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Música

¿Quién quiere matar a Félix Báez?

El exfuncionario de IDARTES habla por primera vez sobre las intimidaciones y amenazas de cierto sector del hip hop bogotano contra la institución.

Fotos por Paula Thomas.

(Conoce la posición de los hip-hoperos por aquí y de IDARTES por acá) El pasado miércoles 9 de marzo en horas de la tarde, el Instituto Distrital de las Artes de Bogotá (IDARTES), entidad pública encargada de la ejecución de políticas, planes y proyectos para el ejercicio de los derechos culturales de la ciudad, publicó un comunicado oficial con el título “Decimos no a la violencia”. En este, la entidad rechazaba cualquier tipo de intimidación o amenazas a sus contratistas o a cualquier persona que hubiera estado vinculada a la entidad, confirmando un rumor que durante años corría por los corredores del medio: que algunos raperos andaban amedrentando a funcionarios con el objeto de hacerse con espacios en escenarios como Hip Hop Al Parque o de tomar replesalias frente a ciertas decisiones que se tomaran con relación a su sector.

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El comunicado salió en vísperas de dos eventos que, durante los días siguientes, acapararían toda la atención de la prensa cultural en la ciudad, el Estéreo Picnic y el concierto de Rolling Stones, impidiendo la detonación de una polémica que hace rato debe ser objeto de discusión al interior de los medios, las instituciones, los gestores, los artistas y en general la escena musical colombiana. En el ojo del huracán está Félix Báez, ex coordinador de los festivales Rock y Hip Hop Al Parque, adscritos a la entidad, quien el mismo miércoles 9 de marzo recibió una llamada donde lo amenazaban… una vez más. Después del incidente, nos reunimos con Baéz. Por primera vez, una persona vinculada a los hechos habla públicamente, en una conversación que buscó profundizar en la naturaleza del sector local del hip-hop, en el fenómeno de violencia asociado y en los problemas y desafíos de la gestión. Que comience la discusión.

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¿Quién es Félix Báez?

Soy profesional en gestión cultural y soy realizador audiovisual, fue lo que yo estudié. Me dedico al tema de gestión cultural desde hace aproximadamente 16 años. Ahora tengo 36. Empecé muy chiquito porque mi padre es director de teatro, entonces me empecé a meter por ahí. Nunca ejercí nada de realización audiovisual, pero empecé a trabajar con gente muy fuerte en el tema de gestión con una fundación que se llamaba Tridha, con la que hicimos festivales Al Parque como desde el 2007. Aparte de eso había trabajado con raperos desde el 2002, produciendo grupos, haciendo festivales y con gente que ahora es muy grande en la escena como Alí, Lucia Vargas, Diana Avella, CALETO, un montón de gente. Yo no soy desconocido en la escena.

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¿Cuándo entras a IDARTES?

Después de Rock al Parque 2013, que fue uno de los festivales con peor asistencia, y de unos problemas entre unos chicos raperos e IDARTES. Ahí es cuando entro a coordinar Rock y Hip-Hop al Parque.

¿Qué funciones específicas cumplías?

Coordinar alianzas estratégicas, todo el tema de producción artística del festival, logística, presupuestos, en fin… En Hip-hop al Parque empecé a hacer un trabajo sectorial muy fuerte. En rock el único trabajo sectorial era con algo que se llama la Mesa Distrital del Metal. Los metaleros son una chimba para trabajar, tienen proyectos, tienen un montón de cosas… con los raperos esto no se pudo. La concertación en 2014 fue bastante dura puesto que la administración y la entidad no conciertan con los raperos todo el año. Ese año empezaron a concertar hasta agosto cuando el festival era en octubre, lo cual no tiene mucho sentido. Por eso hubo malestar con el sector. En el 2014 el Festival Hip-Hop al Parque fue uno de los más violentos de la historia, tuvo hasta un muerto a la salida. Y este no es solamente un problema del público. Esta es una realidad de los artistas, gestores, promotores del hip-hop… No quiero generalizar y decir que todos en la escena tienen estas conductas, pero hay unos pocos que se cagan todo. Por eso el año pasado comenzamos un poco antes y creamos algo que se llamó el Crew de Paz. Yo lo conformé e hice la estrategia junto con la Secretaría de Gobierno.

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¿En qué consistía?

Eran cien raperos que iban a velar por la seguridad del festival. Como la figura visible, propositiva y positiva del hip-hop de la ciudad. Tampoco funcionó tanto, realmente.

¿Cómo era tu trabajo con el sector del hip hop?

Ir, reunirme con los chicos, saber cuáles eran sus problemas, concertar con ellos, modelos de participación en el festival. Pero esto nunca se dio. Tratamos de construir un modelo de participación que no funcionó porque estaba acomodado para que los que estaban en esas reuniones ganaran y tuvieran un puesto en el festival. Y lo peor era que el sector comenzaba a hablar con la entidad solo para este evento, así la entidad tuviera otros programas de trabajo con hip-hop. Ellos solo piensan en la institución para el festival.

No hay una continuidad en el diálogo…

No hay una continuidad. Ellos no quieren participar, por ejemplo, en la convocatoria de estímulos. No pasan proyectos. Y lastimosamente algunos de ellos quieren entrar al festival a la fuerza. Por eso creamos un modelo de participación para el festival a través de una convocatoria e incluso que algunos de ellos funcionaran como jurados o como un comité asesor. Eso tampoco funciona. Muchos de ellos están muy pegados a sus crews, muy pegados a su parche, y siempre van a tirar a un lado o al otro. Ese es el gran problema de concertación con ellos: todos están tirando para su lado. Todos. También está el tema de que “es que nos roban la plata, el derecho de los raperos”, pero esto no se ha sabido manejar sanamente. Y lo mismo con los espacios de concertación. Nosotros, en un momento, dejamos de hacer una reunión centralizada para que llegaran raperos de todos lados. Entonces cuando se creó el Crew de Paz el año pasado yo creé una estrategia para ir a las localidades y escuchar a los raperos allá. Creé un instrumento para hacerlo y de ahí salió un diagnóstico muy interesante. Esa fue la estrategia del año pasado que yo creo que en algunas cosas funcionó. Pero siento que el diálogo está roto. Y pasó que yo era la cabeza visible del festival en todo: estaba en las reuniones del Crew de Paz, en las reuniones de no se qué, en las entrevistas… entonces yo empecé a ser la cara del festival. Siempre que pasaba algo terminaban atribuyéndomelo a mí. Hubo comentarios fuertes en Facebook, “la rata de Félix”, decían que yo era una persona que hacía todo a dedo, que había seleccionado personas así, que me robaba el dinero del festival, que le daba mordida a los booking, que beneficiaba a unos pocos, hasta que los viajes que hacía eran paseos que yo me inventaba… ese tipo de cosas. Yo pude llevar a Aerophon Crew y a otros grupos a Buenos Aires a un festival a través de una alianza que yo gestioné en un mercado de industrias argentinas. También llevé a Samurai a México. Hubo mucho trabajo de gestión muy interesante.

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¿Por qué te vas de IDARTES?

Mi trabajo en IDARTES termina porque yo quiero que me hagan una terminación de contrato anticipado. Y eso se debe a que yo estaba como hoy: cagado del susto.

¿Cuándo fue esto?

Noviembre o diciembre del año pasado. Ya había pasado el incidente del festival, pero yo no sabía cómo reaccionar…

¿Te amenazaron en ese momento?

En ese momento me enviaron una foto de mi casa, entonces lo que yo hice fue irme para EEUU. Volví dos meses después como tratando de ubicarme, de estar tranquilo. Y luego pasó lo de la llamada. Yo nunca había sentido tanto miedo como con esta llamada. La llamada fue terrible.

¿Cómo fue?

Estaba acompañando a una amiga a hacer una vuelta en Paloquemao y recibo una llamada: “¿Usted es Félix?”… y yo “Sí”. Y me dicen: “Quiubo gonorrea hijueputa. ¿Sabes qué malparido? Te vamos a matar”. Uno sabe como habla un “ñero”, por ponerlo en esos términos, pero en cambio este man tenía una voz que me asustó. Yo he hablado con un montón de gente, del Bronx, de Ciudad Bolívar, de donde sea. Este man se escuchaba muy muy muy terrible… “Usted no me conoce a mí pero yo sí lo conozco a usted, gonorrea” y yo: “Hey parcero, todo bien, cálmese, tranquilo, cuénteme qué pasa”… “No que va, qué le pasa gonorrea… te voy a matar”. Y cuelga.

¿Y qué pasó?

Menos mal yo estaba cerca de la Fiscalía entonces me fui allá. Llamé al IDARTES también para que hicieran un comunicado y dijeran que yo no estaba vinculado al festival.

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¿Y tú ya no tienes nada que ver con el festival?

Cero, cero…

¿A qué crees que pueda deberse esto?

Por todo lo que pasa, al festival este año le quitan un día e IDARTES no lo ha comunicado. Son los veinte años del festival y pues de una u otra manera los raperos lo atesoran y son muy emocionales con eso.

¿Qué significa el festival para esta escena?

El festival es muy importante en términos de difusión para los artistas. El otro día hablaba con los Zorreros Underground, unos chicos que en realidad son recicladores pero que tienen su grupo de rap y se la lucharon para estar en el festival en 2014. Nosotros fuimos muy criticados por su participación pero ellos me decían que para un rapero colombiano la graduación era cantar ahí y entre más arriba estuviera en la programación, era mucho mayor el logro. Esa es la mentalidad, ni siquiera piensan en un tema de industria. Para ellos es el espacio más grande que hay, donde se codean con los mejores del mundo. Esto es por la cantidad de gente que asiste al festival, por ser gratuito.

El festival tiene sus antecedentes. ¿Podrías hablar un poco del historial del Hip-hop al Parque?

Primero, hay que decir que el festival ya tiene dos décadas. Esto quiere decir que tenemos casi tres generaciones que han pasado por ahí. En los 90 era la gente que hasta ahora estaba empezando en el tema, luego toda esta generación del 2000 y la nueva generación que son pelaos que escuchan rap desde los doce años. Los grandes cambios del festival han sido en los escenarios en los que se ha presentado. Arrancó en la Plaza de Bolivar, luego pasó por La Media Torta, que finalmente no dio aforo, de ahí pasó al Parque El Tunal y de ahí se fue al Simón Bolivar. Luego la administración Petro le dio un día más al festival, que con los años ha ido mutando en términos de capacidad, cada vez con mayor aforo. Artisticamente tratábamos de hacer una curaduría muy rigurosa, premiando la calidad artística más no los proyectos sociales, pues finalmente era eso, un festival de música, no un festival social. Muchos de los chicos querían entrar con una baja calidad artística pero con un proyecto social interesante y pues así tampoco son las cosas, es un festival importante en el mundo, por lo que hay que tener cierta calidad artística. En términos de convivencia, pues sí han pasado muchas cosas. Muchas de las personas de mi generación dicen que ya no van al festival porque los roban, o que si van, van es a VIP, entonces el festival dentro, en la masa, donde está yendo la gente, se ha convertido en algo supremamente peligroso, la gente ya no está segura o no se siente segura, siguen robando, siguen consumiendo, sigue siendo un espacio muy difícil como para disfrutar, para poder ir en familia a soyarse la música.

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Volviendo al tema de las amenazas, tal vez es la primera vez que esto sale a la luz publica, pero era un secreto a voces. ¿Cómo es el historial de amenazas dentro del festival?

No lo sé bien porque nunca nadie me lo contó muy bien, pero antes de mí hubo una amenaza y hubo una agresión. Que los implicados quieran declarar en este momento, pues no sé, pero ahí pasó algo…

¿Y en su momento se hicieron las respectivas denuncias o eso se quedó así?

No sé, creo que eso quedó ahí… En todo caso el tema de amenazas e intimidaciones ha sido recurrente en el festival, o sea, llegaban a buscarme a la oficina, llamadas…

¿Y por qué crees que esto no salió o no ha salido a la luz pública?

No sé, porque vivimos en una cultura del miedo…

¿Sientes miedo por lo que te pueda pasar?

Dese luego, y por eso hago esto y quiero que se entere todo el mundo. Si a mí me pasa algo pues fue a raíz de mi trabajo, de la responsabilidad y de todo esto que yo cargo encima. Hay un montón de publicaciones y de bullying cibernético contra mí en los momentos del festival, pero ya esta llamada fue la tapa. Y no puedo seguir viviendo en el miedo y decir “Jueputa, me tengo que cambiar de ciudad y de vida y dejar todo lo que he hecho por un hijueputa que me está llamando a amenazarme”. De verdad eso fue terrible, creo que ha sido la peor que he recibido en mucho tiempo. Y obviamente lo relaciono con el trabajo de IDARTES, con el festival y con la comunidad hip-hop.

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¿Cómo eran las llamadas o cómo era esta intimidación?

Pues más que todo "usted es un rosquero" o cosas de redes sociales, que yo elegía a dedo, que yo tenía una rosca gigantesca allá, que dónde estaban los procesos… también como una pelea bastante fuerte de egos entre ellos. Pero hablando en sí de las amenazas, una de las amenazas fuertes fue en el Parque Simón Bolivar, en 2015, de una persona que me dice: "Nos vemos después del festival como hombrecitos, hijueputa". Y fue en pleno festival y delante de mi jefe directa y de la gente de IDARTES y de la Secretaría de Gobierno. Yo no tuve las agallas o no tuve las guevas para hacer esto en su momento porque pensaba que tenía la institución respaldándome, pero no es cierto, no la tuve.

¿Qué ha hecho la entidad para cuidar la seguridad de sus funcionarios?

Por mi lado, nada. Por mi lado, yo tuve que decirle a un amigo rapero que estuviera conmigo las 24 horas del festival. El man llegaba conmigo las siete a la prueba de sonido y se iba a las once de la noche. Nunca se despegó de mi lado. Si yo iba a comprar papas, él man iba conmigo. Si yo estaba en el escenario, él estaba conmigo. Esa fue la seguridad que yo mismo me proporcioné. Obviamente estaba la Secretaría de Gobierno con seguridad y no sé qué, pero nunca hubo algo como "Hey Félix, te estamos cuidando la espalda, hay un policía detrás de ti…”, o hay un investigador o hay alguien que está contigo. Eso nunca pasó y aún no ha pasado.

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¿Crees que el sector público ha hecho lo suficiente para abordar esta problemática que se viene presentando?

No. Siento que debe haber una estrategia de trabajo sectorial seria. Debe haber una estrategia de trabajo con ese sector muy seria.

Hilando cabos, ¿de dónde pudo haber salido esta llamada?

Ni idea. Además siento que las personas con las que he discutido durante los años, son personas que me dirían las cosas a la cara. Me dirían: “Hijueputa: yo, Fulano de tal, quiero matarte”.

¿Y con quién has tenido discusiones?

Siento que no es prudente decirlo. Ellos lo saben. Es gente que me madrea en la cara. Pero es muy difícil ponerme a decir ahorita que fue X, Y, Z… Yo lo que quiero con esto es que quede un precedente de que pasan cosas con el festival, de que pasan cosas de intimidación con la institución y de que vivimos en una cultura del miedo al producir este festival. Uno debería llegar re fresco, feliz como yo llegué en un momento a trabajar por el hip-hop de mi ciudad. Fue lo que hice hasta el último momento. Que el IDARTES se haga cargo de esto, que tome la iniciativa para crear estrategias de concertación con el sector y que el sector de una u otra forma se apropie del festival pero cohesionándose. Haciendo algo que construya la escena, que construya la industria y que haya un diálogo con las instituciones. Yo en este momento tengo miedo de salir de mi casa a comprar la leche y que alguien me vaya a estar esperando. O que en los sitios que yo frecuento va a haber alguien. Hay amigos que me han dicho que hay gente que está preguntando por mí, que cuál es mi teléfono, que no se qué…. pero hermano, hay que darle la cara a esto. Yo en este momento no puedo pagar seguridad privada, la Sijin la da hasta dentro de 20 días, si se llega a dar algo. Y siento que mi único apoyo es difundir esto y que la gente lo sepa. Es mi seguridad. No quiero irme de la ciudad ni del país ni seguir en la cultura del miedo. Hay un montón de gente que se atreve a denunciar y nosotros por qué no. Y más en este sector que es el arte, lo más puro, es nuestra expresión, es lo que sale de adentro. Dañar esto con violencia es muy jodido. Procesos artísticos con violencia, no.

¿Y por qué te le mediste a hablar en este momento?

Hay algo que yo sí quiero que quede muy claro y es que yo no estoy atacando al sector hip hop. Yo quiero que este tema de estigmatización del sector se trabaje de alguna forma, que hayan estrategias del gobierno que permitan un diálogo efectivo con el sector, y que las personas que realmente le hacen el daño que se entiendan con los organismos correspondientes, como la Fiscalía, la Policía… pero esto no tiene que ser competencia del IDARTES. IDARTES es una entidad de fomento a la cultura y al arte en Bogotá y no tiene que cargarse este peso. Entonces lo hago porque respeto mucho al rap, porque lo quiero, porque he vivido con él y de él durante mucho tiempo, y porque sí creo que la persona o las personas que van a trabajar en esto deben sentirse seguras y deben hacer un trabajo efectivo, no un trabajo mediado por el "¡Uf, pero los raperos van a reaccionar!". No. Debe ser una persona que pueda hacer una curaduría desde lo artístico, una persona que realmente se enfoque en construir el festival y estrategias y fomento al hip hop como debe ser, pero no con el miedo detrás. Esta entrevista y lo que estoy haciendo no lo hago contra el sector hip-hop ni contra la institución. Quiero que esto salga a la luz para que sea un detonante, para que realmente haya un trabajo bien hecho entre el sector, los privados y la institución. La institución debe acompañar estos procesos. Para lo que me está pasando está la Sijin y otros entes cuya competencia es esta. IDARTES no tiene que darme protección, ni el sector hip-hop debe identificar quién es para lincharlo. Esto debe ser un detonante para que pase algo con la escena, para que fluyan las cosas y los temas de intimidación y violencia cambien.

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