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Celulares reciclados detectan tala ilegal en la selva

Muchas veces la tecnología destruye el medio ambiente, pero otras, convertida en chatarra, puede contribuir a éste, ¡y de qué manera!

Cuando tu Smartphone alcanza el fin de su corta vida, ¿qué sucede con él? ¿Se lo heredarás a un pariente que no te agrada? ¿O será desechado y sus pedazos tóxicos se hundirán en la tierra?

¿O se convertirá en un campeón de la conservación? Rainforest Connection, una fundación sin ánimo de lucro de San Francisco, creó  una campaña en Kickstarter, con la que pretende convertir celulares viejos en dispositivos de detección en tiempo real de tala y caza ilegal en la selva.

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La tala illegal de árboles destruye preciosos hábitats y amenaza a las especies en peligro de extinción, genera un costo altísimo para la economía global, y es el mayor contribuyente al cambio climático. Se estima que la deforestación tropical representa alrededor del 10 por ciento de todas las emisiones de gases de efecto invernadero.

La mayoría de la deforestación que se realiza en la selva es ilegal. Aunque hay una ley internacional para frenar esta actividad, la parte más difícil es hacerla cumplir. Actualmente, la selva está siendo monitoreada por imágenes satelitales, pero las áreas afectadas por la poda de árboles solo se detectan después de días, semanas e incluso años.

El fundador de Rainforest Connection, Topher White, y sus colegas han desarrollado un nuevo sistema utilizando una red de dispositivos medio improvisada, con cualquier cosa que se pueda reciclar (desde aparatos Android hasta fragmentos desechables de páneles solares). Estas chatarras pueden detectar el sonido de las moto sierras a kilómetros de distancia y activar una alarma para alertar a las autoridades del lugar, en tiempo real.

Es matar dos pájaros de un tiro. “Cada año, 150 millones de celulares son desechados en Estados Unidos. Aún así, continúan siendo pequeños computadores fantásticos” me dice White. Usualmente, los Smartphones vienen armados con sensores poderosos. Se conectan a la red GSM, con un software especial y un sistema operativo estable.

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Rainforest Connection. Kickstarter

Los dispositivos se han probado en la selva occidental de Sumatra, en Indonesia. Los celulares reciclados están dentro de una caja plástica, y camuflados en lo más alto de los árboles, equipados con unos micrófonos de alto alcance. Necesitan solo una pequeña señal (de menos de un nivel) para enviar una ráfaga de alerta a la base de análisis. Si los sonidos sospechosos son detectados, la alarma se envía en forma de una llamada o un mensaje a las autoridades.

El reto más grande en cuanto a ingeniería, según lo que explica White, es activar los dispositivos. La energía solar era la única opción, pero en lo más adentro de la selva, la luz solar llega esporádicamente y de manera tenue.

Los panales solares normales se ven comprometidos cuando la más mínima sombra cae sobre ellos. Para solucionar esto, el equipo configuró un nuevo sistema que maximiza el poder que puede ser generado de esta energía limitada y potencializando las tiras de los paneles cortándolas en seis pétalos, para que se extendieran sobre cada dispositivo. El sistema resultante permite la producción de energía necesaria para que el aparato corra indefinidamente.

White calcula que cada dispositivo alcanza a proteger unas 300 hectáreas de selva en peligro, previniendo la tala de 15.000 toneladas de CO2 en la atmósfera.

“Este celular viejo tiene más efecto que ir a comprar un carro híbrido por 10 mil dólares”, dice. “Esto demuestra que las soluciones a estos problemas medio ambientales, no necesariamente son las más costosas”.

La prueba en Sumatra ha tenido éxito al derrotar a los taladores ilegales y la compañía quiere expandirse a África y Brasil, e inclusive a Redwoods en California, según explica White. Lo siguiente es una prueba piloto en Cameroon, que cubrirá 700 kilómetros de reserva. Esa operación será costeada por los fondos que recogimos con la campaña, en la que Neil Young colaboró muchísimo. El grupo ha recogido 58.000 dólares y la meta son 100.000.

White está desarrollando también una aplicación móvil que pretende sacar a finales de este año, para poder detectar sonidos de la selva, con el fin de crear conciencia frente a la conservación.

“Los datos en tiempo real no son únicamente para detener la deforestaciones, es también para traer a la selva la preservación que necesita en este siglo 21” explica White. La selva es abstracta, lejana, y las única forma en que las personas pueden ayudar es donando. La aplicación es para, precisamente, crear un lazo entre la selva y cada usuario”.