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Música

Así es como nos gusta: Joe Bataan y Kombilesa Mi la rompieron el viernes en el Festival Centro

Frenesí, hip hop, boogaloo y magia afrolatina. Así fue la cuarta jornada del Festival Centro.

Todas las fotos por: Omar Andrés Rueda /Fundación Gilberto Alzáte. La esencia afrolatina se tomó la FUGA ayer por la noche en la cuarta jornada del Festival Centro. Desde Palenque, una de las zonas más urgidas de atención en el territorio nacional, apareció sobre el escenario una pandilla de jóvenes, algunos muy muy jóvenes, cubiertos con la bandera de Palenque: verde, azul y negro; naturaleza, agua, raza. Así salieron para evidenciar la diversidad cultural colombiana y la riqueza del patrimonio inmaterial de Palenque. Música palenquera, instrumentos afrocolombianos: marímbula, tambora, llamador, tambor y maracas, construían las bases rítmicas que, a punta de mapalé y champeta, acompañaban las líricas beligerantes de Andris Padilla, Keila Regina y Alí Fernando. Desde Palenque, Kombilesa Mi le responde a la esencia más africana del hip hop, con mensajes cimbreantes sobre la vida cotidiana palenquera. Kombilesa Mi es una agrupación de celebración y denuncia: violencia intrafamiliar, saqueo ambiental y discriminación racial son sólo algunos de los tópicos que esta banda palenquera resalta en sus canciones, pero desde un formato que exalta con singular devoción sus raíces. Kombilesa Mi, es uno de tantos grupos en Colombia a los que urge sacar de la imprecisa categoría de World Music e incorporarlos como parte de un discurso edificante, como una respuesta honesta y original provenientes de las zonas rurales hacia los centros urbanos. Tal vez habrá que esperar un par de años a que Kombilesa Mi madure en su formato. Mientras tanto, su presentación en el Festival Centro dejó a su público con una muy firme promesa de haber sido testigos de un hallazgo valioso, desde la Colombia profunda.

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La jornada en la Fundación Gilberto Alzáte fue coronada por el rey del Harlem, Joe Bataan, quien se había presentado hace unos meses en Bogotá. La noche de ayer, este monstruo neoyorkino regresó para dar un segundo round, acompañado de Los Teusaquillo Boys, banda comandada por Pedro Ojeda que sirvió de soporte para esta leyenda del boogaloo. El público capitalino respondió con una detonación frenética de alegría y baile, en una celebración a la música, impecable y llena de veneno, con la que Joe Bataan y su banda levantaron la bandera del latin soul. Éxitos como “Mujer mía”, “Mestizo”, “They Prayer” y, por supuesto, “El avión” fueron vehículo para que la magia del soul latino, encarnada en la figura de este carismático afroamericano descendiente de filipinos, surtiera efecto y arrebatara las más sinceras sonrisas, aplausos y palmadas rítmicas que acompañan el sugerente y sensual ritmo del boogaloo.

Sobre el escenario, su elegante esposa hacía los coros mientras la comba de músicos locales, pagaban a su vez un sensible tributo a esta figura tan influyente. Músicos y asistentes se conectaron para completar así, una de las presentaciones más emotivas y energéticas que nos ha tocado atestiguar en los últimos meses. ¡I like it like that!