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Música

Navegando por el gitanismo criollo con Burning Caravan

Puro desenfreno para calentarse en Rock al Parque.

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Todo empezó como un juego. Los ensayos de domingo a las 11 de la mañana eran más un hobby que un proyecto musical pensado para romperla como lo han hecho en los últimos años. En sus inicios eran más franceses que colombianos los que conformaban el Gypsy Jazz Quartet que poco a poco fue mutando en su formación hasta convertirse en lo que hoy es la Burning Caravan, una línea de ataque poderosa conformada por el chileno Francisco Marti en la voz, Javier Ojeda en la guitarra, Diana Osorio en el acordeón, Tomás Pinzón en el clarinete y el saxo, el francés Olivier Lestriez en el contrabajo y el gran Alejandro Duque en la batería y las percusiones. Un combo creado por el azar, sin pretensiones y sin afanes. Un grupo sin sangre ni herencia gitana, pero con sus sentires y valores a flor de piel.

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En el 2014 lanzaron su primer disco En el Espacio, el cual muchos han calificado como “rock gitano” que se sale de los estándares, que le mete letra y batería a un género que tradicionalmente se caracteriza por no tener esos elementos, sin embargo es el veneno necesario para que cada vez que se enfrenten al público, este queda cautivado. A principios de junio lanzaron su segundo trabajo Las Historias de los Hombres, un disco en el que la narrativa está hilada finamente para pintar paisajes de un viaje en el que abunda el agua, la sensación de estar viajando a bordo de un barco nostálgico y emocionalmente triste, pero que poco a poco moldea sus intenciones y las llena de color, de pasión, de sudor.

Hablamos con Tomás Pinzón y Javier Ojeda integrantes de la Burning Caravan días antes de su presentación en Rock al Parque sobre su más reciente trabajo, el hecho de haber trabajado con Mario Breuer y lo que se les viene próximamente.

Si bien Colombia no es un país donde abunden las bandas de gypsy jazz o por lo menos no en un nivel comercial, ¿cómo y por qué llegan ustedes a armar un combo como la Burning Caravan? ¿Cuáles eran sus referentes?

Tomás Pinzón: Yo creo que a la gente a la que le ha gustado el jazz toda la vida conoce quién es Django Reinhardt y nuestro oído se ha adaptado a otro tipo de manifestaciones un poco más folclóricas y populares. En mi caso, y creo que también en el caso de Javier, nosotros llegamos a aprender el estilo tocando con las personas que eran. Sam y Olivier eran muy aplicados en el género porque es como la música natural de ellos como para nosotros lo es la cumbia, que es un movimiento transcontinental, lo de ellos es una cosa mucho más regional, pero lo dominan y es como un lenguaje natural, de nacimiento, entonces en ese sentido nuestra aproximación hacia eso fue muchísimo más orgánica, como de sentarse a tocar con ellos, más allá de sentarse a mirar la armonía y cómo funciona el jazz manouche, todo ese kilombo fue más como sentarnos a tocar y compartir, como sumando las experiencias de cada uno. También hay una conexión importante y es que la Burning generó una mutación transcultural alrededor de un ritmo originario que fue el que heredamos de los franceses que hacían parte de la banda pero que se abrió hacia un montón de cosas que cada vez están más alejadas del manouche.

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¿Qué es lo mejor y lo peor de ser una banda de rock gitano en Colombia?

Javier: Yo diría que lo mejor es que podemos ser muy camaleónicos, porque en esta banda no siempre tocamos los seis, también tenemos formatos pequeños acústicos, y nos sabemos adaptar a los espacios muy bien. También es un tipo de música es que se deja moldear, que se deja tocar desde una guitarra y un clarinete en una sala, o cantar o con invitados y distorsiones.

Tenemos una ramificación muy grande de maneras de sonar y creo que eso mismo es lo que consideraría malo, porque se da para que nos cataloguen de alguna manera que es lo que yo creo que poco a poco irá pasando. Nosotros no quisiéramos ser toda la vida una banda de jazz manouche o que nos vean así, vienen muchos discos por delante, uno no sabe qué pueda pasar, queremos tener la cabeza abierta y que la gente nos entienda como que nosotros también estamos abiertos para que pase lo que sea.

Hay en el gypsy jazz algo interesante y es que se conoce por ser un género meramente instrumental, ¿cómo entran las voces y cuál es el discurso propone Burning Caravan en cuanto al concepto de las letra de las canciones?

Javier: A mi me parece que es una cuestión muy latinoamericana, es donde esa parte europea se junta, aunque obviamente ellos hacían muchas canciones, pero digamos que Francisco, que es el vocalista, tiene un enfoque muy latinoamericano en ese sentido. Él ha sido poeta toda la vida, incluso utiliza letras que hizo cuando tenía 15 años, entonces en cuanto al concepto de las letras se trata de una especie de resumen de vivencias que se lograron transmitir por medio de la Burning Caravan, es su método de somatizar y hacer catarsis de toda tristeza y esa nostalgia de estar lejos de casa, de no haber podido ir a Chile, que es su país de origen, en ocho años. Entonces la banda con todo su performance logra transmitir todo ese sentimiento uniendo la música con la letra.

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¿Creen que el atractivo para que la Burning haya logrado cierta resonancia en la gente también tiene que ver con las letras?

Tomás: Sin duda. Nosotros hemos aprendido que las canciones memorables siempre traen un mensaje y por eso que ni el jazz, ni la música sinfónica son músicas escuchadas masivamente, porque realmente creo que esa imagen del cantautor o del cantor o del juglar que es una imagen muchísimo más antigua, te trae un mensaje, tiene una noticia, te trae un consejo, un concepto, lo que sea.

Javier: Y las letras transmiten los sentimientos con la gente, entiendes cuando una a una persona le llegó una canciòn en el momento justo de la vida, nos lo han dicho. Y entonces la tocas y la gente llora, y ya hay una cuestión de sentimientos y cuando la música ya pasa del gusto al sentimiento y te llega al corazón, ya está, se logró.

Esto es algo que se siente mucho en este segundo disco y es que la narrativa en la narrativa hay una sincronía de lo melódico con lo lírico y siempre evoca a un viaje…

Javier: Eso se da también porque este es un disco que tiene un concepto mucho más cerrado que el anterior. Es un disco que va de principio a fin, que te hace viajar, entonces hasta el orden de las canciones tiene que ver con la letra, con la narrativa y la intención de la música. A diferencia de En el Espacio, que fue el primer disco, este es mucho más maduro en ese sentido, ese fue un resumen de todo lo que habíamos vivido antes, este segundo fue pensado con una línea narrativa marcada.

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Tomás: Yo siento que nosotros también lo vemos cuando hacemos un concierto. Siempre pensamos un set list que lleve una motivación emocional en el espectador, fue algo que aplicamos mucho a este segundo disco, como que trasladamos toda esa emoción y esa energía del escenario y lo llevamos al estudio en un disco que tiene un principio y un fin, que en 40 minutos te pone a mirar y a recorrer un montón de paisajes.

Sienten que la intención también se altera si uno quisiera cambiar el orden del disco, contaría una historia diferente?

Tomás: Yo creo que es como Rayuela de Cortázar, que uno lo puede empezar a leer en cualquier orden. En nuestro caso

Javier: Yo creo que sí, porque si tu pones de primero una cumbia como “Martinez”, ya pones a la gente en otro mood.

¿En qué momento nacen las canciones que hacen parte de este álbum?

Javier: Pues cada canción nace diferente y no necesariamente es cómo te estás sintiendo en ese momento en específico. Este disco fue raro porque nosotros tampoco quisimos sentarnos y hacer un segundo disco, sino que las canciones fueron surgiendo, y cuando nos despertamos un día teníamos el disco completo. No fue intencional y el nacimiento de cada canción es distinto, por eso cada canción tiene una personalidad diferente, esa sería una buena manera de describir este disco.

En este disco vuelven a trabajar con Mario Breuer quien estuvo detrás del primer disco y es parte de la fórmula de la Burning, ¿cómo llegaron a él en un principio?

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Javier: Nosotros lo conocimos por medio de un amigo que se hablaba con él. El día que hablamos nosotros ya teníamos grabado el disco En El Espacio y no sabíamos quién lo iba a mezclar, entonces nuestro amigo nos dijo que si sabíamos quién era Mario Breuer y nosotros no teníamos ni idea, resulta que él había trabajado con Charly, con Soda, con un montón de gente, y él nos dijo que si nos gustaría que Mario lo mezclara. Obviamente nosotros sabíamos que no iba a pasar porque es un man muy grande y el tema del dinero siempre es una cuestión difícil cuando uno es independiente. El caso es que nuestro amigo le escribió por skype, estabamos con Francisco y hablamos con él, de una hubo una empatía una chimba. Es un tipo genial, es tranquilo, relajado, muy inteligente, muy capaz y sobre todo muy sensible. Tiene una capacidad de percepción muy alta.

Después nos dio su tarifa, nos pidió una canción para ver cómo estaba la sesión, yo le envié “Jardín secreto” y al día siguiente me escribió por Skype, me dijo que tenía mucho trabajo represado pero que ya tenía una mezcla. El man se enganchó de una con el proyecto, llegamos a un acuerdo y viajamos Tomás, Olivier y yo a Argentina, conocimos el estudio MCL Records que es donde él trabaja y el lugar en el que ensaya Charly y donde Spinetta tuvo un cuarto durante diez años, entonces es un lugar con una energía muy fuerte.

Para este segundo disco le invertimos un montón, pagamos invitados y no sabíamos si íbamos a poder trabajar de nuevo con Mario, pero en una foto que pusimos que estábamos grabando él mismo comentó "ni se les ocurra dejarme por fuera", ahí mismo hablamos, él nos dio sus tiempos, coincidíamos y viajé yo solo con las necesidades de cada uno. Es muy chévere trabajar con él por segunda vez, porque ya te conoce, no tienes que gastar tiempo en crear vínculos sino que ya está hecho el canal, fue solo ir y gozarse. Hicimos una canción por día hasta que salió.

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¿Cuál fue la percepción de Mario sobre este segundo disco?

Javier: Le pareció muy épico, esa fue la palabra que usó. Le encantaron las composiciones porque sentía que eran más estructuradas, más maduras, pero le encantó. Creo que de la que más le gustaron fueron "Deseos de más",por ese aire argentino; "Martinez" le pareció una locura por las percusiones y la única por la que hubo duda fue "Volver", que era un tango y pues obviamente es algo muy de allá, pero igual le gustó, propuso varias ideas del inicio y hacerle como un desarrollo a nivel sonoro bien chévere, además que es una canción que grabamos en bloque.

Tanto con Mario como con Árbol no fue tanto repetir la fórmula, sino evolucionar y coger esos mismos elementos que ya funcionaron una vez y yo creo que un tercer disco lo haríamos con Mario de nuevo, porque es buenísimo sentir esa evolución.

El lanzamiento de Las Historias de los Hombres es muy reciente y lo que se viene próximamente es un festival que funciona como una ventana muy grande de visualización, ¿van a aprovechar para presentar en Rock al Parque solamente este disco o van a echar mano de todo lo que han hecho?

Javier: Tenemos 45 minutos para tocar, vamos a mostrar un buen repertorio, un buen mix para hacer un buen show. También queremos hacer un show muy concreto y muy directo.

Tomás: Vamos a tratar de comprimir todos esos tres años de experiencia en esos 45 minutos.

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¿Por qué la gente tiene que ir a ver a la Burning en Rock al Parque? Tomás: Porque hacemos bien nuestro trabajo, porque somos juiciosos, porque creemos en la independencia, la respetamos, respetamos el gremio, respetamos a los músicos y estamos acá porque hemos trabajado duro y lo merecemos. Trabajamos de manera muy sincera y lo que la gente puede ir a ver es que nos matamos en ese escenario y estamos para darle la vida a la música. La gente lo que tiene que ir a ver es ese esfuerzo, ese trabajo, y esa familia que se quiere y que quiere recorrer el mundo compartiendo la música y haciendo lo que sabe hacer.

¿Qué sigue después de Rock al Parque?

Javier: Teníamos una gira por Europa, de hecho nos íbamos el 5 de julio para Francia, España y una cosa en Suiza y nos tocó cancelarla por tomar un decisión aterrizada, porque con este disco se nos fue una inversión grande y haber hecho esta gira en Europa era un riesgo muy grande de nosotros llegar aún más endeudados, entonces obviamente queremos ir, ya estuvimos allá y tenemos los contactos, pero esta vez nos tocó poner los pies en la tierra y tomar una decisión, estar bien física y mentalmente. Entonces la idea es primero hacer una gira por Colombia porque ya hay mucha gente con muchas ganas de vernos aquí y me parece que al disco hay que darle más tiempo para que se goce. Lo que viene es promocionarlo como se pueda, estamos muy felices con el resultado y sabemos que todo va a salir bien si hacemos las cosas como las hemos venido haciendo.

También México es un país que sabemos que nos está esperando y hay planes de ir en octubre para allá entonces pues también estamos esperando eso.

¿Cómo han pensado ese set list ideal para Rock al Parque?

Tomás: Quisiéramos dos horas en Rock al Parque jaja.

Javier: Empezaremos presentando lo que es la banda, van a ir muchas personas que suponemos va a ser la primera vez que nos van a escuchar, entonces tenemos que ser conscientes de eso y en el marco de Rock al Parque queremos hacer un set list que resuma toda la historia de la Burning Caravan, que sea poderoso pero que también tenga momentos de escucha. Ya tenemos el set list en la cabeza y tenemos a nuestra disposición muchas luces y un sistema de video gigante entonces hay que aprovecharlo.

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Burning Caravan se presentará el próximo lunes 4 de julio en el Escenario Plaza a las 6:30 p.m. Síganlos por acá y cáiganles a Rock al Parque