locas, excepto cuando uno se da cuenta que la ciencia intenta quebrar todo esto, pero lleva años trabajando en niveles equivocados. La vida es muchísimo más compleja. De pronto dejar las ideas en el fuego puede funcionar. Tenemos la posibilidad de reinterpretar el mundo en narrativas muy diferentes. Eso pasará con la cultura francesa. Pero seguro lo dije en un mal momento. No creo que muera. Simplemente está pasando por un tiempo crítico.

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Caminaste por Colombia, cuando viniste con Lula Cruz, con Urian sarmiento y Teto Ocampo, dos personajes muy conectados con las músicas raizales en Colombia. ¿Qué recuerdas de ellos?

Fue un momento muy especial que cambió mi vida, un viaje muy fuerte. Ellos están haciendo un trabajo muy importante y son pasadores. En cada país he conocido personas así. Con mucha integridad, con conocimientos muy profundos. Todos en el mundo reciben, transforman y lo entregan, pero ellos lo hacen con una belleza increíble, de una manera poética. Ellos mantienen el movimiento, mueven la vida.

¿Por qué surgen personajes que, desde las ciudades, van a lo rural en busca de nuevos significados?

Creo que estamos en un momento crítico y de explosión. Es una locura. Aquí viven 10 millones, en Río de Janeiro 15. Somos también habitantes de la selva que es la ciudad, pero no creo que el concreto diga tanto como la hoja. Entonces te vas a ver las hojas, te hablan, te dan vibraciones. Buscas y sales porque tienes que buscar una conexión. Yo creo que luego de Río ya no viviré más en ciudad. Ya no puedo lidiar más con las energías. Necesito silencio, el silencio no existe, pero en las ciudades el ruido es muy agresivo.

¿Qué te espera en el futuro cercano?

Estoy terminando híbridos en Brasil. Una búsqueda de rituales por todo el país. En unos 9 meses la estaremos terminando, Haciendo instalaciones, performances. Después volveré a viajar. Y trabajar con algunos proyectos en Italia, con dos bateristas dos días de grabación por la ciudad y después presentaremos mezcla en vivo de los videos y ellos tocarán directo. Estará increíble. Al final, lo que me interesa es cuestionar la idea de los rituales hoy en día, confrontar la manera como hacemos cine, y juntar ambas cosas para crear cosas sagradas juntos. Encontrar niveles muy altos de percepción y de conexiones de consciencia.

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