Lost In Translation es un clásico de culto y no sólo porque es la primera de una larga lista de películas en donde podemos ver una toma de las nalgas de Scarlett Johansson. Para algunos sólo es una película silenciosa con mucho sexo-por-los-ojos de parte de Bill Murray, pero para los adolescentes lectores de The Perks of Being a Wallflower obsesionados con Pinterest se ha convertido en una religión. En once años desde su lanzamiento, se ha generado tanto subtexto romántico que la insistencia de directora Sofía Coppola en decir que es “sólo una amistad” parece tan plausible como decir que a los metaleros no les gustan los gatitos.
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