Postales de la ciudad más peligrosa de Estados Unidos

Llegué a la galería Valenzuela Klenner sin saber bien qué iba a ver. Era una inauguración de sábado por la tarde, sólo sabía que estaban exponiendo el trabajo de un fotógrafo francés. La exposición titulada "Humano Todavía" resultó ser un recorrido por cuatro series de Jean-Christian Bourcart. Era fotografía documental, de esa cruda, clandestina y honesta, que me recordó a los nuevos documentalistas de los años noventa. No resultó extraño ver que para su foto libro "All about love", dispuesto en la galería, el texto fue escrito por la mismísima Nan Goldin, fotógrafa reconocida en el contexto del arte por haber documentado la intimidad de su vida con sus amigos junkies.

En esta ciudad no es muy común ver este tipo de trabajos expuestos, casi siempre se apuesta por arte más amable para las damas de la cultura, con peinados perfectos sosteniendo copas de vino. En esta inauguración no vi ni una.

Eran fotografías provocadoras, mostrando lugares inaccesibles desde la mirada de una persona ajena. A través de las distintas series entré a clubes de swingers y sadomasoquistas en París y Nueva York, eché un vistazo a los burdeles de Frankfurt y vi el aburrimiento en las caras de pasajeros de buses de alguna ciudad concurrida. Todas daban esa sensación fascinante, entre morbo y voyerismo culpable, pero quizás la que llegaba a un nivel más profundo, más crudo, más honesto, más real era la serie "Camden".

Antes de entrar por el pasillo con paredes llenas de incontables fotografías de distintos tamaños, apenas puestas sin un marco, un texto advertía que esta serie había sido tomada en la ciudad más peligrosa de los Estados Unidos. Al entrar, las fotografías mostraban condiciones de vida que, desde el punto de vista de niño bien paseando por una galería, parecían miserables. Escenarios de objetos, habitaciones y fachadas deslucidas, miradas acusativas o simplemente evasivas. No era un lugar feliz, o al menos no parecía serlo. Entre fotografías hay unos pequeños textos escritos a mano alzada, no me esfuerzo mucho en leerlos, fascinado por las imágenes. Al final del pasillo se proyecta un video, al verlo, mi relación con esos personajes miserables de las fotografías cambia. Los veo más humanos, riendo, hablando, bailando, inclusive contando anécdotas oscuras y de una u otra manera me siento más cercano a ellos, me pregunto sobre su felicidad y sobre la mía, los veo todavía humanos.

Este recorrido fue suficiente para querer saber más. La noche antes de su vuelo de regreso a Nueva York, Jean-Christian aceptó contestar algunas de mis preguntas junto a un bar en la Macarena.

¿Cuál fue tu motivación personal para hacer está serie en particular? 
Jean-Christian Bourcart: Tenía mucha curiosidad de ir a un lugar donde no se suponía que fuera alguien como yo. Estos lugares son como ghettos. Básicamente nadie va allá. Yo estaba interesado en ir y conocer gente que parece estar muy lejos de nosotros y ver qué clase de relación se da con alguien que es muy diferente a ti.

¿Cómo fue el proceso de acercarse a estas personas?
De hecho, estaba claro desde el principio. Comencé a conocer gente en las calles, y estas personas, muchas de ellas, son junkies, se chutan. Así que fue más bien fácil hacer contacto con ellos, también porque desde el principio yo propuse pagarles por tomarles fotos, así que estaban interesados, incluso si no era mucho dinero.

¿Cuál crees que es la diferencia entre acercarse a hacer una fotografía y acercarse a hacer un video?
No puedes aprender mucho de una fotografía, hay muy poca información en ella [comparada con la del video]. Si no sabes lo que estas mirando, y estas personas en particular tienen historias increíbles y es importante escuchar sus voces, ver cómo reaccionan a la cámara, y interactuar. Es mucho más humano.

¿Y cómo crees que funcionan en la exhibición?
La fotografía es sólo la piel de la realidad, es lo que ves. Pero, por ejemplo, en el cuerpo, ves el exterior…aunque hay un montón de cosas dentro del cuerpo. Así que el video y la escritura aportan más: la escritura es lo que está dentro de mi cuerpo y el video es lo que está dentro de sus cuerpos, es entrar en sus historias.

Justo estaba por preguntarte a cerca de los pequeños textos, que parecen escritos a mano, puestos entre fotos. ¿Cómo estos contribuyen a la narrativa de la exhibición?
Hay un montón de cosas sucediendo todo el tiempo ¿sabes? Cosas pasando dentro de mí y a mi alrededor. Yo quería poner las fotografías en contexto para no decir 'Hey, mira cómo es esto', es más complicado. Realmente quería situarme a mí mismo: el chico blanco privilegiado que viene del lugar rico y va al lugar pobre. Pienso que hay un gran problema con el periodismo, porque cuando está pasando, siempre estarás viendo con tus propios ojos. Y básicamente no tenía la pretensión de decirte qué es Camden y qué es la vida de estas personas, porque no tenemos ni idea. No podemos conectarnos realmente, profundamente, con cómo es la vida en Camden.

Así que para mí es muy importante decir, 'esto es simplemente mi propia experiencia, y eché un vistazo a su vida'.

¿Cuál crees que es la diferencia entre hacer fotografías en el contexto del periodismo y hacerlas en el contexto del arte?
Estoy interesado en el punto medio, ¿sabes? Esas categorías son construcciones sociales. ¿Dónde está el arte y dónde está el fotoperiodismo en el mundo? Son diferentes enfoques y aunque respeto el fotoperiodismo, estoy interesado en explorar lo que puede haber entre estos dos lugares. Me gusta que mi trabajo puede ser usado en periódicos pero también puede estar en galerías. Me gusta el punto medio.

Si quieren vivir la experiencia de "Camden", "Forbidden City", "Traffic" y "Infertile Madonnas", la exposición "Humano Todavía" estará abierta hasta el 27 de Mayo en Valenzuela Klenner Galería (Cra 5 # 26 B – 26, Bogotá)