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Música

Father John Misty fue a un concierto de Taylor Swift en ácidos y lo reseñó

"Estaba escrito en las estrellas. Tenía que tomar ácido para ese concierto de Taylor Swift".

Foto vía Instragram de Father John Misty

No es para nada un secreto que a Father John Misty le gustan los ácidos. Lo dejó claro en el video de "Freak" que hizo con Lana de Rey en el que se da un cuadro enorme y comienza a ponerse cariñoso con ella. Y bueno, solo para hacer un statement, el año pasado publicó en su Fanpage de Facebook el resumen del sueño más extraño y drogadicto que seguramente ha tenido en su vida. La cosa con Misty es que cuando piensas que las cosas no pueden ponerse más raras, el cantautor con base en California hace algo aún más extraño que lo anterior, como ir al concierto de Taylor Swift en ácidos, por ejemplo.

En una reciente entrevista que es parte de la nueva edición impresa de Rolling Stone, Father John Misty habló sobre el último concierto que dio Taylor Swift en Australia. Además de dar detalles sobre cómo consigió el cuadro de LSD que lo hizo disfrutar del show como si fuera un puberto, también dio su opinión sobre el espectáculo con una especie de reseña en donde es notable que las neuronas en su cerebro conectaron de manera diferente gracias al estupefaciente. Lee su viaje rodeado de morras gritonas de 16 años aquí abajo:

"La última ves que tomé una fuerte dosis de LSD fue en el concierto de Taylor Swift en Australia. Ella iba a tocar en Melbourne, y yo conocí a un montón de gente que es parte de su staff en un bar. Ellos fueron los que me invitaron al show. Le pedí a mi manager que me consiguiera un poco de ácido: Estaba escrito en las estrellas. Tenía que tomar ácido para ese concierto de Taylor Swift… Pude experimentar el show como una niña de 18 años— tanto como le es posible a un hombre de 35 años de edad. Fue sagrado. Fue psicodélico. Ella impregnó en su totalidad mi alma con su ideología. Recuerdo que me reí incontrolablemente. Recuerdo que salí a fumar un cigarro y pensé, 'Necesito regresar ahí adentro'.

Pero también hubo un aspecto inquietante—la insistencia con la que le decía a las chicas, 'Soy normal, no dejen que nadie les diga cómo deben ser', mientras que las pantallas desplegaban imágenes de 18 metros de altura. Es un normal muy, pero muy, falso. Y eso es peligroso".