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Música

Polibio Mayorga: El maestro perdido de la tropicalia ecuatoriana

El sonido de su órgano es uno de los secretos mejor guardados de la cumbia.

Polibio en los años 60

"Presentar a Polibio Mayorga con otro prólogo que no sea su propio nombre, yo creo que estaría de más ¡Nuestro aplauso para recibir al maestro de maestros de la música popular!"

Así presentó a Polibio el afamado animador y personalidad televisiva del Ecuador, Lucho Gálvez, en 1974 cuando presidía una reunión de empresarios del difunto sello discográfico Fadisa en la que celebraban al músico como el más completo artista del sello. Estaban conmemorando el éxito en ventas de Ponchito de Colores, la primera grabación tropical que Mayorga ejecutaría con los timbres intergalácticos de su sintetizador Moog. Polibio, recibió el disco de oro agradeciendo a su esposa Lupe Meléndez, a quien atribuyó la composición del tema. En este, también colaboraron grandes músicos como Olmedo Torres, apodado "El saxofonista con alma del Ecuador". El éxito de "Ponchito de Colores" fue tan contundente que otras agrupaciones tropicales de la época no tardaron en hacerle su versión, entre ellas, la orquesta colombiana Afrosound, de la que Julio Ernesto Estrada "Fruko", es líder hasta hoy.

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Sin embargo, el éxito nunca se monetizó. "Un día, Olmedo Torres llegó a mi casa en Quito. Llevaba un revólver en el maletín del saxofón. ¡Quería Matarme! Estaba furioso por no haber cobrado nunca las regalías que debió recibir por ese disco. Menos mal no se atrevió a disparar. Él fue un gran amigo y un músico maravilloso", recuerda Polibio entre risas melancólicas desde su casa en La Florida. Más específicamente "donde comienza el triángulo de las Bermudas", lugar en el que ha residido, después de dejar su natal Ecuador donde grabó todos los temas que algunos consideran ácidos, psicodélicos, y revolucionarios.

Polibio Mayorga dice que nació hace tres mil años en China, por que allá fue donde se creó el fuelle y el acordeón. De pequeño escuchaba las orquestas de Lucho Bermúdez y Pacho Galán. En las calles del viejo Ambato, en la sierra ecuatoriana, oía también las arpas de los músicos indígenas, que amenizaban las parrandas populares al son de Yaravíes, música que fusiona el sonido y la poética "harawi", perteneciente a los indígenas de los Andes, con la poesía trovadoresca española. La tropicalidad y la tradición cruzaron fronteras e inspiraron a Polibio a interesarse por la música bailable y a componer temas con texturas y sonoridades muy originales para el Ecuador de los setenta, así como melodías que aún retumban en los oídos de coleccionistas y amantes de la música tropical latinoamericana y del Caribe.

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Polibio recibiendo el disco de oro

"Cogí mi acordeón, que fue mi primer instrumento, y comencé a componer cumbias en él. No entendía en mis primeros años, cómo era que yo no había escuchado esos sonidos antes. Lo cierto es que desde entonces, la música tropical no ha dejado su época de oro, ni en Colombia, ni en Ecuador. Se ha vuelto eterna como los rayos del sol", me cuenta el músico ecuatoriano.

Las primeras grabaciones de Polibio se llevaron a cabo en la Radio Pública de su país, en el programa "Canciones del Ecuador" que se transmitía a las ocho y media de la noche, hace casi 50 años. Polibio era un joven estudiante de música para entonces. Por azares del destino, un buen día lo esperaba en su casa Guillermo Rodríguez, hoy consagrado como el "Requinto de Oro de América", y en ese entonces vinculado como músico en la emisora. "Compadre Polibio te hemos elegido para que reemplaces al acordeonista porque se ha emborrachado. Pero te advertimos que es una cosa temporal. Es solamente un reemplazo". La transmisión de ese día terminó gustando tanto que no tardaron en contratar a Polibio en la radio y posteriormente nombrarlo como director musical.

Durante toda su carrera, Mayorga fue muy prolífico. Además de ser un inquieto arreglista y un reconocido compositor, fue un músico muy activo. Con su acordeón incursionó en varios géneros: desde sanjuanitos y pasillos, hasta tangos y boleros. Incluso llegó a grabar vallenatos con la agrupación Gracián y sus Vallenatos. Tocaba con grandes cantantes y con músicos callejeros. Tocaba con todo el mundo. Sin embargo, siempre tuvo un especial afecto por la música del trópico, más específicamente por la cumbia sabanera. Después de su incursión en la radio, alcanzó gran reconocimiento con El Quinteto Casino y con Los Locos del Ritmo, dos grupos que por poco quedan en el olvido.

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"Yo fui el primero que compuso una cumbia ecuatoriana, la ahora famosa, 'Cumbia Triste'. Descubrí que yo debí haber nacido en Colombia. ¡He escrito miles y miles de cumbias y no puedo parar! La interpretaba con mi agrupación El Quinteto Casino. Éramos apenas unos muchachos cuando salió." Polibio dice que no sabe si sentir tristeza, orgullo o simplemente risa al recordar que para los músicos de Quito y los de Guayaquil, que era donde se prensaban los discos, la Cumbia Triste fue al principio tan sólo un chiste. "¡Se burlaban de la Cumbia Triste! Incluso, en Guayaquil, la gente me gritaba 'oye compadre, eso que tu haces no es una cumbia, eso es como un Yaraví' y se reían" ¡Pero yo no me dejé! Al cabo de una semana que salió, la gente comenzó como loca a comprar el disco. Fue una venta fabulosa que duró años y años. Tanto que los mismo músicos que se nos burlaron, luego fueron a pedirnos las partituras para ellos irla a tocar con sus orquestas. Este tema tiene también decenas de versiones, incluida una de Lisandro Meza y otra de Los Hispanos que interpreta en la voz, Gustavo "El Loco" Quintero.

Lo que vino después del Quinteto Casino fue un remolino bailable. A finales de los sesenta fue contratado por Los Locos del Ritmo, exitosa agrupación Cuencana de la que también hizo parte el saxofonista Olmedo Torres, y que andaba vigente desde 1945, un año después de que Polibio Mayorga naciera. El primer disco que sacaron con Mayorga se tituló Tumba que tumba. "'Ustedes ya son famosos y reconocidos, y yo hasta ahora estoy comenzando mis grabaciones', les dije. Pero no me hicieron caso. Ellos me propusieron rehacer la formación y volver a grabar. Yo les preparé doce temas en donde había porros, cumbias, una guaracha y un merequetengue. Once temas eran míos y había un tema colombiano." Los Locos del Ritmo pronto se separaron por motivos que aun no son claros, dejándole a la historia más de 2000 temas. Polibio dice que la forma de tocar el saxofón de Olmedo Torres encantaba a todo mundo. Incluso que unos gringos se lo querían llevar para Nueva York y que lo buscaron hasta que este accedió a irse en el 99. Lamenta también que tres meses antes de irse, su amigo y compañero musical, falleció por los excesos con el alcohol. Por su parte, Los Locos del Ritmo se mantuvieron vigentes con Mayorga hasta mediados de los setenta.

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Para entonces, la música de órgano y teclados se había vuelto muy popular en Colombia, Ecuador, Panamá, y Venezuela. En gran parte, por incluir repertorios de música popular y tradicional latinoamericana. En Colombia mandaba la parada el gran maestro Jaime Llano Gonzales con temas como "Orgullo arriero", "Puntillazo", "Ñito". Provenientes de Panamá llegarían a Venezuela Emilio Muñoz y su hermano Salvador. El primero recibió la orden Vasco Nuñez de Balboa por su contribución a la difusión de la música panameña. El segundo fue, a su vez, inspiración del maracucho Tulio Enrique León, apodado "El Artista del Teclado", que a pesar de su repentino fallecimiento a la edad de 43, grabó más de treinta discos. La tierra por estos lados estaba fértil y el talento florecía.

A Polibio le llegaron casi que por azar los teclados. El empresario musical para el cual trabajaba, estaba intentando igualar el éxito que Eduardo Zurita estaba teniendo con su música de órgano en el Ecuador. Fue así que Polibio Mayorga llegó a conocer el Hammond. "Le dije a mi jefe que yo podía tocar el órgano, pero que había que comprarlo. Fuimos entonces a comprar el órgano Hammond que usted escucha en mis discos. Lo llevamos directamente a la sala de grabación. Yo no sabía tocar y tuve que ponerme las pilas. Cuando salieron los discos, gustó mucho. La primera grabación que hice con él fue una versión de esa famosa canción que dice "cuando calienta el sol, aquí en la playa". De ahí me empezaron a llamar organista, siendo que lo primero que yo toqué fue el acordeón."

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Dice que nunca lo habían entrevistado, que en Colombia nunca se presentó y que nunca ha considerado su música como "psicodelia tropical", pero opina que es un buen nombre para una orquesta. Tiene el sentido del humor de un genio, hace reír a cualquiera. Es una persona discreta, elocuente y humilde. Odia el título de maestro porque se considera un aprendiz perenne. Sin embargo, como músico es atrevido y delirante. Su estilo es ágil y virtuoso, pero sus notas están cargadas de sentimiento. Es un organista intrépido, casi imposible. En su música se escucha un deseo indomable de renovación. Su talento le permitió consagrarse como un audaz, vigoroso, y moderno compositor. Polibio Mayorga es un ebanista de la cumbia y un verdadero vanguardista de la música tropical.

Luego de explorar los timbres del Hammond, se acercó a los sintetizadores. El resultado es interplanetario. Su experimentación tímbrica lo llevó a incluir recursos tecnológicos y técnicas innovadoras para su época y contexto. "El Moog lo compré en un viaje que hice a Nueva York. Pensé que ese sintetizador tenía muchos sonidos raros. Decidí hacer el experimento y luego grabé con él por primera vez. Todavía lo tengo y funciona perfectamente. A la gente le divertía mucho", recuerda. Sin embargo, dice que siempre compuso inspirado en historias comunes y que sus temas pegaron por tener la cotidianidad marcada. "'Casita de Pobres', 'Pepé Chupín'… todas esas canciones tenían que ver con cosas que la gente vivía, y además podían bailar los temas y ponerlos en todas sus reuniones y fiestas", explica Polibio.

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Polibio dándole un autógrafo a su esposa

Mayorga grababa con todo el mundo. "Recuerdo que hace años grabé con un magnífica cantante que se llamaba Janeth Lara. Le escribí unos arreglos con violines, vientos y de todo. Fue una grabación muy elegante y sofisticada. Los ingenieros de grabación me adulaban por ese disco. Meses después llegaron unos arpistas callejeros a pedirme que grabara con ellos. Los ingenieros me miraron raro, con desconcierto. Del disco de Janeth Lara todavía se conservan casi sus 500 copias iniciales. Ya se imaginará usted la historia y el éxito de la otra grabación." Polibio Mayorga continuó grabando música con sus teclados hasta mediados de los ochenta cuando decide trasladarse a Estados Unidos y abandonar el mundo discográfico. Lleva 30 años en la Florida, sin embargo, nunca dejó de tocar, ni de componer.

Según él, hoy su música está un "poco olvidada". "De Colombia solo conozco Pasto, porque solía tener unos amigos allá. Pero confieso que la única forma en la que grabaría un nuevo disco sería en Colombia. Tengo más de tres mil temas inéditos, con arreglos y todo, listos para ser grabados. Pero no he tenido la iniciativa de volver al estudio por mi cuenta. Yo compongo por que desde que empecé no he podido parar de hacerlo. Incluso he utilizado muchos pseudónimos, entre ellos, Lupe Meléndez." Polibio Mayorga seguirá haciendo música hasta que el cuerpo le aguante. Sin embargo, lo hará de manera desinteresada, sin esperar nada a cambio, como lo hizo desde el primer día. Los discos se encargarán de inmortalizar sus notas él ya se encargó de inmortalizar sus recuerdos y el sabor de su Ecuador. Entre risas, se despide con una frase que hace eco a su nobleza, humildad y sabiduría: "Hasta luego compañero. Y adelante, que dentro del río está durmiendo la luna."